El domingo 31 de mayo de 1885 la Real Academia Española se engalanó para celebrar la toma de posesión con
académico al célebre literato vallisoletano
Jose Zorrilla, quien ocuparía la silla
‘L’ que había dejado vacante tres años antes el político y poeta asturiano José Caveda y Nava, quien
la ocupó durante treinta años.
El 26 de octubre de 1882 la reunión extraordinaria de la RAE
había decidido nombrar a Zorrilla académico con el fin de que ocupase la silla
de Caveda y Nava (quien había fallecido el 11 de junio de aquel mismo año).
La decisión de los miembros de la Real Academia le fue
comunicada al escritor vallisoletano, con el fin de buscar una fecha idónea
para realizar el solemne acto de toma de
posesión, pero los meses iban pasando sin recibir contestación por parte de José Zorrilla y la inquietud de los
académicos les provocó cierta angustia,
debido a que se temían que la historia volvería a repetirse tres décadas
después con el mismo protagonista.
Y es que José Zorrilla ya había sido elegido como académico
de tal magna institución en el 14 de diciembre de 1848 con el fin de reemplazar
la silla ‘H’ que había dejado vacía
en octubre de aquel año el poeta sevillano Alberto Lista.
Pero en aquella ocasión Zorrilla se había negado a tomar
posesión como académico y su plaza en la silla H finalmente sería ocupada por
el literato nacido en México (pero de ascendencia española) Fermín de
la Puente y Apezechea, a partir del 1 de diciembre de 1850.
La negativa de José Zorrilla a ocupar la silla H se produjo
por un extraño ataque de orgullo y rencor, al no haber sido elegido como
académico en la reunión celebrada tan solo un mes antes (el 2 de noviembre de
1848) en la que se decidió que el escritor gaditano José
Joaquín de Mora sería quien reemplazaría al sacerdote y ensayista barcelonés
Jaime Balmes
en la vacante dejada en la silla ‘T’.
En aquella ocasión la veteranía de José Joaquín de Mora (65
años) se impuso, bajo el criterio del resto de académicos de la RAE, a la
juventud de Jose Zorrilla (31 años), a pesar que en aquellos momentos el vallisoletano
ya se estaba convirtiendo en uno de los literatos más importantes e influyentes
de su época (llevaba publicadas 17 obras de teatro, otros tantos libros de poesías
y leyendas, además de hacer cuatro años que había visto la luz su obra más
famosa ‘Don Juan Tenorio’).
Tras quedar vacante la silla de Jaime Balmes, Zorrilla era
el principal candidato para sustituirlo, pero en la reunión del 2 de noviembre
de 1848 finalmente hubo un mayor número de votos para la candidatura de José
Joaquín de Mora.
Esto causó una gran decepción en José Zorrilla quien dijo no
querer saber nada nunca más de la Real Academia y sus miembros. Algo que cumplió
cuando sí se le eligió académico seis semanas después (el 14 de diciembre) y
quedando la silla H vacante y debiendo convocar otra asamblea de la RAE en 1850
para entregar dicho asiento en la institución al mencionado Fermín de la Puente
y Apezechea.
Tuvieron que pasar casi cuatro décadas cuando el 26 de
octubre de 1882, los académicos decidieran elegir de nuevo a José Zorrilla (por
aquel entonces con 65 años de edad) para ocupar una de sus sillas.
En un principio, Zorrilla, fiel a su juramento de no querer
saber nada de dicha institución, declinó la invitación a tomar posesión como
académico y a lo largo de tres largos años, muchas fueron las reuniones y
peticiones que recibió para que aceptara y dejase de lado viejos y absurdos rencores.
Según relatan las crónicas, fue a principios de mayo de 1885
(tres años después de su segunda designación) cuando los escritores Pedro
Antonio de Alarcón y Gaspar Núñez de
Arce se reunieron con José Zorrilla en su casa de Valladolid y lograron
convencerlo para que aceptase el nombramiento.
El escritor vallisoletano finalmente aceptó acudir a la toma de posesión como académico de la silla
‘L’, que se celebraría el domingo 31 de mayo de 1885, pero puso sus
condiciones: lo haría pronunciando un discurso en verso (algo inusual hasta
entonces) el cual titularía ‘Autobiografía
y autorretrato poéticos’ (se
puede leer íntegramente online en la web de la REA o descargar en pdf).
Aquel fue un acto solemne, presidido por el rey Alfonso XII, junto a su esposa María Cristina de Habsburgo-Lorena
y madre Isabel II. También acudió la
plana mayor del gobierno (con el Presidente del Consejo de Ministros Antonio Cánovas del Castillo al frente),
además de la flor y nata de la aristocracia española y numerosos intelectuales
de la época.
El discurso de toma de posesión como académico de José
Zorrilla quedó para la posteridad como uno de los mejores y más ingeniosos. Con
él se guardaba en el cajón del olvido el desaire (y posterior enfado) del
célebre literato vallisoletano desde hacía 37 largos años.
Fuente de la imagen: Grabado
de ‘La Ilustración Española’ vía todocoleccion
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