La joven que fue enviada a la hoguera por falsificar monedas

Conocida como la ‘Act 30 Geo. III, c.48’, el 5 de junio de 1790 el Parlamento de Gran Bretaña aprobaba la ‘Treason Act 1790’ (Ley de traición de 1790) en la que, entre otras cosas, se abolía la pena de ser ejecutadas en la hoguera aquellas mujeres juzgadas y encontradas culpables de traición (para los hombres la pena era la horca). Varios eran los delitos considerados como traición y entre ellos estaba el de la acuñación y falsificación de monedas.

El 21 de junio de 1786, cuatro años antes de aprobarse dicha ley fue ejecutada Phoebe Harris en Newgate (Londres) una joven de 31 años acusada de haber falsificado y acuñado monedas de chelines y peniques.

Unos meses antes (en diciembre de 1785) Phoebe Harris había llegado a la casa de huéspedes Joel Sparkes. Se instaló allí bajo el nombre de Sra. Brown, diciéndole al propietario del establecimiento que se era una joven que había enviudado recientemente de un capitán. Dicho hospedaje se lo consiguió Francis Hardy, un conocido en común de ambos.

Pero a las pocas semanas el arrendador empezó a sospechar que su inquilina algo raro tramaba en su habitación, debido a que recibía frecuentemente la visita de otra mujer (a la que presentó como su cuñada), pasando ambas largas horas allí encerradas y cuchicheando, aunque no intervino en el asunto.

Quien sí lo hizo fue el mencionado Francis Hardy que presentó una denuncia ante las autoridades en la que acusaba a ambas mujeres de dedicarse a limar monedas de curso legal (chelines y peniques) y posteriormente el metal de esas raspaduras era fundido en un hornillo que servía para cocinar, acuñando nuevas monedas, esta vez falsas.

Esta práctica estaba considerada judicialmente como un delito de alta traición al Estado, por lo que el casero no dudó en denunciarlas.

Fue el sábado 11 de febrero de 1786 cuando varios agentes de la policía londinense se presentaron hasta aquel domicilio, encontrando en la habitación a Phoebe Harris junto a su supuesta cuñada, Elizabeth Yelland, y tras proceder al registro encontraron varios chelines y peniques falsos, el mencionado hornillo, herramientas para limar monedas y unos moldes de arena para acuñar nuevas monedas falsas.

El juicio no tardó demasiado en celebrarse y las dos mujeres negaron las acusaciones de falsificación que se les imputaba. Phoebe Harris aseguró que todas aquellas cosas no eran de ella y que realmente pertenecían a Francis Hardy, quien le había pedido que se hospedara en la casa de Joel Sparkes y que le guardase esos paquetes, desconociendo que dentro estaba todo el material para la falsificación de monedas.

Respecto a las frecuentes y largas visitas que le hacía Elizabeth Yelland, aseguró que era porque iba a limpiarle la habitación y hacerle compañía, ya que sufría de dolores y no podía limpiar ella la habitación.

En su declaración, Francis Hardy negó ser el propietario del material de falsificación de monedas y juró ante el tribunal el estar involucrado en aquel turbio asunto.

El juicio tan solo duró una jornada y aquel mismo día el jurado emitió su veredicto, declarando culpable de traición a Phoebe Harris y a Francis Hardy y Elizabeth Yelland de colaboradores. Para la primera el juez le impuso la pena de muerte y para los cómplices de prisión.

Tal y como se averiguó tiempo después, Francis Hardy y Phoebe Harris habían sido amantes durante un tiempo (ella no era viuda, sino que había abandonado a su esposo) y ambos colaboraron conjuntamente en acuñar monedas falsas. Tras una discusión la joven decidió romper la relación sentimental y fue cuando él, por despecho, decidió denunciarla a las autoridades, saliendo mucho mejor parado que ella en el juicio.

Se dispuso la ejecución de Phoebe Harris para primera hora del miércoles 21 de junio de 1786 y alrededor de 20.000 personas acudieron para contemplar el sádico espectáculo. Ella no iba a ser la única condenada que sería ejecutada aquel día, ya que se aprovechó para cumplir con la pena capital con otros seis delincuentes hombres por otras causas.

Estos fueron ahorcados a la siete y media de la mañana y junto al cadalso se había dispuesto otra plataforma en la que sería ejecutada Phoebe Harris. Se trataba de un poste metálico del que asomaba por la parte de arriba una soga. La forma en la que se iba a ejecutar a la joven iba a ser diferente a la de los hombres. Ella sería previamente ahorcada y, posteriormente, allí mismo se le prendería fuego para que su cuerpo acabase calcinado en la hoguera. Era una cruel práctica que solo se realizaba con las mujeres.

Aquel fue un dantesco espectáculo, observado y jaleado por miles de espectadores, tal y como ocurría en las ejecuciones públicas de aquella época. Según consta, Phoebe Harris fue la antepenúltima mujer en ser ejecutada de esa manera en la historia de Inglaterra; las dos siguientes fueron Margaret Sullivan el 25 de junio de 1788 y Christian Murphy el 18 de marzo de 1789, ambas también por acuñar monedas falsas. Tal y como indico al inicio de este post, el 5 de junio de 1790 el Parlamento de Gran Bretaña aprobó la ‘Ley de traición de 1790’y a partir de ese momento quedó abolida el castigo de morir en la hoguera a las mujeres falsificadoras.

Fuentes de consulta e imagen: capitalpunishmentuk/ eotd.wordpress/ encyclopedia/ pixabay

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