El efímero museo que trataba reunir en París las mejores copias y falsificaciones del mundo del arte

El mundo del arte
es muy subjetivo y el hecho de apreciar o valorar justamente el trabajo de un
artista para considerarlo una ‘obra de
arte’
o, por el contrario, no darle valor alguno, va en función de muchos
factores, siendo los críticos,
coleccionistas y amantes del arte quienes lo juzgan y dictaminan
.

Tampoco podemos obviar a aquellos artistas que, con gran
maestría, saben copiar y reproducir con una asombrosa exactitud cualquier
trabajo artístico, siendo millones las
falsificaciones y réplicas que existen
repartidas por todos los rincones.

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A lo largo y ancho del planeta hay cientos de miles de
pinturas y esculturas consideradas como únicas y que hoy en día podemos
disfrutar gracias a la facilidad que hay para desplazarse de un lugar a otro y,
sobre todo, a la universalización de internet, que nos permite compartir y
acceder a todo tipo de contenidos, pudiendo estar visitando virtualmente una
galería de arte que se encuentra al otro lado del mundo mientras estamos cómodamente
sentados en el salón de casa o trasladándonos en un transporte público.

Pero los avances que tenemos hoy en día no existían tiempo
atrás y si no era visitando personalmente el lugar en el que se encontraba una
obra (por ejemplo viajar explícitamente hasta el Vaticano para contemplar el
trabajo de Miguel Ángel Buonarroti en la Capilla Sixtina).

Y esto es lo que pensaron un grupo de franceses, durante el
siglo XIX, que eran grandes amantes del arte y quienes quisieron poner a
disposición de todos los parisinos la posibilidad de contemplar en un solo
lugar las copias y réplicas de las más grandes obras y los trabajos de los más
insignes artistas de todas las épocas.

Para ello se ideó la apertura del Musée des Copies (Museo de las Copias) en París, donde se
recopilaría las mejores réplicas de todo el planeta en un solo lugar.

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Uno de sus principales ideólogos fue el crítico de arte
Charles Blanc, quien ocupó el cargo
de Director de Bellas Artes en dos
periodos (entre 1848-1852 y 1870-1873). Fue en el primer tramo de sus funciones
al frente de la institución, recién instaurada la Segunda República Francesa, cuando propuso la creación del Musée des
Copies. Un proyecto que quedó inacabado debido a su destitución cuatro años
después tras la llegada del Segundo
Imperio francés
, pero en el que Blanc siguió trabajando y tratando de
reunir apoyos.

En 1870, tras proclamarse la Tercera República, Charles Blanc fue nombrado de nuevo Director
de Bellas Artes del gobierno francés y volvió a poner en marcha su vieja
aspiración tres décadas después. Contó con el inestimable y fundamental apoyo
del Presidente de la República, Adolphe Thiers,
y sobre todo de Jules Simon (el
recién nombrado Ministro de Educación, Culto y Bellas Artes) quien puso a
disposición de Blanc la financiación necesaria y el apoyo institucional del nuevo
gobierno de Francia.

Se eligió para la ubicación del Musée des Copies el Palais de l’Industrie et des Beaux-arts
(Palacio de la Industria y las Bellas Artes) en los Campos Elíseos, que había sido construido años atrás para albergar
la Exposición Universal de París de 1855.
En 1871 se puso todo en marcha para reunir en aquel lugar las mejores réplicas
de las mayores obras de arte de todos los tiempos y lugares y el ansiado Museo
de las Copias abrió sus puertas en abril de 1873, con una buena acogida por
parte del público, la crítica y la prensa (aunque hubieron algunas
discrepancias y quien no vio con buenos ojos la creación de dicho museo).

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Pero, a pesar del éxito obtenido tras su apertura (había más
opiniones a favor que voces críticas), el Musée des Copies tan solo tuvo una
efímera vida de ocho meses y en diciembre de aquel mismo año era decretada una
orden por la cual el museo debía cerrar.

Una de las voces críticas con la apertura del Musée des
Copies había sido la de Charles-Philippe
de Chennevières-Pointel
, quien casualmente fue nombrado, el 23 de diciembre
de 1873,  Director de Bellas Artes, en
sustitución de Charles Blanc, y la primera decisión que tomó tras tomar posesión
fue ordenar el cierre del museo antes de que finalizara aquel año. En menos de
una semana el Museo de las Copias
cerró sus puertas y las obras de arte allí contenidas fueron distribuidas para
adornar los diferentes despachos gubernamentales y edificios oficiales
parisinos.

Fuentes de
consulta e imágenes: journals.openedition / lejournaldesarts / education.persee / collections.bm-lyon.fr (pdf) / static.kunstelo.nl

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