La intrépida y valiente detective de la policía de Nueva York Mary Shanley

En 1931, con 35 años de edad, Mary Shanley (nacida en Irlanda pero que llevaba residiendo en los
Estados Unidos desde hacía tres décadas) presentó una solicitud al cuerpo de policía de la ciudad de Nueva
York
para incorporarse como detective.

Su peculiar aspecto de ama de casa la hacía idónea para
infiltrarla como agente secreto en mercados callejeros o grandes almacenes para
localizar carteristas y rateros, algo que realizó de manera impecable y en su
haber (durante sus 26 años como policía) fue de más de un millar de
detenciones.

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Una de las mayores sorpresas para sus superiores fue el
comprobar cómo un gran número de delincuentes que operaban eran mujeres. Uno de
los casos que la hizo sumamente famosa y que sirvió para que la promocionaran
tiempo después para detective de primer grado fue el arresto de una carterista que
efectuó dentro de la Catedral de St. Patrick durante una de las misas. Allí se
percató como una de las feligresas que estaba arrodillada, mientras hacía ver
que rezaba, iba robando de los bolsos que tenía a su alrededor. Pero lo más
sonado del asunto es que para apresar a la delincuente tuvo que usar el arma y
disparar dos veces al aire.

Mary Shanley se convirtió en la primera mujer detective en
usar el arma reglamentaria estando de servicio y en 1937 ya era considerada
como una de las mejores inspectoras del departamento de policía de Nueva York.
Su dominio de la pistola era tal que incluso hubo quien la apodó como la ‘Annie
Oakley de Nueva York’
(una vaquera que había sido inmensamente famosa tiempo
atrás al tener un número de tiro en el espectáculo de Buffalo Bill)

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ponía la bala
]

Varios fueron los reportajes que la prensa de la época publicó
sobre ella e incluso en cierta ocasión fue enviada a Londres para colaborar en
una investigación donde ayudó a sus colegas de Scotland
Yard
a resolver un caso.

Centenares fueron los casos curiosos que protagonizó yendo camuflada
como una sencilla ama de casa o vestida con elegantes ropas como si de una
miembro de la alta sociedad se tratase para atrapar los más variopintos
criminales, ya fuera en un sencillo mercadillo de Chinatown, los grandes
almacenes Macy’s o una exclusiva tienda de moda en el corazón de la Quinta
Avenida.

Entre las muchas anécdotas está cuando en los inicios de su
carrera como detective tuvo que destapar a un farsante que se hacía pasar por
vidente y que entre su tocado llevaba escondido un rudimentario auricular a
través del cual un compinche le iba dando datos de la víctima a quien estaba
engañando para sacarle finalmente el dinero (toda una tecnología avanzadísima a
disposición de los delincuentes si tenemos en cuenta que eran los inicios de la
década de 1930).

Muchas fueron las veces en las que tuvo que realizar una
persecución calzando unos zapatos de tacón alto y esto no impidió en ningún
momento atrapar a los criminales. Incluso encararse a delincuentes más jóvenes
y corpulentos que ella, a los que agarraba por en cuello con una mano mientras
los encañonaba con el revolver con la otra, teniéndolos inmovilizados en el
suelo.

En más de una ocasión logró atrapar a un delincuente que
huía dándole un golpe con el bolso (dentro llevaba la pistola).

Otra de las anécdotas que se explican de esta peculiar
detective es la ocasión en la que se encontró a la entonces actriz de moda, Grace Kelly, quien andaba de compras
por la Quinta Avenida. Un tumulto de personas se agolpó alrededor de la
oscarizada intérprete y Mary Shanley, para evitar que le ocurriera nada y,
sobre todo fuera víctima de un carterista, se ofreció a acompañarla durante
toda la jornada y brindarle su protección.

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Pero en el largo currículo de éxitos de la detective Mary
Shanley también hay una pequeña mancha negra que entorpeció en parte su
fulgurante carrera. Una noche de 1941, apareció a las tres de la madrugada en un
club cercano a su casa (en el barrio de Queens). Iba acompañada de su perro Jiggs (bulldog) y presentaba un evidente
signo de embriaguez. Pidió que le sirvieran una copa, algo a lo que el camarero
se negó y con quien se encaró mostrándole su placa de policía. Uno de los
clientes que se encontraban en el local soltó un improperio hacia la
detective y su origen irlandés y ésta, sin mediar palabra le disparó con su
arma. Afortunadamente falló el tiro.

Mary fue suspendida de empleo durante el tiempo en el que se
le ingresó en una clínica debido a una crisis mental que padecía. Nunca se supo
que le había pasado y porqué reaccionó de ese modo (y menos tras la impecable
hoja de servicio que presentaba). También fue degradada a agente, perdiendo la
categoría de detective.

Años después volvió a postularse para un ascenso, el cual
consiguió, pero la fulgurante carrera policial Mary Shanley ya no fue la misma
(o al menos no se la promocionó como anteriormente).

Se retiró del servicio a los 61 años de edad en 1957 y de su
vida posterior poco se supo, simplemente que nunca se casó ni tuvo hijos y que
falleció en 1989 a los 93 años.

Fuentes de
consulta e imágenes: Library of Congress archive / nytimes / boweryboyshistory / clickamericana / Pistols
and Petticoats: 175 Years of Lady Detectives in Fact and Fiction de Erika Janik