Cuando no era considerado como un delito el delinquir por necesidad

Cualquier sistema jurídico y de derecho se sostiene en base
a unas leyes y reglas que todos los ciudadanos (de un país, comunidad, región…)
deben cumplir por igual y sin que haya ninguna desigualdad entre estos a la
hora de aplicarse.

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Pero hay ocasiones en las que una ley, a la hora de
aplicarla, puede dar una pena o sanción muy diferente para un mismo delito o
falta cometido por dos personas distintas, dependiendo de la interpretación de
dicha ley que le dé un determinado juez.

También ocurre que hay veces en las que recibe un castigo
mucho mayor alguien que ha realizado una falta menos grave (por ejemplo robar
unas manzanas) que otra persona que ha cometido algo mayor (por ejemplo hacer
un desfalco de varios millones).

Todo depende de cómo se interprete cada ley y se aplique con
mayor o menor rigurosidad.

Buceando en el pasado, existía en tiempos de la Antigua Roma un principio jurídico, conocido como ‘Necéssitas caret lege’ y cuya traducción literal vendría a decir
que ‘la necesidad carece de leyes’. Ésta
se utilizaba para indicar que, ante una necesidad, problema y/o contratiempo, había
ciertos actos y conductas que no podían ser consideradas como delito.

Los legisladores de la época eran conscientes que en un
momento dado una persona, que estuviese pasando una mala época (ya fuese económica
o personal) podría llegar a hacer algo fuera de lo establecido en la conducta
social correcta (como coger una pieza de fruta porque no tenía nada para comer).

Por tal motivo, cuando alguien era apresado cometiendo una
de esas faltas, el tribunal que debía juzgarlo, tomaba en cuenta todos los
aspectos sociales, personales, económicos y familiares del acusado, con el fin de
no imponerle una pena o sanción demasiado dura e incluso para que pudiese salir
libre de culpa alguna.

Pero, tal y como dice el sabio refranero, ‘Hecha la ley, hecha la trampa’

Muchos fueron los casos en los que delincuentes habituales,
tras cometer algún delito, si eran apresados (al ser pillarlos ‘in fraganti’) o
eran acusados de ello, se acogían de inmediato al mencionado principio jurídico
‘Necéssitas caret lege’, aludiendo que lo habían hecho llevados por la
necesidad y/o desesperación.

El abuso que se hizo de ello es lo que provocó que, con el
tiempo, esa fórmula legal acabara desapareciendo o dejando de aplicarse.

Curiosamente, este principio jurídico latino dio origen a
varias expresiones que, hasta hace poco tiempo eran de uso común. Como una
traducción al español que se realizó, basándose en su sonoridad y que nada
tenía que ver con el original, pero que igualmente se popularizo: ‘La necesidad tiene cara de hereje’.

Con esta locución venía a decirse que todo aquel que tenía algún
tipo de necesidad (sobre todo económica) solía estar asociado con la
delincuencia, la mala vida e incluso la vida disoluta; de ahí utilizar el
término ‘hereje’, con el que eran
conocidos todas aquellas personas indisciplinadas que disienten o se apartan
del dogma establecido (especialmente religioso).

Y es que hubo un tiempo en el que ser acusado de herejía
podía llegar a costar la vida a alguien.

Volviendo a los delitos y aquellas causas que pueden probarse
como atenuante podemos encontrarnos con el curioso ‘Efecto Foehn’, el cual consiste en cierto tipo de viento del oeste
que, tras atravesar una cordillera montañosa, se convierte en seco y altamente
molesto.

Este, además de causar serios desperfectos materiales puede afectar
directamente en la salud física y mental de algunas personas que residen en una
región concreta (sobre todo neurosis, cuadros de ansiedad y/o depresión).
Por tal motivo, hay países (como por ejemplo varias zonas de Suiza) donde se ha
llegado a legislar para que, en caso de cometerse un delito bajo los efectos de este
fenómeno meteorológico (evidentemente estando la persona
diagnosticada previamente por un especialista) ser indulgentes a la hora de ser
juzgada.

Fuente de la imagen: Wikimedia
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