Un 13 de noviembre de 1992 se cometía en Madrid el asesinato
de la inmigrante dominicana Lucrecia
Pérez, uno de los crímenes que más conmovieron a la sociedad española de la
época y que incluso traspasó fronteras, haciéndose eco de la noticia los
principales medios de comunicación de medio planeta.
[Te puede interesar
leer: ¿Qué diferencia hay entre
cometer un asesinato y un homicidio?]
Aunque el flujo migratorio de personas que venían de otros
países se ha realizado continuamente a través de la Historia, hacia finales de
la década de 1980 los nuevos aires que se vivían en la joven democracia
española propiciaron que hubiese un considerable aumento de inmigrantes que
llegaban de otras partes del mundo y en especial del continente americano.
Eran tiempos en los que España se había convertido en un
referente mundial y el hecho de que en 1992 fuese a celebrarse los Juegos
Olímpicos de Barcelona, la Exposición universal de Sevilla o el V centenario
del Descubrimiento de América, transformaron el país de arriba abajo, creándose
(en los años previos) una gran cantidad de nuevos puestos de trabajo.
Muchos eran los inmigrantes que llegaban con la esperanza de
encontrar un empleo y tener una vida mejor, por lo que el censo de personas
foráneas aumentó considerablemente.
Paralelo a ello (y sin que tuviese ninguna relación directa)
también se produjo en el país un espectacular aumento de la delincuencia y el
tráfico de drogas (que era generalizado en todo el planeta tras la aparición de
las diferentes mafias y Carteles).
Ello llevó a que una parte de la sociedad culpase de ese deterioro
de la convivencia y armonía en España a los inmigrantes, desatándose algunos episodios
aislados en diferentes puntos del país de rechazo hacia parte de esos extranjeros.
[Te puede interesar
leer: El
acto que hizo cambiar las cosas en los derechos civiles de las personas negras]
Sobre todo, muchas de esas protestas provenían de grupos
organizados de extrema derecha desde
donde se lanzaban consignas xenófobas y de
odio racial.
Todo ello dio lugar a un peligroso y explosivo cóctel que
tuvo sus nefastas consecuencias hacia finales de 1992 y que acabó con la vida
de la inmigrante dominicana Lucrecia Pérez quien fue asesinada impunemente por
un joven guardia civil, de 25 años de edad, llamado Luis Merino Pérez, conocido por pertenecer a movimientos ultras,
a quien le acompañaron, aquella fatídica noche del viernes 13 de noviembre, de
tres menores de 16 años (Javier Quílez
Martínez, Felipe Carlos Martín Bravo y Víctor Flores Reviejo).
Desde hacía varios meses en
los barrios periféricos de Madrid se habían vivido diferentes conflictos
protagonizados por miembros del movimiento político de ultraderecha ‘Juntas Españolas’, quienes se manifestaban
y llenaban las calles de carteles y propaganda xenófoba en contra de los
inmigrantes con el lema ‘Los españoles
primero’.
Muchos fueron los altercados
en los que intervinieron, agrediendo a cualquier persona no española con la que
se cruzaban. La noche del 13 de noviembre se respiraba un ambiente de
crispación y los cuatro jóvenes ultras, en un ataque de orgullo patrio decidieron
presentarse en un local abandonado del barrio de Aravaca el cual había sido años atrás una discoteca muy de moda
(llamada ‘Four Roses’) que servía de
cobijo a una veintena de inmigrantes dominicanos.
La mayoría de ellos no
llevaba en España más de un mes, como era el caso de Lucrecia Pérez Matos, de
33 años de edad, quien había llegado al país el pasado 10 de octubre.
[Te puede interesar leer: ¿Qué diferencia hay entre los términos ‘migrante’, ‘inmigrante’ y ‘emigrante’?]
Aquella fatídica noche los
cuatro jóvenes, llenos de odio y rencor hacia los inmigrantes se presentaron en
el Four Roses, dieron una patada a una de las puertas de las diferentes
estancias que había y Luis Merino disparó cuatro tiros con su arma
reglamentaria. Un proyectil fue a parar a la pierna de uno de los presentes Augusto César Vargas, otro impactó
en la pared y los dos restantes en la joven Lucrecia Pérez, siendo uno mortal
al ir directamente a su corazón.
Este asesinato racista
conmovió al país y fue calificado como el
primero de carácter xenófobo que había tenido lugar en Madrid.
Dos semanas después los
asesinos de Lucrecia fueron detenidos y tras ser juzgados se les encontró
culpables de asesinato a penas de cárcel de 54 años para el autor material de los
disparos (Luis Merino) y 24 años de reclusión para los tres menores que lo
acompañaron (aunque estos tan solo cumplieron ocho años de pena, al salir en
libertad en enero de 2001).
Fuente de la imagen: Hemeroteca
La Vanguardia / Hemeroteca
ABC
[Te puede interesar leer: Cuando
un psiquiatra racista se inventó dos enfermedades mentales que solo afectaba a
los esclavos negros]