La histórica visita de Neil Armstrong a la URSS en 1970

El 21 de julio de 1969, el astronauta estadounidense Neil Armstrong se convirtió en el primer ser humano que pisó la superficie de la Luna, como parte de la misión del Apolo 11. Aquella era una gesta no solo para la humanidad en general, sino también particularmente para los Estados Unidos, quienes conseguían de ese modo hacerse con ese logro y arrebatar a la Unión Soviética su posición predominante en la carrera espacial en la última década.

A principios de aquella misma década (12 de abril de 1961) los rusos habían pasado la mano por la cara de los norteamericanos al conseguir enviar a Yuri Gagarin y ser este el primer ser humano en viajar al espacio.

Pero a pesar de esa evidente rivalidad entre las agencias espaciales estadounidense y soviética hubo un gesto que calmó los ánimos y que se convirtió en un puente de entendimiento y colaboración entre ambas naciones y cuyo fruto sería la misión experimental conjunta Apolo-Soyuz, entre el 15 y el 24 de julio de 1975.

El gesto de buena voluntad que sirvió para rebajar la tensión fue una serie de pequeños grandes detalles entre ambos países. Por una parte la aceptación por parte de EEUU de la invitación realizada desde la organización internacional ‘Comisión de Investigaciones Espaciales’ (conocida como COSPAR) para asistir a las 13ª sesión del Comité Internacional de Investigación Espacial que este estamento celebraría en Leningrado (actual San Petersburgo) en mayo de 1970 y al que asistirían más de un millar de representantes de 30 países.

El hecho de aceptar enviar a Neil Armstrong como representante de su país a esta reunión que tendría lugar en la URSS, fue visto con agrado por los líderes de la URSS, quienes decidieron recibir al flamante astronauta estadounidense como la gran estrella que era, colmándolo con todas las atenciones.

Tras el regreso de los tripulantes del Apolo 11, el gobierno de los EEUU organizó una gira internacional que llevó a los astronautas a visitar una treintena de ciudades de 24 países de todo el planeta, no quedando fuera de la misma aquellas naciones pertenecientes al bloque soviético.

Además, se produjeron otros detalles de buena voluntad que ayudaron a mantener cierta relación de cordialidad en lo que respectaba a la carrera espacial. Entre otras cosas el interés del propio Neil Armstrong de ir a Novosibirsk (capital de Siberia) con el fin de visitar la casa en la que vivió el científico Yuri Kondratyuk(sus cálculos de la trayectoria óptima del vuelo a la Luna fueron utilizados por la NASA en el programa espacial Apolo).

También se había interesado por visitar museos y lugares importantes en la historia soviética durante su estancia en Leningrado.

La última etapa de la estancia de Armstrong en la URSS sería en la capital, donde se reuniría con Alexéi Kosygin, Presidente del Consejo de Ministros de la Unión Soviética, además de conocer personalmente y departir un emotivo momento con las viudas de los cosmonautas Yuri Gagarin y Vladimir M. Komarov.

Tampoco desaprovechó la ocasión de visitar la ‘Ciudad de las estrellas’, lugar de entrenamiento del programa espacial soviético, siendo su anfitriona, Valentina Tereshkova, la primera mujer en el espacio (el 16 de junio de 1963).

Como nota anecdótica, cabe destaca que en el vuelo que lo llevó desde Novosibirsk hasta Moscú, el avión fue pilotado durante una parte del trayecto por el propio Neil Armstrong y el cosmonauta soviético Gueorgui Beregovói.

La visita de Armstrong a Moscú fue muy fructífera y ayudó enormemente a crear un firme vínculo entre las agencias espaciales de EEUU y la URSS, y a pesar de tratarse de uno de los hombres que había arrebatado la gloria a los soviéticos, en cuanto a gestas espaciales, acabó siendo considerado como todo un ídolo en este país.

El astronauta estadounidense también aprovechó para visitar la Plaza Roja de Moscú, donde depositó flores en la tumba del soldado desconocido, además de hacerlo también en el lugar donde están depositadas las cenizas de Yuri Gagarin (este hecho y el reunirse con su viuda también se ganó el corazón de los rusos).

Una de las invitaciones que más ilusionó recibir al astronauta estadounidense fue la que le realizó el diseñador aeronáutico, Andréi Tupólev, quien lo llevó al hangar donde se estaba construyendo el último modelo del avión supersónico de pasajeros ‘Tu-144’, siendo Neil Armstrong la primera persona no soviética y que no estaba vinculada a este proyecto en verlo.

Durante la visita al hangar, Tupólev le obsequió con una maqueta del avión. Pero este no fue el único regalo que recibió Armstrong durante los días que estuvo en la Unión Soviética. Allá donde iba era agasajado con múltiples obsequios y souvenirs.

Pero él (y la delegación que le acompañaba) tampoco viajaron hasta la URSS con las manos vacías, entregando numerosos presentes a todas aquellas personas e instituciones con las que se reunió, siendo uno de los regalos que más emocionaron a los soviéticos el que le dio en persona al Presidente del Consejo de Ministros, Alexéi Kosygin, entregándole una capsula que contenía en su interior algunas muestras de suelo lunar y una pequeña bandera de la Unión Soviética que había viajado hasta la Luna, junto con más de un centenar de otros países, en la misión espacial del Apolo 11. Este fue uno de los gestos que más emocionó a las autoridades y al pueblo soviético en general, convirtiéndose Neil Armstrong en todo un referente para ellos.

Aquellos doce días de visita (del 24 de mayo al 5 de junio de 1970) de Neil Armstrong a la Unión Soviética están considerados como uno de los mayores logros diplomáticos entre la URSS y EEUU, en el que se relajó la tensión existente entre ambos países y que sirvió para poner la primera piedra en la colaboración conjunta en la misión experimental conjunta Apolo-Soyuz de 1975.

Fuentes de consulta: NASA/ rbth/ danielmarin/ apollo11space

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