Ravena es una
población situada en el noreste de Italia famosa por su valiosa colección de
monumentos bizantinos, su destacada importancia política en el medievo (formando
parte durante muchísimo tiempo de la Serenísima República de Venecia y de los
Estados Pontificios) y, además, de por ser el lugar donde reposan los restos del
célebre Dante Alighieri.
Pero el monumento funerario del poeta florentino, a pesar de
ser el más insigne de los personajes allí enterrados, no es el único ni el que
más visitas recibe. Durante cuatro siglos la capilla de San Liberio, situada en
la Basílica de San Francesco de Ravena,
acogió los restos mortales de Guidarello
Guidarelli, un famoso caballero medieval que ejerció como ‘condotiero’ (término
por el que eran conocidos los mercenarios en la Edad Media).
Guidarello Guidarelli luchó a las órdenes de los Estados
Pontificios (César Borgia lo tuvo a
su servicio a partir del año 1499) y de la República de Venecia. Pero no pasó a
la posteridad por alguna heroica y/o supuesta gesta en el campo de batalla sino
que fue protagonista, una vez ya muerto de una leyenda urbana que se hizo
inmensamente popular entre los habitantes de Ravena.
Falleció a principios del mes de marzo de 1501 y aunque las
causas no quedaron demasiado claras (algunos historiadores indican que fue a
causa de una disputa por una camisa bordada con hilo de oro que prestó y no se
le devolvió y hay quien señala que detrás de su muerte se encontraba el propio
César Borgia), Guidarelli había dejado donado una importante cantidad de dinero
(600 ducados que era toda una fortuna) para ser enterrado en la Basílica de San Francesco dentro de un
monumento funerario en la que habría una escultura (comúnmente conocida como ‘yacente’) que lo representaría portando
su armadura.
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Y fue precisamente la belleza de tal escultura que originó un curioso mito que, como si
fuese sacado de un cuento de hadas, decía que si una mujer besaba los labios
del monumento que representaba a Guidarello Guidarelli podría conseguir que el
héroe que allí reposaba reviviese.
Muchas eran las doncellas que a partir de mediados del siglo
XVI se personaban en la capilla de San
Liberio y besaban la escultura de aquel insigne caballero.
No se sabe cómo ni por qué, pero de la noche a la mañana
aquella leyenda urbana sobre la
supuesta resurrección de Guidarello Guidarelli cambió por completo y ese beso
dado por las doncellas ya no despertaría al caballero sino que haría que éste
concediera un milagro a todas aquellas muchachas que besaran los labios de la
escultura que consistía en que antes de que acabara el año conocerían a un
apuesto y maravilloso hombre con el que contraerían matrimonio.
Esto llevó a que todas las jóvenes en edad casadera
desfilaran ante el famoso monumento funerario y lo besasen deseosas de conocer
a su ‘Príncipe Azul’.
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Pero con el tiempo esta costumbre acabó convirtiéndose en
una superstición y dio un giro más a la historia y supuestos milagros que Guidarello
Guidarelli podía hacer. De repente ya no solo se concedía el deseo de las
casaderas, sino que aquellas mujeres que ya estaban casadas y, además, estaban
embarazadas, conseguirían dar a luz a un apuesto y valiente hijo (como lo fue
el caballero cuyos restos allí yacían).
La leyenda se hizo tan inmensamente popular que se calcula
que a lo largo de cuatro siglos fueron más de cinco millones de mujeres las que
por aquel lugar pasaron. Varios son las novelas cuyas historias se centran en
este singular hecho, así como las películas en las que se hace mención e
incluso que han sacado dicha tradición (una de ellas es la película de 1970,
protagonizada por la actriz estadounidense, afincada en Italia, Sydne Rome, titulada ‘La ragazza di latta’).
En el siglo XIX el monumento fúnebre de Guidarello
Guidarelli fue trasladado desde la Basílica de San Francesco hasta el Museo de Arte de Ravena y a pesar de
su nueva ubicación la peregrinación de mujeres continuó llevándose a cabo.
En 2004 se procedió a una restauración del monumento y, a
partir de aquel momento, la escultura quedó protegida por un cristal, el cual
evitaba que pudiese ser besado o tocado. A pesar de la protección más de una ha
sido la ocasión en que los servicios de seguridad del museo han tenido que
intervenir al pillar a alguna visitante intentando levantar el acristalamiento
con el fin de besarlo.
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Cabe destacar que hay expertos que señalan que el monumento
de Guidarello Guidarelli exhibido actualmente en el Museo de Arte de Ravena se
trataría de una réplica realizada en el siglo XVIII, no conociéndose el
paradero de la escultura original ni el motivo por el cual se dio el cambiazo.
Fuentes de las imágenes: Wikimedia
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