De sobras conocido es la llegada a España de un gran número
de nazis tras finalizar la Segunda
Guerra Mundial. A través de una organización bautizada como ODESSA (Organización de Antiguos Miembros de la SS) se ayudó a huir a escapar de Alemania a todo aquel
perseguido e implicado en el nazismo y que fuese objetivo de la justicia
internacional.
ODESSA contaba con el respaldo de las autoridades franquistas, quienes dieron cobijo y financiación a sus
principales cabecillas para llevar el plan de escape de sus compatriotas nazis.
Para el gobierno de Franco era de gran ayuda el contar en el país con la
presencia de personajes claves del Tercer
Reich y quienes fueron fichados para ocupar puestos de responsabilidad
(sobre todo como asesores) en empresas privada vinculadas con el gobierno
español.
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Otto Skorzeny
(conocido por el seudónimo de ‘caracortada’ debido a la llamativa
cicatriz que cruzaba su rostro) fue un destacadísimo nazi que fue incluso
señalado como uno de los hombres más peligrosos de Europa, a causa de las
operaciones que dirigió durante la IIGM y su falta de escrúpulos. A pesar de
tener numerosas causas abiertas, en su contra, durante los juicios de Núremberg su defensa logró tumbar una tras otra las
acusaciones siendo declarado finalmente inocente.
A pesar de ello lo dejaron encerrado durante un tiempo para
someterlo a la conocida como ‘desnazificación’,
pero en 1948 logró huir y llegar a España, donde se le facilitó todo tipo de
ayuda para organizar la mencionada ODESSA.
Madrid, el levante español,
la Costa del Sol, islas Baleares y Canarias fueron los destinos a los que llegaron
docenas de criminales nazis huidos de la justicia. Crearon una serie de
empresas interrelacionadas entre ellas y, aparentemente, hacían ver que eran
honorables hombres de negocios, cuando en realidad llevaban una actividad
clandestina con la que intentaban luchar contra el comunismo en España y que,
con los años se expandió a otros pintos de Europa y América Latina.
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Pero no solo contaron con el inestimable apoyo del gobierno
franquista sino que incluso la propia
CIA los financió y utilizó en otros lugares del planeta donde se les
requería para aplacar el creciente movimiento izquierdista.
A inicios de la década de 1970 y bajo el nombre de Paladín se constituyeron como una
aparente empresa de seguridad privada (teniendo la sede social el Alicante y
abriendo otras oficinas en diferentes puntos de Europa, como Zúrich). Una tapadera
con la que poder regularizar todo el capital que percibían por los encargos
recibidos de algunos gobiernos que los contrataban para atentar, secuestrar y
asesinar a objetivos de extrema izquierda.
Pero sus objetivos no solo eran comunistas, también se
dieron casos de atentar contra otro tipo de intereses con el fin de simular que
quienes estaban tras el crimen eran los izquierdistas.
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Países como Portugal, Chile, Italia, Argentina, Grecia y, evidentemente,
España contrataron los servicios de la empresa de seguridad privada Paladín y
casualmente cada contrato coincidió con algún acto terrorista que posteriormente
era atribuido a otros grupos armados.
Otto Skorzeny falleció en Madrid, víctima de un cáncer de
pulmón, el 7 de julio de 1975, cuatro meses antes de que lo hiciera el dictador Francisco Franco y el país
iniciase su transición hacia la democracia, aunque durante los primero años de
esta el grupo Paladín siguió operando y con el tiempo algunos de sus miembros
acabaron en otras organizaciones ultraderechistas que a día de hoy siguen
existiendo.
Fuente de la imagen: Wikimedia
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