Del efecto ‘Bandwagon’ al ‘Underdog’ o por qué el independentismo catalán ha ganado tantos seguidores

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A los expertos en información política, contertulios y politólogos
en general les encanta utilizar de vez en cuando algún tipo de terminología que
acaba popularizándose entre la población (¿quién no recuerda el famoso sorpasso que tanto se repitió durante
las elecciones generales de 2016?).

Últimamente, y a raíz del conflicto independentista en
Cataluña, dos son los términos que algunos contertulios y periodistas han utilizado
para referirse a la creciente tendencia de personas que apoyaban el
independentismo: el ‘efecto Bandwagon’
y el ‘efecto Underdog’.

El primer término, también conocido como ‘efecto de arrastre’, describe a toda
aquella marea de personas que a lo largo de los últimos años se han ido
contagiando de la euforia vencedora que desde los medios (a través de
estudiadas y bien financiadas campañas) y los entornos más próximos a éstas les
ha llegado respecto al progresivo aumento de partidarios del independentismo.
Es decir, cuanto más se repetía que la causa soberanista ganaba adeptos más
individuos se sumaban a ella arrastrados por dicho efecto, de ahí que también
se conozca como ‘efecto de subirse al carro
ganador’
.

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El término efecto Bandwagon fue acuñado a mediados del siglo
XIX en Estados Unidos, más concretamente durante las presidenciales de 1848 en
las que el candidato Zachary Taylor
(que ganó las elecciones) utilizó para su campaña electoral el coche de
caballos (carro) que su amigo Dan Rice
(el más famoso payaso de circo de la época) usaba en sus espectáculos y en el
que iba subida la banda de música (de ahí que se conociera a ese tipo de carro
como ‘bandwagon’).

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Desde el bandwagon, Zachary Taylor y Dan Rice invitaban a
los votantes a ‘subirse al carro de los
ganadores’
(de ahí el origen de la expresión), algo que muchos hacían
literalmente, acabando el recorrido lleno hasta los topes de personas que, entusiasmadas,
habían subido a él y, por tanto, cuanta más gente subía mayor era el número de la
que deseaba acceder a él, algo que finalmente se vio reflejado en número de
votos dando la victoria a Taylor (candidato semidesconocido) frente a su
oponente Lewis Cass (un político de
larga trayectoria).

A partir de entonces el término ‘efecto Bandwagon’ (o su
versión en castellano ‘efecto arrastre’, ‘efecto del carro ganador’) se ha
utilizado para hacer referencia a todo ese electorado que cambia su voto para
dárselo al candidato u opción más popular en aquellos momentos.

Y esto es lo que ha ocurrido precisamente durante la última
década en Cataluña. Gran parte de la ciudadanía ha visto cómo desde los medios
de comunicación se ha ido informando del cada vez mayor apoyo al
independentismo y las manifestaciones
multitudinarias que se realizaban cada 11 de septiembre
. El solo hecho de mostrar
que la causa soberanista triunfaba hacía ganar más seguidores que se sumaban a
la siguiente manifestación y se dejaban llevar por la tendencia ‘ganadora’. El
filósofo y escritor Javier Barraycoa
(uno de los impulsores de la asociación ‘Societat Civil Catalana’) utiliza la siguiente frase para referirse al efecto Bandwagon
y lo sucedido en Cataluña durante los últimos años: […] si dices que hay un 70% de
independentistas en Cataluña y lo vas machacando, al final habrá un 70% de independentistas
[…]

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Por otra parte, el ‘efecto
Underdog’
ha sido utilizado desde hace más de un siglo para referirse a
aquella opción política o candidato que, aparentemente, iba perdiendo y recibía
las críticas de los más poderosos y fuertes y, solo por ese hecho, empezaba a
ganarse la simpatía de los electores, quienes acababan votándolo convirtiéndose
en la sorpresa de los comicios. Dicho término surgió en la segunda mitad de
1800 durante las entonces famosas peleas de perros en las que un can que
supuestamente parecía que iba a perder y estaba en inferioridad de condiciones
que su rival acababa recibiendo más gritos de apoyo e incluso dinero en las
apuestas para que ganase.

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El término underdog
significa literalmente ‘el perro que
está debajo’
o ‘perro perdedor’ y
desde entonces se ha utilizado para referirse a la simpatía y apoyos que, en
algunas ocasiones, despiertan aquellos que se parten con desventaja, en
inferioridad de condiciones o que están siendo (aparentemente) maltratados injustamente.

Los últimos acontecimientos producidos por la
desproporcionada carga policial del 1 de octubre, fecha en la que los independentistas catalanes celebraron
el no autorizado referéndum de
autodeterminación
, provocó que un gran número de personas que en un principio no estaban de
acuerdo con las causa soberanista acabasen empatizando con estos tras lo ocurrido en la
mencionada fecha.

La campaña publicitaria que se realizó desde los sectores
independentistas en los que se mostraba a todo el planeta, a través de un vídeo
que se convirtió en viral
, cómo había actuado con contundencia la policía
el primero de octubre en Cataluña hizo ganarse la simpatía internacional (cabe
destacar que parte
de las imágenes y mensaje contenido estaba tergiversado y/o manipulado
para
conseguir tal efecto).

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Y el mismo ‘efecto Underdog’ parece estar pasando estos últimos días con la encarcelación de gran parte de los representantes políticos de la Generalitat responsables de la declaración unilateral de independencia de Cataluña (DUI) que tuvo lugar el pasado 27 de octubre y que provocó la puesta en marcha del artículo 155 de la Constitución Española con la que se intervenía las instituciones del gobierno autonómico por parte del Gobierno central de Mariano Rajoy.

Fuente de las imágenes: Wikimedia commons