Theodore Roosevelt
está considerado como uno de los mejores presidentes que ha tenido los Estados
Unidos y uno de los estadistas más relevantes del planeta. Inició su carrera
política en Nueva York, de donde era originario, donde destacó por su constante
lucha contra la corrupción política (sobre todo de la organización ‘Tammany Hall’) y fue clave, durante
sus años como secretario adjunto para la Armada tuvo un destacado papel y
protagonismo en la guerra
hispano-estadounidense, de 1898, en la que España perdería algunas de sus
más valiosas colonias (Cuba, Puerto Rico, Filipinas y Guam).
[Te puede interesar
leer el post relacionado: La
corrupta organización neoyorquina que ponía y quitaba políticos a su antojo]
Nombrado vicepresidente por William McKinley, en marzo de 1901, el asesinato de máximo
mandatario seis meses después hizo que Roosevelt presidiera el país durante dos
legislaturas y quedara como un referente en los libros de Historia. Fue tal su
popularidad que, tres años después de dejar la Casa Blanca, el Partido Progresista (que era una fracción del Partido Republicano creada
por él mismo) volvió a presentarlo para las primarias de las elecciones de 1912,
aunque no ganó ya que el Partido
Republicano también presentó candidato (William Howard Taft, en aquellos momentos presidente del país).
Durante la campaña, mientras Roosevelt ofrecía un discurso,
sufrió un atentado que no le costó la vida pero que le dejó la bala alojada en
el pecho para el resto de su vida.
[Te puede interesar
leer el post relacionado: El
discurso que Theodore Roosevelt dio con una bala en el pecho]
Pero al igual que Theodore Roosevelt tuvo un talante negociador
en muchísimos aspectos, también tuvo sus momentos de sombras en las que su
enorme patriotismo y sentido de Estado provocaron que no se comportase
limpiamente con sus rivales políticos.
A pesar de no acceder finalmente a la carrera presidencial
en las elecciones de 1913 (que de haberlo hecho y ganado hubiese sido su
tercera legislatura), se puso a disposición Woodrow Wilson, quien tomó posesión del cargo, como vigésimo octavo Presidente de los Estados Unidos, el 4
de marzo de 1914.
Cuatro meses después, exactamente el 28 de julio de aquel
mismo año, estalló en Europa la Primera
Guerra Mundial y el nuevo mandatario estadounidense optó por mantener al
país como neutral. Esto provocó que numerosos políticos comenzaran una feroz
campaña a favor de involucrar a EEUU en el conflicto bélico.
Uno de los más activos fue Theodore Roosevelt, quien de la
noche a la mañana retiró todo su apoyo incondicional a Woodrow Wilson y comenzó
a criticar duramente su legislatura. Incluso llegó a la difamación. Numerosos
fueron los encontronazos verbales entre ambos y esto provocó que, en 1917, tras
entrar finalmente los EEUU en la guerra, el presidente Wilson hiciera todo lo
posible para que Roosevelt no tuviese responsabilidad ni protagonismo alguno en
dicho conflicto. Por tal motivo, el expresidente, lleno de rencor hacia el
inquilino de la Casa Blanca publicó el libro ‘The
Foes of Our Own Household’ (Los enemigos de nuestro propio hogar) en el
que prácticamente tachaba al presidente de traidor y enemigo del país por
haberse demorado tanto tiempo (casi tres años) en decidirse a entrar en la IGM.
[Te puede interesar
leer el post: ¿De dónde proviene la
expresión ‘Calumnia, que algo queda’?]
Pero Wilson no fue el único a quien el expresidente decidió
hacer escarnio público de él. Robert La Follette, un político de
dilatada carrera (miembro de la Cámara de Representantes de Wisconsin,
gobernador y senador de ese mismo Estado, entre otros cargos) sufrió los
feroces ataques y difamaciones de Theodore Roosevelt (a pesar de que eran
compañeros en el Partido Progresista).
Los primeros encontronazos entre La Follette y Roosevelt surgieron
durante las primarias del partido al que ambos representaban y por el que se
presentaron para ser elegidos candidatos para las elecciones presidenciales de
1912. El expresidente creía que el aspirante debía retirarse de la misma y
apoyarlo a él, algo que no hizo y que provocó numerosos enfrentamientos
verbales.
Pero lo que puso la gota que colmó el vaso y provocó la ira
descontrolada de Roosevelt contra Robert La Follette fue cuando el senador por
Wisconsin se opuso públicamente a la entrada de Estados Unidos en la Primera
Guerra Mundial.
Entre las muchas lindezas que dijo sobre el senador fue que
era ‘una mofeta que debía ser ahorcada’.
[Te puede interesar
leer el post: La
periodista que fue contratada para propagar bulos y rumores durante la IIGM]
La Follette defendió con entereza su posicionamiento pacifista
para que Estados Unidos fuese neutral en el conflicto bélico y lo hizo frente
al Congreso durante el debate que se celebró a principios de abril de 1917 y en
el que se decidió, por votación, la entrada del país en la guerra.
A partir de aquel momento numerosos fueron los periódicos
estadounidenses que comenzaron a publicar artículos en los que se acusaba a La Follette de traidor y de
apoyar los intereses del Imperio Alemán. El apelativo ‘un-American’
(antiamericano) era el que más se repetía en los artículos que mencionaban al
senador.
Con el paso del tiempo, se
supo que la persona que organizó la campaña de desprestigio, acoso y, sobre
todo, lleno de desinformaciones y noticias tergiversadas e inventadas (lo que
hoy en día conocemos como ‘Fake News’)
contra Robert La Follette fue Theodore Roosevelt, que se encargó de
redactar él mismo muchas de las notas falsas.
Fuentes de las imágenes: picryl
/ defense.gov
[Te puede interesar
leer el post: Los
continuos y difamatorios ataques que sufrieron Lincoln y su esposa Mary Todd]