Aokigahara, la verdadera y escalofriante historia de ‘El bosque de los suicidios’

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Muchos son los críticos cinematográficos que señalan que ‘El bosque de los suicidios’ va a ser una
de las películas de terror más escalofriantes de todas las que se estrenen
durante el 2016. Y es que ya solo pensar en su argumento hace estremecer: una
joven norteamericana (interpretada por Natalie Dormer, conocida por sus papeles en ‘Juego de Tronos’ y ‘Los Juegos del Hambre’) va
en busca de su hermana gemela que ha desaparecido misteriosamente en el bosque japonés de Aokigahara, el
lugar preferido de los nipones para ir a suicidarse. A partir de aquí sucede un
sinfín de cosas sobrenaturales.

Dejando de lado toda la ficción que se le ha añadido a esta
película, lo que muchas personas desconocen es que ese lugar existe realmente en
Japón. Esta es la curiosa y verdadera historia de ‘El bosque de los suicidios’…

El bosque
Aokigahara
 es un
paraje envuelto de leyendas y mitos ancestrales que se ha convertido, desde
hace varias décadas, en el lugar escogido por muchas personas para ir a
suicidarse, siendo este modo de morir  la causa principal de fallecimiento
entre los jóvenes japoneses de edades comprendidas entre los 16 y los 25 años.

La
cifra supera los tres mil casos anuales en ese segmento de edad que deciden
quitarse la vida en Japón y cerca de un centenar lo intenta (y
la mayoría lo consigue) en Aokigahara, que ha sido bautizado como ‘el
bosque de los suicidas’, convirtiéndose
en el segundo lugar del mundo con más suicidios, tras el puente del Golden Gate de San Francisco.

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En la actualidad varias
son las patrullas de vigilantes que transitan diariamente por los caminos del
bosque, a la búsqueda de posibles suicidas a los que convencer de que desistan
de su propósito.

Cada
pocos metros, aquel que decide adentrarse en Aokigahara se encuentra con
carteles que le recuerdan cosas como que la vida es un precioso regalo que les ha
dado sus padres y que deben pensar en sus hermanos, hijos y demás familiares
antes de tomar una trágica decisión.

El bosque
es un laberinto de caminos y frondosos árboles que convierten a los 35
kilómetros cuadrados de superficie en un lugar propicio para perderse y no
saber cómo encontrar el camino de vuelta, de ahí que muchos de
los suicidas indecisos vayan dejando múltiples
marcas o cintas atadas entre los árboles para poder salir de allí en caso de no
llevar a cabo su propósito.

Esa gran extensión y los
múltiples lugares donde esconderse hace que muchos de los cadáveres no sean
encontrados hasta pasados varios años desde que se suicidaron, quedando tan
solo los restos de unos cuantos huesos.

Según
escritos antiguos, el bosque Aokigahara ya fue marcado como maldito a
consecuencia de ser un lugar en el que, en tiempos de carestía, algunas
familias habían dejado allí abandonados a sus
ancianos  y a los más pequeños de la casa, al no poder
mantenerlos.

Esto
ha propiciado que la literatura haya utilizado aquel sitio para dotarlo de un
estatus de lugar siniestro, con multitud de historias que hablan de muertos y
espíritus errantes, lo cual le ha conferido aún más un toque de místico y de
romanticismo para ser escogido por muchos jóvenes para ser donde quitarse la
vida.

Pero
no solo entre la población más joven está el número de suicidas que cada año
decide ir hasta allí a quitarse la vida, ya que podemos encontrarnos con
personas de cualquier edad, sexo y condición social.

Los
métodos preferidos para suicidarse son los barbitúricos y el ahorcamiento,
 pudiendo ver esparcidos por el bosque un gran número de botes vacios de pastillas e infinidad de
cuerdas y sogas en forma de horca.

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Pero en el bosque también
hay un sinfín de objetos personales  de los que llegaron hasta allí y
decidieron acabar con sus vidas, siendo uno el más común entre todos y se trata
de un libro titulado ‘El completo manual del suicidio’,
una polémica guía escrita por Wataru Tsurumi y publicada en 1993, en la que el
autor señala al bosque Aokigahara como el
lugar idóneo para quitarse la vida.

En el
año 2009 el director Santiago Stelley dirigió un documental titulado “Aokigahara suicide forest” y en el que, junto a un ‘vigilante de
suicidas’ llamado Azusa Hayono, se adentra
en el bosque, mientras éste va relatando espeluznantes historias ocurridas en
aquel lugar.

El
documental, en japonés pero con subtítulos en castellano, podéis visionarlo en
el enlace al pie de este post, no sin antes advertir de que el
vídeo contiene un gran número de imágenes que pueden resultar verdaderamente
escalofriantes, pudiendo llegar a herir la sensibilidad: http://santiagostelley.com/vice/suicide-forest

Fuentes
de consulta e imágenes: The Japan Times  (1) / The Japan Times (2) / santiagostelley