El pseudomédico que se hizo millonario montando emisoras de radio y trasplantando testículos de cabra a humanos

Hace exactamente un siglo se puso de moda entre un gran
número de cirujanos el realizar técnicas de xenotrasplante, las cuales consistían en trasplantar órganos,
tejidos o glándulas entre animales de diferentes especies (incluyendo a humanos).

Uno de esos pioneros en ese tipo de intervenciones médicas
fue un personaje de dudosa reputación llamado John Romulus Brinkley (aunque suele ser citado como John R. Brinkley e incluso John Richard Brinkley) quien a pesar de
no poseer un título oficial de medicina ejercía como tal.

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John R. Brinkley no había acudido a la universidad, sino que
había estudiado algunas asignaturas sueltas en centros privados (cuyas
titulaciones no eran oficiales o que solo permitían ejercer en ciertos Estados
de EEUU).

Nació en 1885 en el condado de Jackson (en Carolina del Norte)
fruto de una relación que mantuvo su padre con una sobrina. Quedó huérfano de
ambos progenitores a muy temprana edad y siendo apenas un adolescente empezó a ganarse
la vida a base de intentar engañar al prójimo, aprovechando el enorme analfabetismo
que por aquella época había en las zonas rurales de Estados Unidos.

En sus años de juventud se convirtió en un experto charlatán
que iba de población en población vendiendo todo tipo de productos milagros
(elixires que daban vigorosidad a los hombres, convertían a las personas en más
inteligentes, crecepelos…).

Se casó en 1906, a la edad de 21 años, con una muchacha
llamada Sally Wike, pero su
matrimonio fue tormentoso (se separaban y reconciliaban continuamente) y lo
dejó lleno de deudas, lo que provocó que siguiera ingeniándoselas para ganar
dinero de forma fácil y rápida.

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En los siguientes años se trasladó a vivir a varios Estados,
donde hacía sus negocios de charlatanería, y en algunos de ellos incluso llegó
a pasar alguna temporadita en prisión acusado de estafa y, sobre todo, por
practicar la medicina sin licencia.

Tras separarse definitivamente de Sally Wike, en 1918, se volvió
a casar, esta vez con Minerva Telitha
(aunque la mayoría de fuentes indican que no se había llegado a divorciar de su
primera mujer). Junto a su nueva esposa y los hijos tenidos de su anterior
matrimonio se trasladaron a vivir a la pequeña población de Milford (en el
Estado de Kansas).

Allí montó un pequeño consultorio médico en el que atendía a
pacientes e incluso realizaba visitas médicas a domicilio, coincidiendo con la
pandemia de gripe, mal llamada ‘gripe
española’
(‘Spanish flu’).

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Pero otro de los
tratamientos que puso en marcha fue la cura para la disfunción eréctil que
padecían algunos hombres (sobre todo aquellos que habían vuelto con secuelas y
heridas de la Primera Guerra Mundial). Fue entonces cuando John R.
Brinkley puso en práctica la técnica de los xenotrasplantes, trasplantando a
hombres impotentes los testículos de machos cabríos con la esperanza de
devolverles la vigorosidad.

Su revolucionaria técnica empezó a hacerse famosa en todo el
Estado de Kansas y hasta la pequeña clínica en Milford se acercaban centenares
de hombres aquejados de disfunción con el deseo de volver a ser potentes
sexualmente.

En una década Brinkley había amasado una pequeña fortuna la
cual invirtió en construir una clínica más grande y, sobre todo, en anunciarse
en los periódicos. Pero se dio cuenta que el medio que estaba irrumpiendo en
aquel momento era la radio, por lo que ideo montar la emisora más potente y
mayor alcance, donde a modo de radiopredicador hablar de sus técnicas,
publicitarse e incluir mensajes religiosos: la KFKB, emitiendo desde Kansas y con un gran número de oyentes que la
convirtieron en poco tiempo en una de las de mayor audiencia de todo el Estado.

Por aquella fecha empezó
también a surgirle varios problemas legales, ya que numerosas eran las demandas
que le interponían pacientes insatisfechos a quienes había intervenido realizándoles
un trasplante de testículos de cabra y no habían vito resultado alguno.

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Por tal motivo y ante la
negativa de las autoridades del Estado de Kansas para que siguiera ejerciendo
la medicina y emitiendo desde la KFKB, decidió trasladar su negocio
hasta México, montando emisora que bautizó con el nombre de XER en
Villa Acuña, población mexicana fronteriza con el Estado de Texas
(EEUU).

Allí le dieron todo tipo de facilidades y la emisora emitía
con una potencia de quinientos mil vatios, lo que permitía que sus programas
radiofónicos fuesen captados desde receptores a cientos de kilómetros y ganando
miles de dólares mensuales.

A finales de la década de
1930 las autoridades mexicanas comenzaron a recibir presiones por parte de los
EEUU para que denegase la concesión radiofónica a John R. Brinkley,
además de tener múltiples demandas judiciales.

Ese fue el inicio del desmoronamiento del imperio creado por
el pseudomédico quien en pocos años vio cómo se le acumulaban las demandas, el
gobierno mexicano  expropiaba la emisora
y se le prohibía ejercer la práctica médica. En 1941 se quedaba totalmente
arruinado y un año después, el 26 de mayo de 1942,
fallecía a consecuencia de un infarto en la población de San Antonio (Estado de
Texas) a los 57 años de edad.

Fuentes de consulta e imágenes:
zocalo
/  alohacriticon
/ labrujulaverde
/ armandina1959
/ kshs / mentalfloss
/ Wikimedia
commons

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