Juan de la Granja, el influyente español que introdujo el telégrafo en México

El personaje que traigo en esta ocasión a ¡QUÉ HISTORIA!, a pesar de nacer en España y no haber viajado hasta el continente americano hasta haber cumplido los 29 años, se convirtió en una de las personalidades más importantes e influyentes que hubo en México durante las décadas de los años 30 y 40 del siglo XIX.

Entre las muchísimas empresas que llevó a cabo, el español Juan de la Granja será reconocido por ser el impulsor e introductor del telégrafo magnético en México, algo que revolucionó el país y lo metió de lleno en la nueva era de las comunicaciones.

Nació en 1785 en el seno de una acomodada familia de la villa vizcaína de Balmaseda y, tras una selecta formación académica, decidió viajar hasta México en 1814 con la intención de emprender y poner en marcha nuevos y fructíferos negocios.

Su excelente don de gentes le ayudó a la hora de relacionarse rápidamente con influyentes personas que le facilitaron las cosas en el momento de instalarse cómodamente en su nueva nación de acogida. Pero la desestabilidad política del país a causa de la Guerra de Independencia que tenía lugar desde 1810 propició que no terminasen de salir a flote los negocios puestos en marcha por de la Granja, decidiendo viajar hasta Nueva York para instalarse allí hasta la finalización del conflicto que tenía dividido a México.

Y es en la Gran Manzana donde se da cuenta de la hostilidad que existe por parte de los norteamericanos hacia el colectivo hispano, por lo que, a mediados de la década de los años 20, pone en marcha el primer periódico escrito íntegramente en español y que se publicó en Estados Unidos: «El Correo de ambos Mundos», también llamado ‘El Noticioso de Ambos Mundos’.

Rápidamente, y gracias a sus mordaces artículos y editoriales, se ganó una enorme reputación dentro de la sociedad hispanoparlante, siendo nombrado Vicecónsul de México en Nueva York y posteriormente Cónsul en Washington.

Su importante influencia en las esferas más destacadas de la sociedad hispana en Norteamérica le abrió multitud de puertas, recibiendo un gran número de propuestas de negocios en los que participar. Pero uno de los proyectos que más le tentó es introducirse en política, viajando hasta el Estado de Jalisco y siendo elegido diputado por esta circunscripción, tras adquirir la nacionalidad mexicana.

Comenzó a abrir pequeños negocios de librerías e imprentas, para los que consiguió que se le adjudicara la concesión en exclusiva para la explotación del telégrafo en cuya instalación de líneas impulsó e invirtió todo su capital.

La primera demostración pública del telégrafo realizada en la República de México fue llevada a cabo por el propio Juan de la Granja enviando un telegrama entre el Palacio Nacional y el Colegio de Minería el 13 de noviembre de 1850. Tras comprobarse su perfecto y efectivo funcionamiento, el presidente del país, José Joaquín de Herrera, dio luz verde para la implantación de este nuevo medio de comunicación, siendo Mariano Arista, sucesor de Herrera en el cargo presidencial, quien un año después impulsaría férreamente la instalación de líneas telegráficas por las principales poblaciones del país.

El 5 de noviembre de 1851 y tras haber finalizado el primer tramo de 180 kilómetros entre las poblaciones de México y Nopalucan, se realizó el envió oficial del primer telegrama. Juan de la Granja ocupaba el cargo de Gerente General de Telégrafos y su reputación en el país cada vez era mayor, siendo considerado como uno de los grandes impulsores hacia la modernidad que estaba teniendo México.

Pero ese gran y decisivo paso en el que tan involucrado estuvo de la Granja no pudo ser disfrutado durante demasiado tiempo por éste, falleciendo el 6 de marzo de 1853 aquejado de una pulmonía.

El nombre de Juan de la Granja se ganó un lugar destacado en la Historia de México. Tras su fallecimiento, la población de Nopalucan pasó a llamarse Nopalucan de la Granja, en honor a tan insigne hombre.

Fuentes de consulta: balmasedahistoria / telecomm / bibliotecavirtual