El abogado que se autodefenestró accidentalmente desde la planta 24 por culpa de una fanfarronada
Se conoce como fanfarronería a una fingida muestra de valentía que puede llegar a hacer alguien como forma de alarde ante los demás. En ocasiones, el comportarse de tal manera puede tener unas consecuencias no deseadas, llegando a ser incluso trágicas.
Esto es lo que le sucedió al abogado canadiense Garry Hoy el 9 de julio de 1993, una fatídica fecha en la que perdió trágicamente la vida al precipitarse por una de las ventanas del prestigioso bufete en el que trabajaba y que estaba situado en la planta 24 de una de las torres del complejo de oficinas del Toronto-Dominion Centre.
Aquel día, como otros muchos en los años que llevaba trabajando para la firma Holden Day Wilson (una de las más importantes de Canadá en aquella época), a Garry Hoy le había tocado pasar parte de su jornada laboral con un grupo de pasantes a quienes instruía sobre el funcionamiento del bufete.
Trataba de hacerlo de una forma distendida, pero al mismo tiempo, al saber que estaba considerado por los socios de la firma como uno de los más brillantes y valiosos abogados que allí trabajaban, también lo hacía de una manera exhibicionista y, a menudo, fanfarrona.
Esto le había llevado a poner en práctica una técnica que dejaba boquiabiertos a los aspirantes a abogados, cuando en un momento dado e inesperadamente para todos, Garry, cogía carrerilla y chocaba su cuerpo contra el cristal de uno de los ventanales de la sala de juntas de Holden Day Wilson.
Las veces anteriores que lo había hecho, del impacto contra la ventana, había salido rebotado hacia el interior y con ello quería demostrar la solidez de aquel edificio, el cual comparaba con la firmeza del bufete.
Pero, aquel fatídico 9 de julio de 1993, algo salió mal y tras chocar fuertemente su cuerpo contra la ventana, el marco de ésta cedió, precipitándose hacia el exterior y cayendo desde una altura de 24 plantas.
El accidente causó una gran conmoción entre todos los trabajadores de la firma, hasta tal punto que en los siguientes meses una cuarta parte de los dos centenares de los empleados que allí estaban trabajaban se dieron de baja por depresión, ansiedad e incluso abandonaron el bufete.
La firma Holden Day Wilson, que era las más importantes de Canadá en el momento del trágico accidente, se vio envuelta en una muy mala publicidad de cara a sus clientes, dejando muchos de estos de contar con los servicios legales de la misma, hasta tal punto que tres años después acabó disolviéndose y cerrando.
Numerosas son las publicaciones y programas de revisión que han utilizado el caso del accidente de Garry Hoy como ejemplo de una de las muertes más absurdas que se conocen y siéndole concedido el Premio Darwin de 1993, el cual es un galardón que, de forma irónica, se concede de manera póstuma a aquellas personas que han perdido la vida tras sufrir algún accidente considerado como ‘estúpido’.
Fuente de la imagen: Wikimedia commons
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