La historia de la canción ganadora de Eurovisión sobre la deportación de tártaros de Crimea ordenada por Stalin

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El pasado sábado 14 de mayo se celebró en Estocolmo la gran
final del 61º
Festival de la canción de Eurovisión 2016
y en el que la cantante Jamala, representante de Ucrania, se
alzó con el triunfo gracias a la canción que interpretó titulada ‘1944’ y la cual era un homenaje a su
abuela quien le explicó de niña cómo alrededor de 200.000 personas de origen tártaro que vivían en Crimea fueron deportadas,
por orden de Iósif Stalin, a Asia Central
(la mayoría hacia la República Socialista Soviética de
Uzbekistán
).

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Evidentemente, la canción no hace ninguna referencia
específica a esa deportación ni nombra al dictador soviético que la ordenó, debido a que las normas de Eurovisión son muy específicas en
cuanto a tratar temas políticos en las composiciones que se presentan al
certamen. Pero Jamala (que además de interprete era la compositora) supo
transmitir a través de la letra los sentimientos de miedo y frustración que sintieron
aquellas personas que fueron expulsadas de sus hogares, tal y como se lo había
transmitido su abuela.

Ese exilio obligado de los tártaros de Crimea ha pasado a la Historia con el término ‘Sürgün’
y tuvo lugar debido a que el líder soviético estaba convencido que este pueblo
(que profesan la religión del islam) estaba colaborando con el Tercer Reich.

La deportación masiva llevada a cabo por cerca de 40.000 miembros
de la NKVD (Comisariado del
Pueblo para Asuntos Internos que una década después se reconvertiría en la KGB)
se inició el 18 de mayo de 1944 sin
ningún tipo de miramiento hacia las personas a las que obligaron a exiliarse de
sus hogares, teniéndolo que hacer de una manera infrahumana.

Miles fueron los tártaros que fallecieron (sobre todo niños
y ancianos) por malnutrición y un buen número de enfermedades que contrajeron
durante el traslado por la falta de salubridad.

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El traslado hacia Asia Central se realizaba en tren. En los vagones
viajaban hacinados, sin tener espacio y en el que enfermaron y murieron durante
el trayecto muchísimas personas. Pero esos cadáveres no eran sacados hasta
llegar a la siguiente estación, pudiendo estar descomponiéndose allí dentro
durante varios días y, por lo tanto, enfermando y falleciendo otros. Era un círculo
vicioso.

Los que lograron llegar y sobrevivir tuvieron que empezar de
nuevo en un lugar que les fue hostil, al estar estigmatizados debido a las
graves acusaciones que Stalin vertió sobre ellos y su posible colaboración con
la Alemania nazi.

A principios de 1990, tras la disolución
de la URSS
, aquellos que todavía vivían y sus descendientes comenzaron un
viaje de retorno hacia la península de Crimea para reencontrarse con sus
raíces.

Han tenido que pasar muchas décadas para que aquella
ignominiosa deportación fuese reconocida como un genocidio.

Desde 1993 cada 18 de mayo se conmemora el ‘Día por la Memoria de las Víctimas del
Genocidio tártaro de Crimea’
.

Fuente de las imágenes: skibbereeneagle

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