El 28 de agosto de 1833 se aprobaba en el Reino Unido una ley
por la cual se prohibía la posesión de
esclavos. Esta medida había sido promovida, desde 26 años antes, por el
insigne político inglés William
Wilberforce, quien no pudo celebrar el triunfo de su lucha porque había
fallecido hacía justo un mes.
Wilberforce fue el impulsor de la ‘Society for the Abolition of the Slave Trade’ (Sociedad para la Abolición de la Trata de
Esclavos) desde la que luchó incansablemente, a pesar de su delicada salud, en
conseguir que el Parlamento Británico impulsara y aprobara una Ley para la abolición de la trata de
esclavos que llevaba a cabo el imperio desde hacía dos siglos y sobre todo
desde que a partir de 1713, tras el acuerdo firmado con España, el rey Felipe V
les cedía el ‘Asiento de Negros’ y,
por tanto, el monopolio exclusivo del floreciente
negocio del tráfico y venta de esclavos africanos.
En 1807 se daba un
primer paso aprobándose una ley con la que quedaba explícitamente prohibida la
compra y venta de esclavos en todo el Imperio Británico. Pero era una ley
tramposa, debido a que esta no ilegalizaba la esclavitud sino su comercio y
quien tenía en posesión esclavos (la mayoría de terratenientes y aristócratas)
podían seguir explotándolos (incluso a sus descendientes).
No fue hasta 26 años
después, el mencionado año 1833 (y tras un infatigable trabajo y lucha de William
Wilberforce) cuando finalmente se prohibía la posesión de esclavos, debiendo dejarlos
libres a partir de aquel momento.
Pero uno de los detalles más importantes de aquel asunto ha
quedado semioculto a lo largo de los casi dos siglos que han pasado desde
entonces y fue el tema de las indemnizaciones a las que tuvo que hacer frente
el gobierno británico.
En aquellos momentos las arcas de Gran Bretaña no estaban en
su mejor momento, debido a las continuas guerras en las que había participado
esta nación en el último medio siglo (entre ellas las Napoleónicas, la de los
Siete Años o la de Independencia de Norteamérica), por lo que se tuvo que pedir
un importante préstamo a los banqueros Nathan
Mayer Rothschild (en aquel momento el ‘hombre más rico del planeta’) y Moses Montefiore, quienes prestaron 15
millones de libras esterlinas para el pago de indemnizaciones y que se sumarían
a los 5 millones de libras que podía aportar el Estado británico.
Para hacerse una idea de la enorme cantidad de dinero que
suponía, esos 20 millones de libras eran el
equivalente al 40 % de los ingresos anuales del gobierno inglés en aquella
época y trasladado a nuestros días, corresponderían
a 300 mil millones de libras (más que todo el presupuesto anual de varios
países juntos).
Fue una deuda que se ha estado pagando a lo largo de todo
este tiempo y que no fue saldada
totalmente hasta el año 2015, por lo que casi diez generaciones de
británicos han estado costeando, a través de sus impuestos, aquella deuda (y
sus respectivos intereses) adquirida en 1833.
Pero, sorprendentemente, los beneficiarios de aquellos 20
millones de libras no fueron los esclavos sino que el gobierno británico destinó todo ese dinero a indemnizar a los
aristócratas y terratenientes que vieron como a partir de la ley de 1833 ya
no podrían poseerlos y que de ese modo serían compensados económicamente.
Estos datos se dieron a conocer en 2018, cuando el 9 de
febrero se publicó desde la cuenta en Twitter del Ministerio de economía y finanzas británico @HMTreasury un tuit con el siguiente
texto (evidentemente en inglés):
“Aquí está
el sorprendente #FridayFact de hoy.Millones de
ustedes han ayudado a poner fin a la trata de esclavos a través de sus impuestos.¿Sabías?
En 1833,
Gran Bretaña usó 20 millones de libras, el 40% de su presupuesto nacional, para
comprar la libertad de todos los esclavos en el Imperio. La cantidad de dinero
prestado para la Ley de Abolición de la Esclavitud fue tan grande que no se
pagó hasta 2015. Lo que significa que los ciudadanos británicos vivos ayudaron
a pagar para poner fin al tráfico de esclavos»
Este tuit provocó una importante polémica en las redes
sociales y pocas horas después fue borrado, aunque miles de capturas del mismo
se han mantenido y vuelto a publicar por otros usuarios.
Uno de los puntos más polémicos de todo este asunto es que ni
una sola libra esterlina de aquella astronómica cifra fuese a parar a los
esclavos, quienes fueron los verdaderos afectados y que, además, varias
generaciones de descendientes de aquellos esclavos han estado ayudando a pagar
con sus impuestos las millonarias (y vergonzosas) indemnizaciones que
recibieron los esclavistas.
Este ha sido un asunto ampliamente debatido en los últimos
días a raíz de las protestas del movimiento ‘Black Lives Matter’ en defensa de las personas negras y que ha
provocado numerosas manifestaciones frente a estatuas de algunos conocidos
personajes de la historia del Reino Unidos (el
político y esclavista Edward Colston o la del Primer Ministro Winston Churchill).
Fuentes de consulta e imágenes: theguardian
/ iwnsvg
/ atlantablackstar
/ marjoriemorgan
/ independent
/ edinburghnews
/ historyextra
/ pxfuel
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