El pastor evangelista de 85 años que ha resultado ser un exespía de la dictadura brasileña

Muy posiblemente, el trabajo de espía es uno de los que más alto riesgo tienen de todos los que existen. El hecho de tener que vivir peligrosamente una doble vida, realizar informes que después deben ser cifrados o infiltrarse entre los enemigos, debe ser todo un reto para aquellos que se  dedican a esta profesión.

Espías los hay de todos los tipos y a través de la literatura o la cinematografía hemos podido conocer un buen puñado. Pero no siempre esos agentes especiales a sueldo de un gobierno son tal y como nos relata la ficción, pudiéndonos encontrar que, a lo largo de la Historia, ha habido de todo tipo y clase.

Es habitual ver películas en las que el protagonista es un espía retirado, que vive en una lujosa mansión y que prácticamente es imposible que nadie sepa nada sobre la profesión que ejerció años atrás.

Recientemente, la prensa brasileña, a través del diario “Folha de S. Paulo” destapó el lugar en el que se encontraba retirado Conrado Alberto Avegno, un ex espía que ha estado las últimas décadas en paradero desconocido… o eso es lo que creían muchos de los que querían saber de él.

En realidad Avegno, que actualmente tiene 85 años de edad, no ha estado demasiado escondido, ya que se encontraba ejerciendo como pastor evangelista en una iglesia de Montevideo, capital de Uruguay.

Su etapa de mayor actividad fue entre finales de los años 60 y principios de los 80, años en los que estuvo al servicio de la dictadura brasileña que gobernó el país entre 1964 y 1985, tras un golpe de Estado. La misión encomendada era la de infiltrarse entre los grupos opositores en el exilio y pasar información de cada uno de los miembros y las diferentes organizaciones creadas por los partidarios de la vuelta de la democracia y las libertades en Brasil.

La base de operaciones la instaló en Montevideo, ciudad en la que había una importante colonia de exiliados que se habían organizado contra el gobierno golpista. Su modus operandi era el de infiltrarse en estos grupos como si fuera un miembro más, asistiendo a las reuniones y tomando partido en más de una revuelta, algo que despejaba cualquier duda y/o sospecha sobre su verdadera identidad.

Conrado Alberto Avegno utilizó a lo largo de sus años de servicio varios seudónimos, entre los que se encontraban  los de ‘Altair’, ‘Carlos Silveira’, ‘Johnson’, ‘Nario’ y ‘Zuleica’ y los años de mayor actividad como espía fueron entre 1974 y 1975. En total redactó 361 informes que delataban a todos aquellos miembros de comandos comunistas que se habían organizado para luchar contra el gobierno.

Hoy en día, varias décadas después de esa actividad secreta y con una nueva vida e identidad como pastor de la iglesia evangélica, reconoce que el único fin que lo motivaba a realizar dicho trabajo era el luchar contra la causa comunista.

Pero no solo trabajó para el gobierno de Brasil, sino que varias dictaduras que surgieron por aquellos años en Latinoamérica utilizaron sus servicios como espía para desenmascarar a los enemigos y grupos revolucionarios que se organizaban para combatir contra los regímenes dictatoriales de esos países.

Avegno, desde el Centro de Información Exterior, fue una de las piezas claves en la lucha contrarrevolucionaria que llevó a cabo Brasil en tierras uruguayas, centro neurálgico en el que se encontraba una de las más importantes colonias de exiliados y opositores.

Fue tal su infiltración en estos grupos que en dos ocasiones llegó a ser detenido por la policía (una en Uruguay y otra en Brasil) quedando en libertad tras conocerse su verdadera identidad y que se encontraba al servicio del gobierno.

Fuente: europapress / folha