El primer hombre negro que fue declarado ‘esclavo de por vida’ en Norteamérica

Se data el inicio oficial del comercio de la esclavitud en América hacia la segunda mitad del
siglo XVII, aunque existen numerosas constancias de casos en los que varias
décadas antes ya habían sido llevadas docenas de personas desde Europa y África
para ser explotadas laboralmente.

Tenemos asumido el concepto de que la inmensa mayoría fueron
esclavos de por vida (hasta la proclamación
de la ley de emancipación de 1863
, promulgada por Abraham Lincoln), pero inicialmente existía otro
concepto que era conocido como ‘sirviente
por contrato’
(o ‘trabajador no
abonado’
) que consistía en trabajar para alguien sin percibir salario a
cambio de que éste pagaba el viaje hasta las colonias del Nuevo Mundo, el
hospedaje y la manutención durante un número acordado de años.

Transcurrido el tiempo establecido el sujeto quedaba
totalmente en libertad y listo para empezar una nueva vida en donde podría
comprarse un pequeño terreno, cultivar sus propias tierras y crear una nueva
familia.

La colonia británica
de Virginia
fue uno de los primeros lugares en recibir, en 1619, a personas
que provenían desde África o Europa (había quienes eran llevados
voluntariamente, pero otros muchos de forma obligada).

En uno de esos primeros viajes hasta Virginia, en 1621, llegó
un joven africano, de 21 años de edad, procedente de la colonia portuguesa de
Angola y al que cambiaron el nombre por el de Antonio. Allí trabajo a lo largo de
4 años en una plantación de tabaco, en la que conoció a una sirvienta llamada
Mary y con quien se casó.

Pasado aquel periodo de tiempo ejerciendo como trabajadores
no abonados, ambos recuperaron su libertad
(él adoptaría el nombre anglosajón ‘Anthony
Johnson’
) y recibieron por parte del gobierno colonial una parcela de
terreno que se haría próspera y que, en 1640, venderían para trasladarse al condado de Northampton (Este de
Virgina) adquiriendo una propiedad que los convertiría en los primeros terratenientes negros en la historia de Norteamérica.

Llegaron a tener a su servicio a cinco sirvientes que
trabajaron en su plantación bajo la condición de sirvientes por contrato, por
un tiempo limitado, siendo cuatro de aquellos hombres blancos y uno negro.

Este último se llamaba John
Casor
y fue adquirido a inicios de la década de 1640, llegando al trato de
que trabajaría para Anthony Johnson a lo largo de siete años. Pasado este
tiempo el terrateniente se negó a dar la
carta de libertad
a su sirviente, obligándole a seguir trabajando para él.

Fue pasando el tiempo, hasta que, en 1653, Casor decidió
amenazar a su amo con demandarlo si no lo dejaba libre, tal y como habían
acordado. Johnson, aconsejado por su familia, tomó la decisión de deshacerse
del conflictivo sirviente, cediéndolo a otro terrateniente, llamado Robert
Parker, para que trabajara para éste.

No se sabe realmente por qué, pero, un año después, Anthony
Johnson se arrepintió de aquella decisión que había tomado e intento recuperar
a John Casor como trabajador. Para ello interpuso una demanda en el tribunal
del condado de Northampton, dándole la justicia la razón al demandante, en
1655, y dictando que el sirviente debía volver a los servicios de Johnson, pero
no solo por un periodo específico de tiempo, sino para toda la vida, convirtiéndose así en el primer hombre negro que fue declarado ‘esclavo de por vida’ en
Norteamérica
(según indican la mayoría de fuentes oficiales).

John Casor pasó el resto de su vida al servicio de Johnson y
su familia, sin tener derecho a un sueldo ni cualquier tipo de beneficio.

Fue por aquella misma época (segunda mitad del siglo XVII)
cuando se aprobaron leyes en las que se dejó de utilizar a seres humanos como sirvientes
por contrato (durante un espacio de tiempo acordado) para ser explotados impunemente
como esclavos.

Fuentes de consulta: history101 / eji.org / the virginian-pilot / encyclopediavirginia / blackpast / internetarchivebookimages (Flickr)

 

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