La verdadera historia sobre la pepita de oro más grande jamás encontrada

Fue conocida como ‘Holtermann Nugget’ (pepita de Holtermann) y está considerada como ‘la pepita de oro más grande jamás encontrada’. Su descubrimiento tuvo lugar en la mina ‘Star Hope’ de Nueva Gales del Sur (Australia) a las dos de la madrugada del 19 de octubre de 1872.

La denominación la recibió del apellido de Bernhardt Otto Holtermann, gerente de la mina y socio de la compañía ‘Beyers & Holtermann Star Hope Mine’ junto a Ludwig Hugo Beyers (más conocido como Hugo Louis Beyers).

El tamaño de la ‘Holtermann Nugget’ era de 144,8 centímetros de alto por 66 cm de ancho, con un peso bruto de 285 kilogramos, aunque a decir verdad no podía ser considerada como una pepita, sino como una masa de oro, cuarzo y pizarra de la que el metal precioso total era de  93,2 Kg y su precio actual rondaría los cinco millones de euros.

Mucho se ha especulado sobre por qué solo figuraba el apellido de tan solo uno de los socios de la mina (cuando los beneficios se los repartían al cincuenta por ciento), teniendo que haber sido realmente conocida como ‘Holtermann-Beyers Nugget’ o ‘Beyers-Holtermann Nugget’, si tenemos en cuenta el orden de los apellidos en el denominación de la compañía que ambos eran socios.

Parece ser que cuando tuvo lugar el hallazgo de la mencionada pepita, Beyers se encontraba de viaje y aprovechando éste que era el gerente de la compañía la registró solo con su apellido. No ha trascendido si hubo algún tipo de disputas entre ellos por este asunto, pero sí se tiene constancia de que un año después (1873) Holtermann abandonó la sociedad mercantil.

Otro de los detalles importantes que a veces es obviado en los relatos sobre la ‘Holtermann Nugget’ es que su descubridor no fue Bernhardt Otto Holtermann (siempre se le señala como el minero que encontró la pepita de oro más grande de la historia), pero en el momento del hallazgo (las dos de la madrugada) se encontraba durmiendo y fueron tres de sus mineros, llamados Mark Hammond, Moses Bell y William Hunt, quienes realizaron el hallazgo.

Además, de haber sido por las instrucciones de trabajo y exploración que había dado Holtermann, no se hubiese podido encontrar (al menos en aquel momento) aquella gran masa de oro de casi un centenar de kilos.

En las horas previas al descubrimiento, Bernhardt Holtermann indicó a Mark Hammond, Moses Bell y William Hunt que debían seguir avanzando el trabajo dentro de la mina  ‘Star Hope’ verticalmente, desoyendo las opiniones de sus mineros que le dijeron que sería más conveniente hacerlo horizontalmente abriendo paso hacia el oeste.

Los minero Hammond, Bell y Hunt desoyeron las órdenes de su jefe y ya entrada la madrugada colocaron abrieron paso a la extensión de la mima hacia el oeste, encontrándose aquella gran masa de oro a pocos metros.

El hallazgo fue un acontecimiento y fue aprovechado por Bernhardt Holtermann para regístralo a su nombre.

Otro de los datos curiosos es sobre la fotografía (que ilustra la cabecera de este artículo) y que se hizo inmensamente famosa, en la que aparece Bernhardt Holtermann fotografiado junto la pepita de oro gigante. En realidad la imagen es un fotomontaje de tres imágenes distintas que el empresario minero mandó realizar en el estudio fotográfico de Beaufoy Merlin unos cuantos años después, juntando por un lado la foto original de la ‘Holtermann Nugget’, por otro la que el propio Holtermann se tomó el solo (su mano estaba apoyada sobre un soporte de hierro) y el fondo pertenecía a una tercera fotografía tomada en la terraza de su mansión y que mandó construir tras ganar una fortuna con el hallazgo de la piedra de oro.

Bernhardt Otto Holtermann y Hugo Louis Beyers se hicieron inmensamente populares hasta tal punto que, pocos años después, se dedicaron a la política, llegando a alcanzar importantes cargos tanto en el parlamento local como concejalías e incluso la alcaldía (en el caso de Beyers).

Holtermann no pudo disfrutar durante demasiado tiempo de su fortuna, falleciendo en Sydney doce años y medio después del hallazgo, el mismo día que cumplía 47 años de edad (29 de abril de 1885) a causa de un cáncer de estómago.

La ‘Holtermann Nugget’ fue fundida y su oro vendido por una fortuna. Tan solo se conserva un pequeño pedazo que está expuesto en el ‘Hill End Museum’ de Australia.

Fuente de la imagen: Wikimedia commons