Han pasado 60 años desde que se comenzara a dar en un gran
número de lugares de Europa y África un lamentable caso: el nacimiento de numerosos bebés que estaban afectados con algún tipo
de malformación en sus extremidades (carecían de ellas o nacían con éstas
deformes o muy cortas).
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1963]
El responsable de ello fue un fármaco que empezó a comercializarse en 1957 y que estaba indicado
para aliviar las náuseas, algo que
era común que padeciesen las embarazadas,
sobre todo por la mañana.
El componente principal del mencionado medicamento era la ‘talidomida’, la cual había sido
desarrollada en Alemania, en 1953, por el laboratorio
farmacéutico Grünenthal GmbH, pero que no había pasado todos los
pertinentes controles sanitarios antes de haberse comercializado.
Su eficacia como sedante contra las náuseas era infalible y
acababa con ellas en pocos minutos tras haber ingerido el fármaco. Por tal
motivo alcanzó en los siguientes años una enorme popularidad y raro era el
médico que no lo recetase a sus pacientes embarazadas.
Pero nadie había contado con sus devastadores efectos secundarios y varios años se tardó en vincular
el creciente aumento de nacimientos de bebés con malformaciones (focomelia) y la talidomida, prohibiéndose
finalmente su comercialización en 1963.
Todo ello a pesar que desde los Estados Unidos varios
científicos habían advertido con anterioridad de los posibles efectos adversos y perjudiciales del
fármaco, motivo por el que en aquel país no había llegado a ser aprobada su
comercialización y escasos los casos que se dieron de nacimientos con
deformaciones a casusa de la talidomida (de personas que habían adquirido el
medicamento en algún viaje a Europa o habían encargado que se lo enviaran).
Los países más afectados por la talidomida fueron varios del
continente africano y especialmente en Alemania, Gran Bretaña, España, Canadá,
Australia y Japón.
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En muchos de esos lugares el escándalo de la talidomida se intentó
mantener en secreto; especialmente en la España franquista, en la que este tipo
de noticias se trataban de ocultar. Por tal motivo los afectados por el
mencionado medicamento no recibieron indemnización alguna y no fue hasta el año
2012 (más de medio siglo después) cuando los responsables actuales del laboratorio
farmacéutico Grünenthal GmbH
pidieron públicamente perdón a los damnificados. Eso sí, sin desembolsar ni un
solo euro como compensación e indemnización. Varias son las asociaciones
creadas en diferentes países que se vieron afectados por el fármaco, siendo ‘Avite’ (Asociación de Víctimas de la
Talidomida de España) la organización que defiende los derechos de alrededor de
3.000 afectados en el territorio español.
Fuentes de consulta e imagen: Avite / elcorreogallego
/ telegraph
/ analesdepediatria
/ gettyimages
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informara lo mínimo posible]