Encontrados bajo un aparcamiento unos restos que podrían pertenecer a Ricardo III

«¡Un caballo, un caballo, mi reino por un caballo!» es, posiblemente, una de las frases más famosas que se han pronunciado sobre un escenario de teatro. Su autor fue el incombustible William Shakespeare, quien supo ponerla magistralmente en boca de Ricardo III, el protagonista de una de sus obras más representadas, y que dedicó a uno de los reyes más infames que dio la historia de la monarquía en Inglaterra.

Este astuto y ambicioso rey ocupó el trono, tras el fallecimiento de su hermano Eduardo IV, y se interpuso en la línea sucesoria que pertenecía a sus jóvenes sobrinos, a quienes mandó encerrar en la Torre de Londres, tras lo cual no se volvió a saber de ellos. Persiste el mito de que los mandó asesinar y enterrar en el recinto, aunque los restos nunca han aparecido.

El reinado de Ricardo III fue breve y tan solo duró dos años, muriendo en 1485 en el fragor de la batalla de Bosworth Field, que enfrentaba a los York con los Lancaster.

Tras su muerte, mucho se ha especulado a lo largo de los cinco siglos que han trascurrido y poco se ha sabido de cuál era el lugar exacto en el que Enrique Tudor (de la Casa de Lancaster) mandó enterrar a su enemigo, apuntando la mayoría de las hipótesis a la iglesia de Greyfriars, en Leicester.

Y es en esta población donde un grupo de arqueólogos acaban de encontrar unos restos que podrían pertenecer a Ricardo III, en unas excavaciones que se estaban llevando en un aparcamiento subterráneo situado en el mismo lugar donde tiempo atrás se levantaba la iglesia de Greyfriars.

El hallazgo ha permitido encontrar una calavera en la que hay una hendidura (múltiples fuentes históricas confirman que Ricardo III había recibido un fuerte golpe en la cabeza) y una espina dorsal que presenta indicios de escoliosis (enfermedad que padecía el monarca y que le podría haber provocado la joroba descrita por Shakespeare en su obra).

Tan solo queda esperar los resultados de los análisis que compararan el ADN de los restos encontrados con el de un descendiente directo por parte de la hermana del rey (Michael Ibsen, que actualmente reside en Canadá).

Junto a los huesos encontrados había la punta metálica de una flecha, alojada en las vértebras de la parte superior del esqueleto, lo que daría aun más datos concretos del motivo real de la muerte del rey, ya que ésta ha sido motivo de especulación a lo largo de los últimos 500 años, no habiendo una tesis concreta que fuese apoyada mayoritariamente por los historiadores y de la que existe más ficción literaria que evidencias reales.

De confirmarse el hecho de que los restos encontrados en la excavación pertenecen Ricardo III, estos serían enterrados, con todos los honores de un monarca, en la Catedral de Leicester, a tan solo unos metros de distancia del lugar del hallazgo.

Vía Yahoo! News