Cuando el inventor británico James Puckle quiso publicitar una innovadora arma de fuego que había creado en 1717 (la cual patentó
el 15 de mayo del año siguiente) utilizó un eslogan que creía que sería
efectivo para convencer a los miembros del ejército de su país en su uso.
El lema comercial de dicha ametralladora indicaba que se podía utilizar dos tipos de proyectiles:
unos con las cabeza redondeada y otros cuadrados y, por tanto, más dolorosos a
la hora de impactar en un cuerpo.
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La razonable explicación que Puckle daba era que las
primeras balas estaban destinadas a algún contrario que profesase el catolicismo
(cabe recordar que la mayoría británica era protestante) y las balas más
mortíferas (cuadradas) estaban pensadas para ser disparadas contra enemigos del
Imperio Otomano y, por tanto, infieles musulmanes.
Una de las ventajas que presentaba la ametralladora de James
Puckle era que podía llegar a disparar hasta nueve proyectiles en un solo
minuto, algo que era un ahorro de tiempo extraordinario, si se tiene en cuenta
que el modo de cargar y disparar las armas convencionales de la época hacían
que en ese tiempo (en el mejor de los casos y con mucha pericia) se pudiera detonar
como máximo cinco balazos seguidos.
Otro de los lemas usados por el inventor fue: ‘Dispara
tan rápido, tan abundantemente y puede cargarse con tal rapidez que hace casi
imposible tomar una barca al abordaje’.
A pesar de toda la publicidad que le hizo Jame Puckle no
conseguía convencer a nadie de que su invento era el arma del futuro.
Posiblemente debido al peso que tenía, muy por encima de las armas portátiles
de la época y a su envergadura (con un cañón de 90 centímetros de largo sobre
un trípode).
Desafortunadamente para Puckle su ametralladora no tuvo el
interés que él pretendía, encontrándose con diversas críticas señalando la
violencia que generaría dicha arma al poder disparar tantas balas a la vez,
motivo por el que el inventor decidió añadir otro lema más, esta vez en el
documento que presentó en la oficina de patentes: ‘Defendiendo al Rey Jorge, sus
tierras y leyes es defenderse a uno mismo y a la causa protestante’.
Con ello quería presentar
la ametralladora como un arma para defenderse y no para crear violencia.
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Finalmente consiguió convencer a un reducido grupo de
inversionistas que pusieron un pequeño capital para crear una empresa y
fabricar el arma. Incluso el propio Puckle realizó una exhibición en público en
la que disparó a lo largo de 7 minutos un total de 63 balas (algo inaudito para
la época).
La prensa le hizo buena publicidad de este acontecimiento
pero no consiguió que el proyecto saliese a flote y la empresa que había
constituido acabó quebrando en 1722.
Desde la fila de los discrepantes con su invento hubo quien
aprovechó la quiebra del negocio para publicar en la prensa una nota en la que
decía lo siguiente: ‘No teman, amigos, esta nefasta arma solamente hiere a quienes han
invertido en ella’.
Que se tenga constancia, actualmente tan solo hay tres de
las ametralladoras que fabricó y logró vender James Puckle, las cuales se
encuentran exhibidas en diferentes museos.
Fuentes de consulta e imágenes: guns.wikia / quhist / historic-uk
/ Wikimedia
commons / h2g2
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