En los últimos años hemos sido testigos sobre cómo un gran número
de actrices de todo el planeta (pero especialmente de la Meca del
Cine, Hollywood) han hecho públicas decenas de denuncias en las que ponían al descubierto los abusos a los que
habían sido sometidas por parte de compañeros de profesión, directores,
productores o altos ejecutivos de la industria del celuloide. Aunque en menor medida, entre los denunciantes también se encontraban algunos hombres.
Se destapaba así uno
de los mayores escándalos recientes (aunque algunos habían sido cometidos
hace ya algunas décadas) y daban detalles sobre cómo se habían realizado dichos abusos, señalando a nombres tan famosos como el del productor Harvey
Weinstein o el de los actores Kevin
Spacey y Bill Cosby (entre otros
muchos).
Esos abusos sexuales habían sido un secreto a voces dentro del
mundo del mundo del cine siendo muchas las personas que sabían lo que ocurría pero nadie
decía nada, sobre todo por miedo a perder sus empleos.
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Pero estos escándalos, de los que la prensa ahora no deja de
hablar, no es nada nuevo y vienen ocurriendo en la Meca del Cine prácticamente desde su creación, pudiéndonos
encontrar que, incluso, hubo una época en la que las grandes productoras disponían
de personal retribuido cuyo trabajo específico era el de dedicarse a tapar los
trapos sucios de las estrellas y que ningún escándalo llegase a oídos de la
prensa sensacionalista.
Dos de los ‘fixers’
(reparadores) más famosos de Hollywood fueron Eddie Mannix y Howard Strickling, ejecutivos de la Metro-Goldwyn-Mayer que a lo largo de
casi cuatro décadas (entre mediados de 1920 e inicios de 1960) se dedicaron a solucionar
todos los problemas que las estrellas a sueldo de la productora iban causando.
Embarazos no deseados, consumo de drogas y alcohol, infidelidades,
abusos sexuales, peleas en locales, fallecimientos sospechosos… todo lo
imaginable (y lo que no) era lo que Mannix
y Strickling se dedicaban a ‘reparar’.
Eddie Mannix, que
llegó a ocupar la vicepresidencia ejecutiva de MGM, provenía de un sórdido ambiente en el que, a menudo, se le
había relacionado con la mafia. Por su parte Howard Strickling era un experiodista que ocupó el cargo de jefe de
publicidad de la productora.
Ambos eran quienes recibían las llamadas de sus estrellas (o
personas cercanas) cuando se habían metido en algún problema (y tal y como se
ha sabido con el tiempo, los teléfonos sonaban continuamente).
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Las continuas borracheras de Spencer Tracy provocaron que fueran numerosas las veces que
tuviesen que ir a buscarlo a algún club o bar. También se encargaron de los
numerosos líos de faldas de Mickey
Rooney, quien parece ser que era un auténtico
obseso por el sexo y raro era el día en el que no intentaba llevarse a la cama a
alguna actriz de reparto o figurante (muchas de ellas jóvenes menores de edad)
intentando de que no llegase a la prensa y sobre todo a oídos de alguna de sus
esposas (se casó hasta en ocho ocasiones, la primera vez a los 22 años con Ava Gardner).
Los fixers que Mannix y Strickling también tuvieron que
intervenir cuando se enteraron de la relación
sexual ‘no consentida’ (violación) que cometió Clark Gable con su compañera de reparto Loretta Young, durante el
rodaje de la película ‘The Call of the
Wild’ en 1935.
La joven actriz (que por aquel entonces tenía 22 años de
edad, doce menos que el actor) quedó embarazada tras la mencionada violación,
pero tenía unas fuertes convicciones religiosas y descartó cualquier
posibilidad de abortar.
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Entonces fue cuando Mannix y Strickling idearon una de sus infalibles triquiñuelas. Loretta Young se retiró durante un tiempo aludiendo agotamiento por el ritmo del rodaje y se mantuvo totalmente en secreto su embarazo,
tras dar a luz a una niña (que fue bautizada como Judy) ésta fue entregada a un orfanato
y poco más de un año después se anunciaba en la prensa el interés de la actriz (que en
aquellos momentos estaba soltera) en adoptar un hijo.
Movieron todos los hilos para que la hija en adopción que se le concediera fuese en realidad su hija biológica y, de este modo, el escándalo se mantuvo en secreto durante varias décadas.
Estos solo han sido tres ejemplos de los miles de servicios
de ‘reparación’ que realizaron Eddie Mannix y Howard Strickling a lo largo de
casi cuatro décadas para tapar los
trapos sucios de un gran número de estrellas de Hollywood.
Fuentes de consulta e imagen: atlasobscura
/ slate
/ buzzfeednews
/ eclecticladylandblog
/ telegraph
/ imdb
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