Rhyolite, de la fiebre del oro a ciudad fantasma

Muchas fueron las poblaciones que prosperaron en Norteamérica gracias a la fiebre del oro que se originó entre mediados del siglo XIX y la primera década de 1900.

Miles de personas, con el objetivo de hacer fortuna, viajaban por todo el país en busca del lugar que les proporcionaría el suficiente oro para vivir una acomodada vida, de ahí que todas esas ciudades que se fueron creando alrededor de las prolíficas minas se poblasen rápidamente.

Pero como dice la famosa expresión: ‘No es oro todo lo que reluce’ y muchas fueron las poblaciones que, tras un corto periodo de expansión y población masiva, poco a poco fueron despoblándose cuando los recursos se acabaron, dejando una multitud de ‘ciudades fantasmas’ a lo largo de todo el territorio norteamericano.

Este es el caso de Rhyolite, una ciudad que se creó de la nada en pleno desierto en el Estado de Nevada en 1904 y que vivió poco más de tres años de esplendor, hasta que el pánico financiero de 1907, que se apoderó de todo el país, acabó con las ilusiones de todo aquel que había invertido en las minas de oro y vivía en una población que había crecido de la nada y llevaba camino de ser una de las más importantes del lado oeste del país.

Todo surgió cuando en agosto de 1904 dos buscadores de fortuna llamados Ed Cross y Frank «Shorty» Harris dieron con un lugar en medio de la nada en el que proliferaban los trozos de oro incrustados en las piedras. Tal y como se realizaba por aquel entonces, se autoadjudicaron la propiedad de aquellos terrenos, registrándolos a nombre de ambos y al que llamaron Rhyolite, nombre en inglés de la riolita, piedra en la que encontraron incrustado el oro.

Bastaron dos semanas para que en la zona se establecieran más de un millar de buscadores de oro y hombres de negocio ávidos de enriquecerse rápidamente, que comenzaron a invertir en aquellos prometedores terrenos del preciado metal dorado.

La escasez de agua obligaba a tener que traerla en barriles, cobrándose mucho más cara que el whisky o la cerveza, lo que provocó un consumo masivo de bebidas alcohólicas.

Otro de los materiales escasos en la zona era la madera con la que realizar la construcción de los edificios, por lo que, de manera atípica, muchas de ellas se construyeron de hormigón y cemento. Esto hizo que cada una de estas edificaciones costase auténticas fortunas, pero la bonanza de los negocios en la ciudad hacía propicio el veloz crecimiento tanto en población como en construcción.

Líneas de ferrocarril, escuelas con capacidad diez veces superior al de los estudiantes que debían acudir, iglesias, salones y hoteles y un sinfín de viviendas que acogieron a los doce mil nuevos residentes que habían llegado hasta allí en tan solo dos años. Contaba con hospitales, teatros, opera, un edificio que albergaba la bolsa de valores y estadios donde se practicaban deportes como el beisbol o el baloncesto.

Cabe destacar ‘Bottle house’ la única edificación que hoy en día aun sigue en pie en la abandonada Rhyolite y se trata de una casa que fue construida en 1905 por un minero llamado Tom T. Kelly y en la que utilizó alrededor de 50.000 botellas de whisky y cerveza.

El grave error fue la especulación permanente que se hizo respecto al oro extraído y al cálculo que se hacía de lo que podía dar de sí cada una de las minas que había en la zona, llegándose a asegurar que en algunas de ellas se podía alcanzar los diez mil dólares diarios en extracción.

Las fuertes y fallidas inversiones realizadas por algunos hombres de negocio hizo que todo se fuera al traste cuando el país se sumió en la primera crisis económica del siglo, haciendo caer en picado el precio del oro y de las acciones de todas aquellas empresas en las que se había invertido.

El declive de la ciudad comenzó a finales de 1907, a pesar del empeño de algunos cuantos inversores que trataban sacar a flote sus negocios. Pero la población fue descendiendo paulatinamente, quedando tan solo un millar de personas residiendo allí. Una década más tarde poco quedaba de Rhyolite, la ciudad que tenía que convertirse en la Chicago de Nevada, pero acabó abandonada.

En la actualidad forma parte de las rutas que confeccionan las agencias de viajes para aquellos amantes de las ciudades fantasmas, conocidas como ghosttowns.

Fuentes de consulta: ghosttowns / rhyolitesite