Cuando llega la noche del 31 de octubre, Víspera de todos los Santos, la
sociedad se divide en dos grupos: quienes se aferran a la tradición de
celebrarlo alrededor de un buen puñado de castañas
asadas, boniatos y dulces típicos como los ‘panellets’, ‘huesos de santo’ o
‘buñuelos de viento’ o ‘rosquillas de anís’ (por nombrar solo cuatro de la
extensa variedad), todo ello regado con
unas copas de moscatel; y por otra parte quienes se adaptan a los nuevos
tiempos y celebrando esta peculiar víspera de difuntos asistiendo disfrazados a
alguna fiesta de Halloween y donde
los dulces suelen ser caramelos y chucherías utilizadas en el juego del ‘Truco o Trato’.
[Relacionado: ¿Cuál es el origen del famoso ‘truco o trato’ de
Halloween?]
Pero a pesar de lo muy diferentes que son las dos
celebraciones ambas tienen un mismo origen y provienen (tras las
correspondientes evoluciones a través de los tiempos) de una antiquísima y
tradicional fiesta que ya se celebraba en tiempos de los celtas conocida como Samhain (también escrito en algunos
lugares como ‘Samhuinn’ o ‘Samain’) y cuyo significado significaba
‘fin del verano’.
Y es que los celtas eligieron esta época para celebrar por
todo lo alto el final de la época de cosechas y la llegada de la época más
oscura del año y el frio, aprovechando para rendir un homenaje a sus fallecidos
antes de iniciar el Año Nuevo Celta, debido a la creencia de que éstos volvían
del inframundo para mezclarse durante unos días con los vivos y cuya intención
era llevarse algunas almas.
La solución que se les ocurrió a los antiguos druidas celtas para
engañar a los muertos y no ser llevados al inframundo era disfrazándose de
espíritus y dedicándoles unas ofrendas. Esta tradición se extendió
por gran parte de Centroeuropa, las islas Británicas (en especial Gales e
Irlanda) y llegó hasta una buena parte del norte de la Península Ibérica (lo
que hoy conocemos como Galicia y Asturias para posteriormente
extenderse por otras regiones con la expansión de los pueblos Celtíberos).
[Relacionado: Trágicos y verdaderos accidentes ocurridos en
Halloween]
Pero la expansión del cristianismo a partir del siglo IV hizo
que muchas tradiciones ancestrales comenzaran a ser modificadas a la nueva
religión dominante. Los cristianos en un principio celebraban la festividad del
Día de Todos los Santos en el 13 de mayo y con ella conmemoraban a todos
aquellos mártires perseguidos durante los siglos anteriores.
Fue a partir del siglo VIII cuando la festividad fue
trasladada al 1 de noviembre por orden del papa Gregorio III con
intención de sustituir a la fiesta pagana del ‘Samhain’, y aunque en algunos lugares sí
que se sustituyó totalmente, muchos fueron donde se realizó una mezcolanza de
ambas celebraciones.
A partir de convertirse la fiesta pagana de Samhain en una
celebración con connotaciones religiosas fue cuando en las regiones de habla
anglosajona de Europa se le comenzó a llamar ‘All Hallows’ Eve’ (traducción al inglés de Víspera de Todos los
Santos) y con los años se produjo la contracción en ‘Halloween’.
Fue la masiva inmigración de irlandeses hacia Estados Unidos
de mediados del siglo XIX lo que llevó la fiesta hasta el continente americano,
donde se fue modificando y añadiendo nuevos elementos (por ejemplo, cambiar el ‘nabo’, que
era lo que se utilizaba para vaciar e iluminar como una linterna, por la
actualmente famosa calabaza, debido a que por aquel
entonces en EEUU no había plantación de nabos).
[Relacionado: ¿Por qué las calabazas son el símbolo de
Halloween?]
Así fue cómo la antigua fiesta pagana y de origen celta del
Samhain se ha ido modificando a través de los siglos y tomando diferentes
ramificaciones acabando en la religiosa Víspera de Todos los Santos o el
profano Halloween.
Fuente de la imagen: publicdomainpictures
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Halloween]