Cuando se puso de moda los concursos de discusiones mediante batallas de insultos verbales

Uno de los eventos que más público joven reúne es el
conocido como la ‘Batalla de los Gallos’
en el que los contendientes realizan unas competiciones
de rap
(llamadas ‘freestyle rap’)
utilizando todo su ingenio y talento y donde, a menudo, se utilizan insultos,
improperios y todo tipo de descalificaciones, usadas de un modo ingenioso.

Pero este tipo de competiciones, que aparentemente parecen
de reciente creación, llevan celebrándose desde hace muchos siglos, no mediante
el rap, pero sí enfrentándose dos o más adversarios
que discutían verbalmente
, diciéndose todo
tipo de improperios
y ganando aquel que había ser más ingenioso y obtenido
más aplausos, risas o apoyos del público presente.

En la Antigua Grecia comunes fueron los enfrentamientos entre filósofos de diferentes escuelas de pensamiento,
en los que dejaban salir una retahíla de ingeniosas ofensas con el fin de
desarmar intelectualmente al contrario y ganarse los favores de los presentes.

También se sabe que las culturas nórdicas disfrutaron con
este tipo de pasatiempo, quedando constancia en algunos escritos que relataban
los enfrentamientos verbales entre
diferentes clanes vikingos
.

Pero donde quizás obtuvo una mayor relevancia y llegó a
ponerse de moda esos concursos de discusiones, mediante batallas de insultos verbales, fue en Escocia durante los siglos XV
y XVI.

Alrededor de una mesa se reunían varios comensales que iban
discutiendo verbalmente entre ellos, de
manera ingeniosa y donde se intentaba humillar o degradar al contrincante
, normalmente
utilizando referencias de índole sexual
(que hablase de sus perversiones o gustos) o
que pudiese afectar a su masculinidad
.

Este tipo de concursos fueron denominados ‘flyting’ y ya aparece recogido en
algunas crónicas de la época que incluso señalan que los reyes Jacobo IV y Jacobo V de Escocia asistieron a algunos de esos
entretenidos enfrentamientos
. También consta que estos monarcas disfrutaban
viendo soltar ese tipo de improperios a los bufones de la Corte.

Eso sí, había una regla inviolable en las batallas de flyting:
estaba totalmente prohibido blasfemar y
soltar algún improperio que fuese injurioso con la religión o Dios. En caso de
decir alguna blasfemia el infractor sería castigado a pagar una multa
económica, pero si este se trataba de algún miembro de la nobleza o
aristocracia, dicho castigo lo recibiría su sirviente pero en forma de paliza.
Todo lo demás estaba permitido.

La moda se extendió por parte de las islas británicas y
varias fueron las regiones irlandesas y de Inglaterra donde también llegó a
realizarse con regularidad.

Curiosamente no había un premio económico o de valor para el
ganador del flyting, aunque le quedaba la satisfacción de haber vencido y, como
privilegio, se le permitía ser el primero en beber una jarra de cerveza (en
algunos lugares y otras épocas era sustituida la bebida por hidromiel), acto
seguido invitaba a hacerlo a su contrincante.

Fuente de la imagen: folklorethursday

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