Los escándalos sexuales que hicieron tambalear al gobierno del Partido Conservador británico

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Hoy en día no estamos acostumbrados a ver dimitir a un
responsable político por la mala gestión que ha realizado un subordinado suyo o
por algún tipo de escándalo en el que otros pueden estar implicados (aunque él
no haya tenido nada que ver).

Pero hubo otro tiempo en el que algunos políticos sí se responsabilizaban
de lo que habían hecho otros. Este es el caso de quien fue Primer Ministro del
Reino Unido, entre 1957 y 1963, Harold Macmillan,
uno de esos estadistas que habían dedicado cuatro décadas de su vida a la
política y que, hasta la fecha de su dimisión el 18 de octubre de 1963, su hoja
de servicio había sido impecable.

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Dos fueron los casos que provocaron que su intachable
carrera política se fuera al traste. Dos escándalos que saltaron a la opinión
pública y le salpicaron de lleno: por un lado la acusación de espionaje (en
plena Guerra Fría) que cayó sobre William Joseph Vasall,
un empleado público del Almirantazgo que trabajaba en la Embajada del Reino
Unido en Moscú y a quien había sometido a chantaje el gobierno soviético para
que les pasase información a cambio de no hacer públicas unas comprometedoras fotografías
en las que aparecía manteniendo relaciones homosexuales. Debemos tener en
cuenta que, a principios de la década de 1960, en Gran Bretaña la
homosexualidad era considerada como un delito y estaba penada con prisión, por
lo que Vasall había accedido a espiar a su país con tal de que no se aireasen
las fotos.

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Por otro lado, y lo que realmente fue el detonante para que Harold
Macmillan presentara su dimisión, fue el escándalo sexual protagonizado por uno
de sus hombres de mayor confianza, el Ministro de Defensa John Profumo, quien en 1961 había conocido y se había encaprichado
de una jovencísima bailarina de cabaret (posteriormente acusada de
prostitución) llamada Christine Keeler.

El ‘affaire Profumo’
(también conocido como ‘escándalo
Profumo’
) no solo destapó el caso en el que uno de los máximos
representantes del gobierno mantenía relaciones sexuales sin impunidad alguna
con una muchacha que acababa de cumplir la mayoría de edad, sino que evidenció
la fragilidad del sistema político, debido a que al mismo tiempo en el que
Chistine Keeler se veía con el ministro John Profumo también lo hacía con otros
hombres, entre ellos Yevgeny Ivanov,
agregado naval en la Embajada de la URSS en Londres y de quien el MI5 descubriese
que espiaba para su país.

El hecho de pensar que Ivanov, a través
de sus encuentros esporádicos con Chistine, hubiera podido conseguir algún tipo
de información que ésta le habría sacado al ministro británico hizo sonar todas
las alarmas.

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Cabe destacar que en aquellos años el espionaje y
contraespionaje por parte de los dos bloques enfrentados en la Guerra Fría estaba en su punto álgido
(pocos después se destaparía otro escándalo con un grupo de espías británicos
que trabajaban para la KGB y que fueron conocidos como ‘los cinco de Cambridge’).

Con el caso Profumo también se hicieron públicas las fiestas
(y orgias) que eran celebradas en la mansión de Lord
Astor
, un destacadísimo e importante miembro del Partido Conservador al
que se le acusó de mantener relaciones sexuales con Mandy
Rice-Davies
, de 17 años de edad, amiga de Chistine Keeler , además de
trabajar en el mismo cabaret como bailarina.

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En las ‘fiestas’ celebradas por Lord Astor solían acudir
famosos e influyentes personajes de la sociedad británica (allí fe donde Keeler
conoció tanto a Profumo como a Ivanov) y uno de ellos fue el médico osteópata Stephen Ward, asiduo tanto
a los más glamurosos actos de la sociedad aristocrática británica como a las
reuniones y orgias celebradas en los antros de los bajos fondos londinenses.

Stephen Ward fue el hombre clave en poner en contacto a Chistine
Keeler (con la que compartió piso y se le acusó de ejercer de proxeneta) con el
ministro y el agregado de la embajada rusa y a quien muchos dedos señalaron de
ser el cerebro de una trama de espionaje que beneficiaba a los intereses
soviéticos.

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El caso Profumo de se destapó en octubre de 1962 (por
aquella época el ministro y la joven Christine ya llevaban varios meses sin
verse).

A pesar de negar constantemente cualquier tipo de relación
(fuera de la amistad) incluso haciendo una declaración jurada en la propia
Cámara de los Comunes, finalmente se destapó el escándalo y se hizo mediático en
los primeros meses de 1963, cuando la prensa comenzó a publicar las notas y
cartas que Profumo había enviado a su amante y éste no tuvo más remedio que
dimitir como Ministro de Defensa el 5 de junio de aquel mismo año.

Tras hacerse público el trio amoroso que mantenía Christine
Keeler con Profumo e Ivanov todos los ojos críticos miraron hacia la  jefatura del gobierno y se le exigió
explicaciones al Primer Ministro Harold Macmillan, quien estaba atravesando un
delicado problema de salud (el 10 de octubre fue operado de un cáncer de
próstata) y aprovechando la enfermedad presento su dimisión el 18 de octubre.

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Cabe destacar que en medio del escándalo, Stephen Ward había
sido juzgado por inmoralidad (además de ser acusado de proxenetismo y
perversión de menores) y en el que durante el juicio fueron puestos al
descubierto muchos de sus ‘trapos sucios’ y sus amigos y
conocidos de la alta sociedad británica le giraron la espalda. Fue encontrado
culpable por el tribunal, pero la condena no pudo hacerse efectiva debido a que
Ward decidió suicidarse antes que pasar por la humillación de ir a prisión.

Fuentes de consulta e imágenes: Hemeroteca ABC / Hemeroteca La Vanguardia / curiosidadesdelahistoriablog
/ nytimes
/ bbc

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