Cuando el boom inmobiliario de la década de 1960 llenó España de pisos con ‘gotelé’
Se conoce como ‘gotelé’ a la técnica de pintado de paredes(sobre todo en el interior de los viviendas) que consiste en dar un aspecto que representa un relieve en forma de pequeñas gotas (de ahí el origen del término, que proviene del francés ‘gouttelette’, cuyo significado es ‘gotitas’). Otra forma de llamarlo es ‘estucado’, aunque el otro término se ha popularizado más.
Muchos son los pisos cuyas paredes presentan esta forma de pintura, pudiéndose determinar rápidamente que dicha vivienda tiene una antigüedad mínima de medio siglo; aunque cabe destacar que actualmente hay algunos pintores y decoradores que tratan de recuperar ese procedimiento del gotelé en domicilios de nueva construcción (gracias a la afición a todo lo vintage).
El hecho de que tantas viviendas tenas las paredes estucadas proviene del boom inmobiliario que surgió recién iniciada la década de 1960 (y que duró hasta finales de 1970), en las que se produjo una gran emigración de personas desde los entornos rurales hacia las ciudades y capitales.
En Barcelona y Madrid (y las poblaciones colindantes de su cinturón) empezó a levantarse numerosísimos edificios que debían albergar a todas aquellas familias que llegaban hasta allí en busca de un más próspero futuro.
La demanda de pisos provocó que los constructores de la época tuviesen que construir rápido y sin ser demasiado pulidos, por lo que las imperfecciones en las paredes eran numerosas y una de las formas de disimularlo era utilizar una técnica de pintura al temple que ocultase todos aquellos defectos.
Y el gotelé se convirtió en la perfecta solución a todas las deficiencias que presentaban los tabiques y paredes cuando estos tenían algún desnivel o no se habían levantado del todo recto.
La técnica de pintura al temple, además de ser visualmente estética y muy apreciada en la época por los esperanzados compradores de pisos, se convirtió en la gran solución de los constructores, quienes podían seguir levantando edificios de viviendas a un ritmo acelerado (y así ir cubriendo toda la demanda) y sin tener que andar en discusiones con quienes adquirían los pisos.
Así fue como una gran mayoría de edificios construidos entre principios de 1960 y hasta finales de 1970 presentan las paredes de sus pisos pintadas con el gotelé, haciéndose tan popular que los inquilinos de otros pisos que no habían sido pintados de ese modo solicitaban que les estucasen la vivienda, perdurando la moda hasta bien entrados en la década de 1980.
Pero uno de los inconvenientes del gotelé era que el quitarlo, reformar las imperfecciones que las paredes presentaban (tras esa capa de pintura) y que estas estuviesen pintadas (o empapeladas) de una forma tradicional y lisa, resultaba muy costoso por aquella época, por lo que no todo el mundo podía permitirse tal desembolso y, una vez ya pasada la moda del estucado, ese es uno de los motivos por el que hoy en día, medio siglo después, todavía nos encontramos con que la mayoría de aquellas viviendas continúan teniendo sus paredes estucadas.
Fuentes de las imágenes: Wikimedia commons / pxhere
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