William Wilberforce, el abolicionista inglés que consiguió acabar con la esclavitud en el Reino Unido

El 23 de febrero de 1807 el Parlamento Británico aprobaba una controvertida y muy discutida ley
por la cual quedaba explícitamente prohibida
la compra y venta de esclavos en todo el Imperio Británico
.

William Wilberforce,
el político que encabezó la campaña
abolicionista en Inglaterra
, estuvo al frente de la Sociedad para la Abolición de la Trata de Esclavos (Society for the
Abolition of the Slave Trade) a lo largo de las dos décadas que duró su lucha
para conseguirlo y a pesar de su precaria salud no cejó en el empeñó hasta que
consiguió ver aprobada la tan ansiada ley.

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Pero era una ley algo engañosa, ya que la misma prohibía la
compra-venta pero no el hecho de tenerlos. Así pues, todos aquellos
terratenientes, aristócratas y personas de alto poder adquisitivo que poseían
la propiedad algún esclavo siguieron contando con los servicios de éstos y de
sus descendientes, ya que la legislación no se lo impedía.

No fue hasta 28 de agosto de 1833 (26 años más tarde) cuando
se aprobaría una nueva ley por la cual se prohibía la posesión de esclavos
(exceptuando en algunas colonias).

Una ley que fue muy celebrada por un gran número de
abolicionistas, pero cuya aprobación no pudo verla en vida William Wilberforce,
quien había fallecido un mes antes.

La Ley de la Abolición
de la Esclavitud de 1933
entró en vigor a partir del 1 de agosto del año
siguiente y desde el gobierno se contempló el compensar económicamente a los
propietarios de esclavos que se vieran perjudicados por la ley y tuvieran que
dejarlos libres. Para ello se aprobó una ayuda compensatoria por un total de 20
millones de libras esterlinas, que si tenemos que tener en cuenta el tiempo
transcurrido desde entonces, actualmente estaríamos hablando de una cantidad
que rondarían los dos mil quinientos millones de euros.

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Pero William Wilberforce no siempre fue un abolicionista
convencido. Nació en 1759 dentro de una rica familia de comerciantes y su hogar
(como en todos los de su estatus en aquella época) el servicio estaba compuesto
por esclavos.

Había empezado la carrera política con 21 años junto a su
gran amigo y compañero en la Universidad de Cambridge William Pitt (quien fue nombrado Primer Ministro en 1783 con tan
solo 24 años de edad, convirtiéndose en la persona más joven que lo ha
ostentado en la Historia).

Su conversión al evangelismo ayudó en gran medida a
comprender las razones de un grupo abolicionistas que se acercaron a él para
que les ayudara en su causa. Era 1787 y por aquel entonces William ya era un
reputado miembro del Parlamento Británico.

Conocidas eran sus posturas radicales en contra del maltrato
animal o en repulsa hacia el alcoholismo. El abolicionismo fue otra de las
causas a las que decidió acogerse y lo hizo con total entrega.

La clave para que decidiera apoyar la causa para acabar con
el comercio de esclavos fue el conocer las duras condiciones en las que
viajaban hacinados en los barcos los africanos. Ese fue el argumento que lo
convenció y que él mismo utilizó para captar a nuevos partidarios de la
abolición.

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A pesar de contar con la inestimable amistad del Primer
Ministro, Wilberforce se prometió no utilizar la posible influencia que pudiera
tener sobre él, con el fin de no perjudicar la brillante carrera política de
Pitt y aunque en multitud de ocasiones le hubiera ido genial que le echara una
mano no le pidió favores personales (en lo que respecta a la abolición) ni para
que influyera ante destacados miembros que se oponían a la ley.

El conseguir convencer a la clase política y a la población
británica de la conveniencia de acabar con el despreciable negocio de la venta
de esclavos y la posterior emancipación de éstos fue un trabajo largo y costoso
que a William Wilberforce le costó su propia salud, la cual iba deteriorándose
tal y como transcurría el tiempo. Muchas fueron las asambleas, reuniones y sesiones
en el Parlamento Británico que tuvo que perderse por encontrarse en cama o
recuperándose de alguna de sus dolencias.

Pero una de las cosas que influyó negativamente en el estado
de salud y, sobre todo, en su ánimo fue el repentino fallecimiento, en 1806, de
su querido amigo William Pitt a la edad 46 años y tras haber pasado 18 como
Primer Ministro.

A partir de entonces la delicada salud de Wilberforce fue
deteriorándose gradualmente y aunque durante los siguientes años siguió activo
fue poco a poco dejando de lado algunas obligaciones hasta que a mediados de la
década de 1820 tuvo que retirarse por completo de la vida política y social.

A pesar de ya no poder acudir al parlamento, muchas fueron
las ocasiones en las que se le citó y tuvo en cuenta a la hora de aprobar
alguna ley y sobre todo cuando el 28 de agosto de 1833, un mes después de su
fallecimiento (a los 73 años de edad) se aprobó la definitiva ley que ponía fin
a la esclavitud en el Reino Unido.

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