El capitán que fue ejecutado en la horca tras hundir el barco que comandaba para cobrar el seguro marítimo

Recientemente he terminado la lectura de un libro publicado
en 1803 -y que todavía sigue encontrándose a la venta (en inglés) en algunas librerías
online-con el largo título ‘The
Trial of William Codling, Mariner; John Reid, Mariner; William Macfarlane, Merchant;
and George Easterby, Merchant; for Wilfully and Feloniously Destroying and
Casting Away The Brig Adventure, on The High Seas, Within The Jurisdiction of
The Admiralty’
, escrito por  Joseph Guerney y el cual relata el
juicio que un año atrás se había producido en la Alta Corte de Almirantazgo de
Londres en el que se juzgó el hundimiento de un bergantín llamado ‘Adventure’ por parte de su capitán William Codling (y parece ser que el
beneplácito de los propietarios de la embarcación, aunque no quedó demasiado
claro la participación de estos) con la intención de cobrar el seguro marítimo.

El tribunal encontró a William Codling culpable y máximo
responsable de los hechos y lo condenó a morir ejecutado en la horca el 27 de
noviembre de 1802.

Los hechos del hundimiento tuvieron lugar la mañana del
domingo 8 de agosto de aquel mismo año. Era un día apacible de verano y que se había
despertado con algo de niebla (como es habitual en aquella zona).

Frente a las costas de Sussex, en el Sur de Inglaterra
(junto a la población de Brighton), apareció la figura de un barco abandonado y
sin tripulación a bordo que poco a poco iba hundiéndose. Un gran número de
personas se agolparon en el muelle y pudieron observar como poco a poco el agua
se iba tragando la embarcación hasta que quedó totalmente tapada por el agua
del mar del Canal de la Mancha.

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Se inició una investigación para averiguar lo sucedido, un
requisito fundamental para que el seguro marítimo pagase por tal eventualidad.

Las declaraciones de William Codling fueron que al comprobar
que el bergantín comenzó a hundirse ordenó abandonar la nave para salvaguardar
la vida de su tripulación. Pero con lo que no contaba el capitán era que la
marea bajaría y uno de los mástiles del barco quedaría al descubierto, por lo
que se pudo localizar exactamente dónde se encontraba hundido y ser remolcado
por cuatro embarcaciones.

Se realizó un examen a fondo y encontraron que en la bodega
del barco había tres agujeros por los cuales se había colado el agua  que había provocado el hundimiento del
Adventure. La torpeza fue el haber dejado en aquel mismo lugar una barrena que
coincidía con las perforaciones encontradas en el casco de la embarcación.

Todas las sospechas recayeron sobre William Codling. Fue esencial
el testimonio de un grumete que declaró que, el día del hundimiento, el capitán
le prohibió bajar a la bodega (lugar donde el muchacho solía almorzar).

Ante las evidencias de culpabilidad, Codling decidió huir
hacia el continente tomando un barco pero el investigador que llevaba el caso
supo adelantarse a la fuga del capitán y modo en que lo haría y había enviado
previamente una embarcación que interceptaría en la que iba el prófugo. Fue
detenido y acusado de hundir intencionadamente el bergantín.

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El juicio duró dos jornadas y se inició el 26 de octubre de
1802. En el banquillo de acusados, además del capitán William Codling, se
sentaron el marinero John Reid y los
propietarios de la embarcación William
Macfarlane
y George Easterby, a quienes
culpaban de colaboración, aunque el cerebro del caso y mano ejecutora era
Codling.

Durante el juicio en la Alta Corte de Almirantazgo de
Londres no se pudo demostrar la participación activa de los otros tres acusados
pero sí que se probó que el hundimiento había sido un plan trazado y ejecutado
por el capitán del mismo, siendo encontrado culpable por el tribunal y
condenado a la horca.

La ejecución se produjo tan solo un mes después, el 27 de
noviembre, y el ahorcamiento tuvo lugar en el conocido como ‘Muelle de ejecución’
en Wapping (al Este de Londres).

Lo curioso fue que se realizó todo un cortejo que recorrió
varias calles de la capital inglesa en el que William Codling iba maniatado
sobre un carro que lo transportó hasta el mencionado Muelle de ejecución. Miles
de personas llenaron las calles del recorrido y en el lugar donde fue ahorcado
estaba el mayor grueso de espectadores.

Este es solo un relato de los muchísimos casos que
propiciaron el uso del famoso muelle de ejecución en Wapping en el que durante
cuatro siglos se ejecutó a todo tipo de criminales relacionados con fechorías
en el mar (sobre todo piratas, contrabandistas o marinos relacionados con
motines a bordo de embarcaciones). Ese lugar dejó de usarse para ejecutar
criminales en 1830.

Fuente de la imagen: Wikimedia
commons

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