‘London Necropolis Railway’, la curiosa línea de ferrocarril creada para trasladar cadáveres al cementerio más grande del planeta

Debido a la modernización de la sociedad británica en plena ‘Era Victoriana’, la población de Londres
había creciendo enormemente y con ella la de los decesos (que eran
aproximadamente de unos 50.000 anuales), por lo que el espacio disponible en
los cementerios de la ciudad iba a acabar siendo insuficiente para acoger todos
los entierros que se produjesen en
los años futuros.

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A esto debemos sumarle que, durante la segunda mitad de la década
de 1840, el país padeció varias epidemias de cólera, las cuales causaron miles de víctimas mortales, siendo una
de las más mortíferas la acontecida en 1848, la cual acabó con la vida de 1.618
personas solo en la capital de Inglaterra.

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En 1851 varios fueron los campos santos londinenses que llegaron a sus límites de capacidad y
esto propició que se buscara una solución a través de construir un cementerio
lo suficientemente grande como para albergar a todos los muertos que se fueran
produciendo en los siguientes años. El único inconveniente era que en el mismo
Londres o en sus inmediaciones no había espacio suficiente para llevarlo a
cabo, por lo que se encontró la ubicación ideal junto a la población de Brookwood (Condado de Surrey) a 37
kilómetros al suroeste de Londres.

Se tuvo en cuenta que esa distancia (con los medios de
transporte de la época) se podían hacer muy largos (sobre todo para los
dolientes y acompañantes de los finados), además de que por aquel entonces no
había la costumbre de enterrar a los seres queridos muy alejados de donde se
residía, motivo por el que, al mismo tiempo que se construyó el nuevo cementerio de Brookwood, se habilitó
una línea de ferrocarril que uniría el centro de Londres con la nueva
necrópolis.

Este plan contó con el visto bueno del Parlamento Británico,
donde se aprobó una ley, el 30 de junio de 1852, por la cual se daba el
consentimiento para la creación de la empresa funeraria que lo gestionaría y
que llevaría el nombre de ‘London
Necropolis & National Mausoleum Company’
.

En noviembre de 1854 el nuevo cementerio de Brookwood (que
en aquellos momentos fue el más grande del planeta) ya estaba listo para
empezar a recibir cadáveres e ir dándoles sepultura, al mismo tiempo que se
ponía en marcha la línea de ferrocarril, bautizada como ‘London Necropolis Railway’, que uniría la capital londinense desde
la estación de Waterloo) y una estación especial construida en Brookwood.

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Diariamente un tren especial de la ‘London Necropolis
Railway’ uniría ambas estaciones trasladando en el mismo viaje tanto a los
difuntos como a sus dolientes y seres queridos.

Eso sí, el tren disponía de diferentes compartimentos y
clases, además de poder viajar hasta el cementerio agrupados en diferentes
confesiones religiosas (anglicanos, protestantes, católicos…) sin que tuviesen
que ir en el mismo compartimiento.

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A pesar de que se consideró como una gran idea, el nuevo
complejo funerario alejado de Londres no tuvo el éxito que se creía
inicialmente y el volumen de entierros que en él se llevaron a cabo durante el
siguiente medio siglo no alcanzó ni el diez por ciento de lo esperado.

La mayoría de los ciudadanos eran reacios a tener que
enterrar a sus seres queridos en un lugar alejado y, sobre todo, veían la línea
del ‘London Necropolis Railway’ como algo morboso, en el que en un mismo tren
iban un gran número de cadáveres y centenares de personas compungidas y/o
llorando.

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En vista de ese fracaso y las pérdidas económicas, a
principios del siglo XX se anuló el tren diario que unía Londres con el
cementerio por uno de carácter semanal. Para la década de 1930 el volumen de
entierro era tan bajo que tren ya no era ni tan siquiera semanal, sino que
hacía el viaje bajo demanda. Por aquella época muchos eran los medios de
transporte que podían realizar dicha distancia y en menor tiempo que los 40
minutos que tardaba el ferrocarril.

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En abril de 1941, durante los bombardeos nazis sobre
Inglaterra, una bomba alemana impactó sobre la estación y el tren de la ‘London
Necropolis Railway’, causando grandes desperfectos, motivo por el que se dejó
de realizar dicho trayecto ya que los costes de reparación iban a ser
cuantiosos poniéndose fin a 87 años de servicio de traslado funerario.

Fuentes de consulta e imágenes: BBC
/ atlasobscura
/ londonist
/ National Railway Museum / Wikimedia
commons

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