El abogado que se metió a contrabandista tras ver cómo sus clientes ganaban millones muy fácilmente

Todas las convenciones internacionales, tratados sobre los
derechos fundamentales de las personas y leyes de la constitución de los países
de la mayor parte del planeta señalan el derecho a la defensa de cualquier
individuo ante la justicia. No importa si se es culpable de algún tipo de
delito o cuál ha sido el crimen cometido, pero la ley avala cualquier
imparcialidad y faculta a que esa persona tenga una defensa justa y digna. Por
tal motivo, y desde tiempo inmemoriales, existe la figura del abogado defensor,
un profesional que pone todos sus conocimientos de las leyes a disposición de
un cliente para garantizar a éste la más justa de las penas (en caso de ser
encontrado o declararse culpable) o la libre absolución (si se es inocente).

El problema surge cuando un profesional de la abogacía
utiliza todos sus conocimientos, y los que ha adquirido a través de la defensa
de ciertos delincuentes, para crear él mismo un entramado criminal y aprovecharse
de los resquicios que existen en algunas leyes como beneficio propio.

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hizo la trampa
]

Esto es lo que ocurrió con George Remus, un prolífico abogado que acabó convirtiéndose en uno
de los mayores y más perseguidos contrabandistas durante la década de 1920.

Remus siembre fue un tipo hábil y desde sus años de juventud
había demostrado tener una gran capacidad de aprendizaje. Esto lo llevó a estudiar dos carreras: Farmacia en la Universidad de Chicago, graduándose
en 1893 a los 19 años de edad, y Derecho,
en la Universidad de Illinois, consiguiendo
el título en 1904.

Tras graduarse como farmacéutico abrió su propia farmacia, a
los 21 años. y allí despachó medicamentos durante casi una década, hasta que le
picó el gusanillo del mundo judicial y compaginó su trabajo como farmacéutico
con los estudios de abogacía, llegando a especializarse
en  derecho penal
. Una vez obtenido
el título decidió dedicarse de lleno a defender
criminales de todo tipo.

Abrió un bufete en Cincinnati y en esta ciudad llegó a convertirse
en todo un referente del derecho criminal, lo que le aportó unos importantes
beneficios que lo convirtieron en uno de
los abogados mejor retribuidos de su época
(se calcula que por aquel
entonces ganaba alrededor de cinco mil dólares anuales, que al cambio actual superarían
los seiscientos mil).

Muchos de sus clientes eran personajes vinculados al hampa y, gracias a estos, fue aprendiendo
el modus operandi de las bandas mafiosas,
algo que le fue de gran ayuda en el momento en que se aprobó en Estados Unidos
la Ley Volstead de 1920.

El conocimiento que
tenía George Remus de las
leyes, así como de todos los subterfugios y trampas legales, hizo que decidiera
crear un macroimperio del crimen con
el que saltarse la famosa Ley Seca y
hacerse multimillonario.

El hecho de que se
hubiese prohibido en todo el territorio estadounidense la destilación, venta y
consumo de alcohol provocó que docenas de destilerías acabasen en la ruina,
algo que aprovechó Remus para comprar a bajo coste un gran número de estos
negocios, repartidos en diferentes Estados, además de todo el licor producido y
que no se podía comercializar.

Por otra parte y gracias
al conocimiento de las leyes, supo que bajo prescripción médica se podría
consumir alcohol (en algunos supuestos) y que éste solo se podía vender en
farmacias. El hecho de poseer una licencia como farmacéutico le facultó para
poder comprar varios locales y convertirlo en farmacias, donde se dispensaría
el licor terapéutico. Todo un negocio redondo que se ajustaría a los requisitos
de la Ley Volstead.

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]

Pero a todo ello le hizo
unas cuantas trampas legales, ya que él mismo creó una banda criminal que se
encargaba de robar parte del licor que se encontraba en sus farmacias (y que
era vendido en el mercado negro a salas de juego, clubes nocturnos y bares
clandestinos).

Así fue como se
convirtió en uno de los mayores contrabandistas de licor de los EEUU durante la
Ley Seca, llegando a ser apodado como ‘el
rey de los contrabandistas’
.

Las autoridades estadounidenses
que perseguían el crimen organizado no dejaron de acechar a George Remus,
quien siempre tenía algún artículo de la Constitución al que se acogía y no
había manera de darle caza. Se calcula que en tan solo cuatro años consiguió ganar más de 40 millones de dólares
con el contrabando
y la venta de licor a través de sus farmacias.

Cuando finalmente pudo ser acusado, detenido y juzgado por
contrabando, la fiscalía presentó más de tres mil cargos contra Remus, pero gracias a su habilidad como abogado
consiguió que tan solo le cayera una condena mínima de dos años de prisión
.

Dos años de reclusión en los que fue traicionado por su esposa y un compañero de celda, que se había
convertido en su amigo y confidente y que resultó ser en realidad un agente de
la ley infiltrado en la cárcel.

Debido a dicha traición George Remus estaba totalmente arruinado cuando salió de
prisión
en 1927 y su venganza fue terrible. Pero esa historia os la
explicaré próximamente en otro post.

Fuente de la imagen: gettyimages

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]