Durante el último cuarto del siglo XIX muchos son los circos ambulantes que aparecieron en los
Estados Unidos. Compañías repletas de artistas, animales amaestrados y
personajes de lo más sorprendente que se dedicaban a llevar el entretenimiento y
la diversión a lo largo y ancho del país e incluso hacía otros lugares del
planeta.
Varios son los grandes circos que surgieron (algunos de
ellos acabaron funcionándose entre sí), entre los que destaca el célebre ‘Sparks World Famous Shows’ fundado por
John H. Wiseman en 1880 y que en un
par de décadas se convirtió en uno de los más importantes. Esa transformación
fue gracias a Charles, un joven huérfano que Wiseman adoptó y tomó el apellido
de la compañía ‘Sparks’.
En 1903 Charles
Sparks heredó el circo tras el fallecimiento de su padre adoptivo y tras
ponerse al frente de la gestión consiguió que el ‘Sparks World Famous Shows’ fuese
tan grande e importante en su época que, pocos años después, había pasado de
trasladarse la compañía en cinco vagones de tren a tener que llevar todo el equipo
circense (humano, animal y material) en quince (a inicios de 1920 llegó a superar
la veintena de vagones).
Una de las estrellas del emergente circo de Sparks fue una elefanta llamada Mary, que hacía
las delicias de grandes y pequeños gracias a su capacidad para lanzar pelotas
de béisbol e incluso para tocar algún instrumento musical.
Cuando los vagones de la compañía ‘Sparks World Famous Shows’
llegaban a una población, era habitual ver el desfile que se organizaba recorriendo sus principales calles con
todos los artistas y animales del circo, yendo en cabeza de la marcha la
elefanta Mary que asombraba a todos los presentes por su majestuosidad y enorme
tamaño (tenía una altura de 3 metros y 58 centímetros y llegó a pesar cerca de
cinco toneladas) y que se anunciaba en los carteles como ‘el animal vivo más grande de la Tierra’.
El 11 de septiembre
de 1916 la caravana circense llegó hasta la población de Kingsport (en el Estado de Tennessee) y
lo hizo sin uno de sus trabajadores, el cuidador y domador de la elefanta.
La casualidad hizo que hasta
las instalaciones se acercara un hombre llamado Walter Eldridge, quien dijo estar desempleado, buscando
algún trabajo, por lo que Charles
Sparks decidió contratarlo para que se ocupara del cuidado y vigilancia de la
elefanta durante los días en los que el circo iba a estar en aquel lugar.
La tarde del día siguiente, una vez montadas todas las
carpas y gradas, todo el elenco circense se dispuso a realizar el tradicional
desfile por las calles de Kingsport,
encargándole Sparks a su nuevo empleado que se hiciera él cargo de conducir a
la elefanta Mary sin prever las terribles consecuencias de aquella nefasta decisión.
Durante el trayecto y no se sabe realmente por qué sucedió,
el animal entró en furia contra su nuevo cuidador (todo apunta a que fue por
culpa de algunos maltratos físicos que Walter
Eldridge realizó con la elefanta), golpeándolo fuertemente y lanzándolo
por los aires varios metros, para finalmente aplastarle la cabeza con una de sus enormes y pesadas patas.
Un horrible y sangriento espectáculo
que provocó desmayos entre el público asistente al desfile, pero también la
indignación de muchos de ellos, clamando venganza e intentando un linchamiento del animal al grito de ‘¡matemos
al elefante!’. Un herrero local llamado Hench Cox llegó a coger su escopeta
y disparó en cinco ocasiones a la elefanta, sin lograr matarla.
El sheriff de Kingsport también intentó, inútilmente, acabar con la
vida de la elefanta disparándole con su revólver, ordenando arrestar al
animal que, debido a su gran tamaño, no podía ser introducida dentro de una celda,
por lo que acabó encadenada fuera de la comisaría, mientras centenares de
personas se agolpaban alrededor y seguían clamando venganza por Walter Eldridge.
Mientras se decidía qué se haría
con la elefanta, un grupo de ciudadanos, con el alcalde de Kingsport al frente,
se reunió con Charles Sparks aquella misma noche para indicarle que si no
se deshacía del animal boicotearían su espectáculo y evitarían que el circo
pudiese realizar las representaciones contratadas en aquella población y en
todas las del Estado de Tennesse. El empresario circense tuvo que tomar una amarga
y dolorosa decisión, dando su consentimiento para que al día siguiente la
elefanta Mary fuese ejecutada.
La mañana del 13 de septiembre en todas las portadas de los
periódicos locales aparecía la noticia del suceso con un gran titula ‘Murderous Mary’ (Mary la asesina) y
aquel mismo día el animal fue subido a uno de los vagones y trasladada en tren
hasta una cercana población en la que, tras colocarle una gruesa cadena
alrededor del cuello, fue levantada
varios metros del suelo por una grúa con el fin de que muriera ahorcada,
mientras una muchedumbre de dos mil quinientas personas (de las que un gran
número eran niños pequeños) observaban y jaleaba aquella ejecución.
Mucho se escribió sobre el caso, existiendo numerosa
información contradictoria sobre lo realmente acontecido aquella tarde del 12
de septiembre de 1916 y el verdadero motivo por el que la elefanta Mary atacó a
su nuevo cuidador. Algunas fuentes indican que éste se dedicó a maltratarla
continuamente durante el desfile, clavándole en la oreja del animal un afilado
gancho que llevaba. Otras crónicas dicen que la paquiderma se puso fuera de si
sin motivo alguno.
Aquel asunto dio una publicidad negativa a la ‘Sparks World
Famous Shows’, empezando ahí el declive de la compañía que acabaría siendo
vendida una década después (en 1928) a HB Gentry, quien resultaría ser en realidad un
representante de la ‘American Circus
Corporation’, que hasta aquellos momentos había sido la principal
competencia del circo de Charles Sparks y a quien éste se hubiese negado a
vender de conocer realmente quién estaba tras la adquisición.
Fuentes de
consulta e imagen: circusesandsideshows / circushistory / dailymail
/ themoonlitroad / blueridgecountry
/ Wikimedia
commons
Más historias que te pueden interesar: