La tormenta de nieve que provocó el hundimiento de un teatro en Washington y mató a 98 espectadores
En 1917 se inauguró en Washington DC el ‘Knickerbocker Theatre’, una sala multiusos en los que se realizarían todo tipo de eventos (concierto, conferencias), así como representaciones teatrales y proyección de películas, teniendo una capacidad para 1700 personas y convirtiéndose en el teatro más grande de los Estados Unidos. El impulsor de esta sala fue el empresario Harry Crandall y su diseño y construcción corrió a cargo de Reginald Geare, uno de los arquitectos más importantes en aquellos momentos.
El Knickerbocker Theatre albergó en los siguientes años los estrenos cinematográficos más relevantes del cine mudo de la época, siendo raro el día en el que no se completaba el aforo de la sala. Pero este mastodóntico edificio escondía ciertas irregularidades en su construcción y un lustro después de la inauguración sufrió un accidente que ha pasado a la historia como una de las mayores desgracias acontecidas en Washington DC.
Tuvo lugar la tarde-noche del 28 de enero de 1922. Aquel frio sábado algo más de 900 vecinos de la capital de los Estados Unidos decidieron y a pasar un buen rato al Knickerbocker Theatre y disfrutar de la proyección de la película, recientemente estrenada, ‘Get-Rich-Quick Wallingford’, una comedia protagonizada por Sam Hardy y Doris Kenyon, dos de los artistas de cine mudo más famosos de la época.
Desde primera hora del día estuvo nevando sobre la ciudad, siendo aquella una ventisca de nieve que estaba cruzando el país de sur a norte, pero de la que no se sospechaba que tendría grandes consecuencias (aunque realmente sí las tuvo).
Durante la proyección de la película, en la sesión vespertina, estuvo cayendo una fuerte tormenta de nieve, llegando a alcanzar casi un metro de altura en algunos puntos de la ciudad y acumulándose en los tejados de las edificaciones.
Uno de los tejados que acumuló una gran cantidad de nieve fue el del teatro Knickerbocker y, debido al peso y la humedad, provocó que las irregularidades que escondía la construcción del edificio (tal y como he explicado unos párrafos más arriba) colapsase y se derrumbara sobre el patio de butacas, causando una auténtica tragedia.
Dentro de la desgracia que aquel derrumbe suponía, cabe indicar que en aquel preciso momento (las 9 de la noche) la proyección de la película estaba en el intermedio, por lo que la mayoría de los 900 espectadores que habían comprado una entrada no se encontraban sentados en sus respectivas localidades y habían aprovechado para ir a los servicios, estirar las piernas o acudir al bar del teatro para comprar alguna bebida o golosina (en aquel tiempo todavía no se servían palomitas en los cines).
Aquel hundimiento del techo del teatro acabó causando un total de 98 muertos y 133 heridos y entre los fallecidos se encontraban varios destacados políticos de la época que habían ido a pasar una velada familiar al cine.
Los trabajos de rescates se prolongaron varios días y en un principio no se sabía cuántas víctimas encontrarían entre los escombros, motivo por el que la prensa de los siguientes días iba publicando artículos en los que iba aumentando el número de fallecidos y heridos, según los iban encontrando hasta alcanzar la cifra anteriormente indicada.
Se realizó el correspondiente peritaje e investigación y se determinó que fue a causa de diversas irregularidades que presentaba la construcción y que, de haberse levantado el edificio correctamente, el peso de la nieve no tendría que haber hundido el techo de la forma que lo hizo.
El empresario teatral, Harry Crandall, tres de sus socios y el arquitecto, Reginald Geare, fueron juzgados por un tribunal por homicidio voluntario, quedando absueltos y libres tras ser declarados por el jurado como ‘no culpables’.
El destino hizo que, tanto Geare como Crandall, se suicidaran años después (el arquitecto en 1927 y el empresario en 1937). Muchas son las fuentes que indican que ambos acabaron con sus vidas llevados por el tormento que sufrían tras la tragedia del Knickerbocker Theatre, aunque dicha afirmación es algo que no se puede determinar con precisión ni rotundidad.
En el siguiente vídeo se puede ver un pequeño reportaje de la época en la que sale los trabajos de rescate:
Fuentes de consulta e imagen: smithsonianmag/ atlasobscura/ Library of Congress / theguardian/ Wikimedia commons
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