Hoy en día estamos acostumbrados a pasear por cualquier
ciudad y encontrarnos que existen un buen número de establecimientos dirigidos
especialmente para una clientela LGTB
(desde bares, restaurantes, tiendas de ropa o arte, pasando por peluquerías,
centros de estética…). Incluso, dependiendo de la población, existen barrios
enteros en los que residen y que se han convertido en santo y seña de estos
colectivos.
Pero esta normalización en nuestras ciudades podemos
encontrar que se ha instalado desde hace tan solo unas décadas, habiendo sido perseguidas
las personas homosexuales, lesbianas o transgenero a lo largo de prácticamente toda
la historia.
Entre los numerosísimos casos de abuso e impunidad hacia
estos colectivos nos encontramos la historia de Eva Kotchever (nacida como Chawa
Zloczower y frecuentemente mencionada también como Eve Adams), una mujer polaca que emigró a los Estados Unidos en
1912 (cuando contaba con 21 años de edad) y en su nuevo país de acogida se
integró rápidamente en la vida social y cultural de los lugares en los que
residió (entre ellos Chicago) antes de trasladarse a vivir a Nueva York.
Nunca ocultó su orientación sexual y mucho menos en una
década (la de los ‘locos años 20’)
en los que la diversión y diversidad eran dos de los pilares de las corrientes
artísticas e intelectuales.
En 1925, junto a su pareja sentimental, Ruth Norlander, abrió un establecimiento en el Greenwich Village neoyorquino
que fue bautizado con el nombre de ‘Eve’s
Hangout’ (El rincón de Eva); un salón de té en el que se reunía la flor y
nata cultural de la ciudad y que, al mismo tiempo, se convirtió en el primer bar (club) de lesbianas de
Estados Unidos.
Una de las cosas más llamativas con las que se podían
encontrar quienes acudían al local era el letrero colocado a la entrada que
rezaba ‘Men admitted but not welcome’
(Los hombres son admitidos pero no bienvenidos). Cabe destacar que, según
relataron quienes conocieron bien a Eva Kotchever y Ruth Norlander, se trataba
de una ingeniosa broma realizada con gran sentido del humor, debido a que gran
parte de la clientela que acudía al ‘Eve’s Hangout’ era masculina y en ningún
momento se les prohibió el acceso (sobre todo a quienes eran del círculo más íntimo
de la pareja), pero sí que ese ingenioso cartel consiguió frenar la entrada de
cierto tipo de cliente que no encajaba con aquel ambiente.
Frecuentes eran las lecturas poéticas, tertulias literarias
y conciertos de jazz que se realizaban en el ‘Eve’s Hangout, siendo una de las guaridas
en las que se cobijaban numerosas personas (sobre todo lesbianas) con
inquietudes intelectuales.
Pero como suele ocurrir en todas las sociedades (por muy
liberales que estas sean), siempre hay un sector intolerante y con el
establecimiento de Kotchever y Norlander también lo fueron. Un año después de
abrir las puertas, empezó a recibir la visita de agentes de la brigada
antivicio de la policía de Nueva York en busca de algo con lo que escudarse y
poder cerrarlo.
Finalmente tuvieron una excusa perfecta para arrestar a Eva
Kotchever, debido a que había publicado un libro de relatos titulado ‘Lesbian Love’ y fue acusada de obscenidad, siendo enviada a cumplir una condena
de trabajos forzados en una penitenciaría de Nueva York.
Fue una agente de la mencionada brigada, llamada Margaret Leonard, quien había provocado
la detención Eva Kotchever y el cierre del establecimiento, tras infiltrarse durante unos
días en entre la clientela y hacerse pasar por lesbiana.
Tras un año cumpliendo condena, Eva Kotchever fue deportada de Estados Unidos acusada de ‘conducta
desordenada y obscena’ y tras la expulsión viajó desde Polonia hasta Francia,
donde no tardó en mezclarse en los ambientes intelectuales y homosexuales de Paría
en los últimos años de la década de 1920.
Allí abrió un nuevo local de ambiente liberal y cultural que
bautizó como ‘Le Boudoir de l’Amour’ (El tocador del amor), frecuentado por lesbianas
e intelectuales de la época y a lo largo de una década se convirtió en uno de
los muchos referentes nocturnos de la capital francesa.
En aquellos años, Kotchever se codeó con artistas de la
talla de Pablo Picasso y fue quizás
por su amistad con el pintor malagueño lo que le dio a conocer la cultura
española y animó a viajar a España
durante la Guerra Civil para colaborar con el bando republicano.
De regreso a Francia y tras estallar la Segunda Guerra Mundial y la invasión alemana del país, fue arrestada mientras que se encontraba en
Niza, en 1943, por las fuerzas nazis, acusada
de lesbiana y judía, por lo que se le encerró al campo de internamiento de Drancy y a las pocas semanas fue enviada,
junto a su pareja de aquel momento (Hella
Olstein) al campo de concentración
de Auschwitz, donde se las ejecutó el 17
de diciembre de aquel mismo año.
Fuentes de consulta e
imagen: jewishweek
/ nyclgbtsites
/ atlasobscura
/ timeline
/ bedfordandbowery
/ awomantoknow
/ Wikimedia
commons
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