Cuando los países de la Berbería se llenaron de esclavos blancos

Los libros de Historia, novelas, películas y series de
televisión nos han explicado cómo fue la tragedia que representó, para millones
de personas de piel negra, la infamia de la esclavitud. Seres humanos que eran secuestrados de sus países de
origen (en el continente africano) y vendidos
como esclavos
en Europa y, sobre todo, en América.

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También es sobradamente conocido el hecho de la gran
cantidad de esclavos que hubo durante los siglos del Imperio Romano, pero quizá es menos conocida cómo los berberiscos (habitantes del norte de
África que hoy en día conformaría los países del Magreb), bajo el mando del Imperio Otomano (los turcos se
convirtieron en una de las mayores potencias mundiales) controlaron durante un buen puñado de siglos el negocio de la esclavitud
en el Mediterráneo
.

Entre los siglos XV y XIX se llevó a cabo dicha prácticas y
millones fueron las personas de piel blanca que fueron apresadas por piratas
berberiscos para posteriormente comerciar en los mercados de esclavos.

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Sin lugar a dudas el personaje histórico más célebre a quien
le tocó vivir en cautiverio durante cinco años, tras ser apresado en las costas
mediterráneas frente a Palamós (Costa Brava actual) fue Miguel de Cervantes, el más insigne de los escritores en lengua
castellana, quien pasó un lustro de su vida (entre 1575 y 1580) como esclavo en
Argel. Fue liberado gracias a la intermediación de los miembros de la orden
religiosa de los trinitarios y el pago de un rescate.

Pero el de Cervantes es tan solo un grano de arena en una
montaña. Es incalculable el número de esclavos con los que mercadearon los
berberiscos (aunque se sabe que fueron varios millones).

Las poblaciones de las costas mediterráneas sufrían
continuos ataques de piratas provenientes de la Berbería, saqueando esas localidades y raptando a hombres y mujeres
para después venderlos como esclavos, a ellos como mano de obra en las construcciones
que el Imperio Otomano levantó en la gran cantidad de países que conquistó y
ellas como servicio doméstico e incluso como ‘esclavas sexuales’.

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Los historiadores coincides en señalar que fueron estos ataques
los que propiciaron la construcción de numerosas atalayas a lo largo de toda la
costa, donde se colocaba un centinela para vigilar la presencia de los piratas
berberiscos y avisar de la llegada de estos al grito de ‘¡Hay moros en la costa!’.

Fuente de la imágenes: Wikimedia
commons

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