El mayor mito sobre el ‘Crac del 29’: en realidad los arruinados inversores de Wall Street no se suicidaban lazándose por las ventanas

El jueves 24 de
octubre de 1929
es recordado como una de las fechas más funestas de la Historia de los Estados Unidos, siendo
ese día el inicio de una de las mayores
crisis económicas
que ha vivido el país.

El ‘Crac del 29’,
nombre con el que pasó a ser conocido el mayor desplome bursátil de Wall Street (bolsa de Nueva York e índice económico
del país) dio paso a una década, conocida como ‘Gran Depresión’, en la que millones de familias de EEUU perdieron
todo su dinero, empleos y EEUU quedó sumida en la más profunda de las ruinas.

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Han pasado nueve décadas desde aquel fatídico ‘Jueves Negro’, el cual quedó en la
memoria colectiva de todos los estadounidenses y en sus libros como la peor
fecha de todas las crisis económicas por las que ha atravesado el país a lo
largo de su Historia.

Pero en realidad ese es una
visión algo desdibujada
y con numerosas
imprecisiones
debido a que el paso del tiempo se ha encargado de ir incorporando
dramatismo al relato de lo que realmente aconteció y a sus consecuencias.

Muchas de las cosas que actualmente se explican sobre el Crac
del 29 y sus posteriores días se han
exagerado, tergiversado e incluso inventado de los hechos reales
y hoy en
día numerosas son las personas que tienen una visión distorsionada de dichos
acontecimientos.

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Gran culpa de ello recae en la prensa amarilla, que se
encargó con sus titulares sensacionalistas en crear una alarma social entre la
población cuando todavía no se conocía cuáles serían las consecuencias del
desplome bursátil. Cabe destacar que el Jueves Negro tan solo había sido el
punto de partida en la caída del mercado de valores de Wall Street y que a éste
le siguieron otras fechas más funestas para la bolsa, como las del lunes y
martes siguiente, 28 y 29 de octubre, conocidos como ‘Lunes Negro’ y ‘Martes
Negro’
.

Pero tanto la literatura
como la cinematografía
también tuvieron una gran responsabilidad en crear
una visión distorsionada y trágica de los
acontecimientos
. Durante los años de la Gran Depresión se publicaron
numerosas novelas que explicaban dramas personales de empresarios y familias
que lo habían perdido absolutamente todo por culpa de la crisis y cómo se
derrumbaban sus vidas.

De ahí también surgieron innumerables guiones
cinematográficos que fueron llevados a la gran pantalla. Y es que acudir al
cine, durante los años de la Gran Depresión, se había convertido en una de las
cosas más asequibles y por menor coste que podía hacer cualquier
estadounidense. Por muy poco dinero una familia a completo accedía a una sala y
podían echar allí toda la tarde (era un tiempo en el que las sesiones eran continuas
y se proyectaban un par de películas seguidas).

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Muchas de las historias relacionadas con el Crac del 29, que
los espectadores veían en las pantallas o leían en los libros, estaban
exageradas al máximo o simplemente no habían sucedido (con intención de dar más
dramatismo a la trama). Y, por tal motivo, hoy en día cuando escuchamos hablar
o leemos sobre la caída bursátil de 1929 lo primero que suele acudir a nuestra
memoria es el hecho de que dicho desplome hizo que muchos inversionistas que lo habían perdido todo acabasen suicidándose,
lanzándose por la ventana de sus despachos o de alguno de los míticos puentes
de la ciudad de Nueva York.

Algunas publicaciones actuales hablan de docenas de
suicidios, durante los dos meses finales de 1929, pero es una información
falsa, tergiversada y magnificada de los auténticos hechos. En realidad la
icónica imagen de hombres de negocios arruinados tomando la decisión de poner
fin a sus vidas a consecuencia de la famosa crisis no es más que un mito debido
a que, según costa en las estadísticas
oficiales de muerte por suicidio, tan solo se contabilizaron diez casos en la
ciudad de Nueva York
entre el 29 de octubre y el 31 de diciembre de 1929.

Pero es que de esas diez trágicas muertes, tan solo cuatro suicidios estaban
relacionadas por el desplome de la bolsa
. De ellos dos fue lanzándose por
una ventana, uno de un tiro en la sien y el otro por inhalación de gas. A lo
largo de toda la Gran Depresión también se produjeron varios suicidios, por el
asunto económico, pero fueron mínimos y, estadísticamente, intrascendentes.

Es curioso comprobar cómo ninguno de los cuatro mencionados suicidios
fue mediante el lanzamiento de un puente y esa también sea una de las imágenes
más icónicas de aquellos días. Pero es que en realidad, en aquella época, la de
lanzarse desde un puente era la manera escogida por un mayor número de suicidas
(por otros motivos que no fuesen económicos) y de ahí que también quedara
asociado ese acto con la fatídica fecha.

Fuentes de consulta e imagen: microsiervos
/ soitu
/ col2 / forbes
/ ninian_reid
(Flickr)

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