Onna-bugeisha, el cuerpo de élite japonés formado por mujeres samuráis

Hemos leído y escuchado hasta la saciedad numerosísimas
historias protagonizadas por valientes guerreros samuráis que lucharon en el Japón
feudal
. Un cuerpo de élite que, con los años, se ha convertido en sinónimo
de valentía, entrenamiento y concentración, debido a la perfección a la hora de
batallar de éstos.

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Pero, como tantísimas veces, la Historia ha vuelto a ser
injusta con las mujeres, y en este caso centrándose más en el perfil más
complaciente y sumiso de las féminas niponas (como son las universalmente
conocidas como ‘geishas’) y no al papel fundamental que tuvieron un gran
número de japonesas en las guerra a lo largo de los siglos.

Muchas han sido las culturas de distintas partes del planeta
y de periodos de la historia en las que ha habido mujeres entrenadas para la
lucha, como pueden ser las ‘gladiatrix’
(mujeres gladiadoras en el circo romano) o un ‘ejército de amazonas africanas’ (en el Reino de Dahomey) que
fueron muy temidas.

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Y es que los guerreros
samuráis
no fueron solos a las batallas, tal y como nos han contado la
mayoría de libros de historia, las películas, novelas o series de televisión,
sino que a menudos estuvieron acompañados de sus esposas, hermanas o hijas que
también habían sido entrenadas como guerreras y que formaban parte de un
selecto y perfecto cuerpo de élite conocido como ‘Onna-bugeisha’.

Una de las condiciones para ser una guerrera Onna-bugeisha
era el formar parte de una samurái, por lo que cualquier mujer no podía serlo, por
muy buenas actitudes que tuviese en el manejo de las armas y en el conocimiento
de las artes marciales.

El arma más común utilizada por estas guerreras samurái era
la ‘naginata’, una especie de lanza
cuya punta era curva en lugar de acabar en una punta recta. También existe
constancia del uso de arcos y flechas

Pero resulta curioso que haya constancia de mujeres
guerreras en Japón algunos siglos antes de que existiese la figura del samurái (creado
alrededor del siglo X) y que tras la creación de ese cuerpo de guerreros se
vinculase a éstos el de las Onna-bugeisha.

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Las primeras constancias de guerreras samurái datan de
aproximadamente el siglo II de nuestra Era y
existen algunas crónicas que hablan de la emperatriz Jingū a la que se considera la primera Onna-bugeisha, quien
tras haber enviudado del emperador Chūai
lideró el ejército que invadió Corea con éxito.

Fue tal la fama de buenas guerreras que incluso durante el periodo Edo (que abarca del año 1603 al
1868) se crearon varias escuelas en el País del Sol Naciente dedicadas a la
formación y adiestramiento de mujeres para convertirlas en perfectas guerreras samuráis. La mayoría de esas
academias de formación militar fueron creadas por mujeres, quienes eran las
encargadas de impartir las clases de adiestramiento.

A pesar del importante peso en la historia militar de Japón
de las Onna-bugeisha, a partir de 1868, con el inicio de la Era Meiji, las guerreras samuráis quedaron
prácticamente en el olvido.

Fuente de las imágenes: Wikimedia
commons

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