La hija bastarda que el rey Carlos I concibió con su abuelastra

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Posiblemente el título de este post resulte bastante
llamativo al incluir en la misma frase los términos ‘bastarda’ ‘rey’ y ‘abuelastra’ y es que el relato que os traigo
hoy al Cuaderno de Historias es uno
de esos hechos que eran frecuentes hace 500 años, momento en los que tuvieron
lugar.

De sobra conocida es la biografía de Fernando el Católico, quien contrajo matrimonio con Isabel de Castilla
en el 1469, siendo todavía heredero de la Corona de Aragón y con quien
permaneció casado hasta enviudar de ésta en el año 1504.

[Relacionado: Durante tres años, Isabel de Castilla y Fernando
de Aragón estuvieron casados ilegalmente
]

Debido a la frágil salud mental de la hija de ambos (Juana I de Castilla, que pasaría a la
Historia con el sobrenombre de Juana la Loca) quien accedió al trono tras
no haber un heredero más cualificado (debido al fallecimiento a los 19 años de
edad a causa de la tuberculosis), Fernando de
Aragón
decidió buscar una mujer joven con quien desposarse y tener un nuevo
descendiente que se convirtiera en el heredero natural de la Corona de Aragón.

Si lo lograba ésta volvería a estar separada de la Corona de Castilla, pero si moría sin
nueva descendencia ambos reinos seguirían unidos y pasarían a su nieto (el futuro
rey Carlos I) hijo de Juana y su
esposo Felipe el Hermoso, quien en
aquellos momentos tan solo tenía cuatro años.

El rey Fernando encontró la candidata ideal en la francesa Germana de Foix, hija de nobles y
sobrina de Luis XII de Francia
y a la que llevaba 36 años de diferencia. El compromiso matrimonial llevaba
consigo la cesión a la corona de Aragón de los
reinos de Nápoles y Jerusalén
(este último título todavía en posesión de la
Familia Real Española).

[Relacionado: ¿Sabías que Felipe VI, además de España, es
también rey de Jerusalén?
]

Un año después de enviudar se dispuso todo para que pudieran
contraer matrimonio (ella acababa de cumplir los 18 años de edad y él los 53). Cabe
destacar que se casaron por poderes en octubre 1505 y que hasta medio años más
tarde (marzo de 1506) no se formalizó el enlace y se juntaron los contrayentes.

A lo largo de los siguientes años Fernando intentó una y
otra vez dejar embarazada a Germana, lográndolo una vez y naciendo un varón (Juan) en mayo de 1509. Pero
lamentablemente murió a las pocas horas de nacer.

A causa de su avanzada edad cada vez le era más costoso
conseguir al rey Fernando una erección y obsesionado por conseguir de nuevo volver
a concebir un heredero, por lo que mandó que se le suministrara algún tipo de
afrodisiaco que levantara su ‘libido’,
hasta tal punto que la ingesta del mismo
acabó con la vida del monarca en 1516, a punto de cumplir los 64 años de edad.

[Relacionado: Fernando el Católico y su curiosa muerte por
sobredosis de afrodisíacos
]

Fernando el Católico había dejado escrita una carta de últimas
voluntades dirigida a su nieto Carlos (quien por aquel entonces tenía 16 años
de edad) en la que pedía encarecidamente que se ocupara de su viuda Germana, a
la que dejaría como herencia una generosa asignación económica.

Un año después, Germana de Foix (recién cumplidos los 29
años) viajó hasta Valladolid para residir en la Corte de Castilla. Y allí es donde el ya rey de España Carlos I
quedó fascinado por los encantos de su abuelastra, tan solo doce años mayor que
él.

Y tal y como Fernando de Aragón había pedido, en sus últimas
voluntades, el joven rey se deshizo en cuidados hacia la viuda de su abuelo,
hasta tal punto que mantuvieron un apasionado romance, consecuencia del cual
Germana quedo embarazada a finales de 1517.

Una hija que llevaría por nombre Isabel y a la que su padre
(Carlos I) no reconocería. Se la menciona en varios escritos de la época como ‘Infanta
Isabel de Castilla’
, pero tal título nunca llegó a ostentarlo, al
tratarse de una hija bastarda.

Según indican algunos historiadores, Isabel pasó gran parte
de su vida recluida en el convento
Agustino de Extramuros
en la abulense población de Madrigal de las Altas Torres, en el que por
aquella época solía llevarse a las hijas ilegítimas nacidas fuera del
matrimonio.

Allí
mismo permanecían dos hijas bastardas que Fernando el Católico tuvo fuera de su
matrimonio con Isabel: María, de su
relación con la noble vizcaína Toda de
Larrea
y María Esperanza, con la
noble portuguesa Juana Pereira.

Así fue como, el rey Carlo I
de España concibió una hija bastarda con su abuelastra Germana de Foix. Ésta, para
acallar rumores, se casó de nuevo en 1519 con Juan
de Brandeburgo-Ansbach
, hombre de confianza del monarca, yendo a vivir
el nuevo matrimonio a Valencia, donde serían nombrados Virreyes.

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Fuente de la imagen: Wikimedia commons