Hubo un tiempo en el que todo lo que rodeaba a los Papas estaba envuelto en guerras, traiciones, muertes y ambiciones. Una época en la que los papados eran relativamente cortos y difícilmente se podía encontrar a algún pontífice que superase los dos o tres años en el cargo.
Como bien es sabido, el de Papa es un cargo vitalicio y que se ha de ostentar hasta el día del fallecimiento del máximo representante de la iglesia católica. Pero en la Historia podemos encontrarnos momentos singulares protagonizados por algunos Papas que no siguieron la estela de sus antecesores, como es el caso de Celestino V que ocupó el trono de San Pedro tan solo durante un periodo de cinco meses y decidió renunciar al cargo para irse a vivir como ermitaño a una cueva.
Posteriormente, un cúmulo de traiciones y venganzas hicieron que acabase encerrado en una mazmorra y alrededor de su misteriosa muerte surgiesen infinidad de mitos y leyendas. Pero antes, dejadme que retroceda en los años y me sitúe en el inicio de esta fascinante historia.
Desde el fallecimiento de Nicolás IV, el 4 de abril de 1292, el puesto de Papa estuvo vacante y sin ser ocupado a lo largo de dos años, hasta el 5 de julio de 1294 en el que el cónclave papal finalmente eligió un sustituto por unanimidad.
Tras llegar a un acuerdo, la responsabilidad de ser el nuevo Papa y dirigir a la iglesia católica recayó en Pietro Angeleri, un religioso que no era cardenal sino un monje benedictino que vivía como ermitaño en una cueva.
El recién elegido pontífice tomó el nombre de Celestino V y, a pesar de la poca preparación para el cargo que tenía debido a sus años de confinamiento en la cueva, puso toda su voluntad para reconducir todo el desaguisado que se había producido en la institución religiosa durante los últimos años y más teniendo en cuenta los dos largos años que no hubo nadie ocupando ese cargo.
Pero tal y como encabezaba este post, ese era un tiempo de envidias, traiciones y oscuros pactos, que hacían de la curia eclesiástica y sus miembros más destacados todo un entramado de acuerdos políticos por posicionarse lo mejor posible.
Uno de esos personajes que supo jugar sus cartas y se colocó muy cerca del nuevo Papa fue el cardenal Benedicto Caetani, quien desde un principio intentó asesorar a Celestino V en su nuevo cometido. Pero en lugar de ayudarlo le minaba la moral diciéndole repetidamente lo inepto que era para su cargo y lo poco preparado que estaba para ejercerlo.
Celestino V fue viendo como, una tras otra, todas sus propuestas y voluntades de cambiar y mejorar el sistema eclesiástico no daban frutos y eran vetados, por lo que, aconsejado astutamente por Caetani, decidió presentar su renuncia el 13 de diciembre de 1294, tras cinco meses de pontificado, y volver a su antigua vida como ermitaño.
Tras su abdicación, Pietro Angeleri recomendó que su sustituto como Papa fuese el cardenal Benedicto Caetani, quien fue elegido en primera votación en el cónclave papal y nombrado nuevo pontífice el 24 de diciembre de 1294, adoptando el nombre de Bonifacio VIII.
Angeleri volvió a su cueva para vivir una nueva vida de recogimiento y espiritualidad. Pero sus planes se vieron truncados cuando el nuevo Papa ordenó su apresamiento y mandó encerrarlo en el Castello di Fumone, en el que permaneció hasta el día de su fallecimiento, el 19 de mayo de 1296.
Mucho se ha especulado sobre la verdadera causa de la muerte del que fuera conocido como el Papa ermitaño. La versión oficial dijo en su momento (y sigue manteniéndolo) que fue fruto de un accidente, cuando Pietro Angeleri estando en su celda se golpeó en la cabeza clavándose en el cráneo un clavo que allí sobresalía.
Otras versiones apuntan que su muerte fue provocada por miembros de la Orden de los Celestinos (creada por el propio Angeleri ) quienes lo mataron de ese modo para convertirlo en un mártir y así consagrar la orden y conseguir la canonización de Celestino V.
Pero queda una tercera hipótesis sobre cómo murió el Papa ermitaño y es la que indica que fue el propio Bonifacio VIII quien mandó asesinarlo.
Sea como fuere el verdadero motivo de la muerte de Pietro Angeleri , esta curiosa y sorprendente historia ha servido para conocer más de cerca cómo era y funcionaba la institución eclesiástica en el siglo XIII y saber quién fue el primer Papa que renunció a su cargo.