La curiosa y extraña leyenda urbana sobre el piano de gatos que tocaba melodías con los maullidos

Se conoce como leyenda
urbana
a aquel relato que, sin tener constancia de su veracidad, se explica
y comparte como si de algo real se tratara. Normalmente ese tipo de historias
destacan por su aspecto de narración que está en los límites de lo inverosímil y
es que, en la mayoría de ocasiones, suelen ser invenciones o cuentos que se han
compartido como si fuesen ciertos pero en realidad no existe ni una sola prueba
o fuente fiable que confirme que se trate de algo que ha ocurrido realmente.

No es algo nuevo y ya desde hace muchos siglos se han ido
compartiendo por vía oral (el típico boca a boca) y de una generación a otra,
pero desde hace unos años, debido a la irrupción de las redes sociales, su impacto se ha multiplicado, siendo raro el día
en el que un internauta no reciba un mensaje con alguna de esas historias (hoy
en día reconvertidas en ‘Fake News’).

image

[Te puede interesar
leer:
Cuando
en la IGM se utilizó la viralización de noticias falsas para desacreditar al
Imperio Alemán
]

Entre las cientos de miles de leyendas urbanas existentes
hoy os quiero hablar de una verdaderamente sorprendente y cuyas primeras
constancias de cuando comenzó a compartirse es de mediados del siglo XVII,
siendo numerosas las personas que, a lo largo de estos 400 años que han pasado,
escribieron sobre ello incluso en insignes obras literarias.

Esa historia versa alrededor de un curioso y extraño instrumento musical que era semejante a un órgano o piano que estaba compuesto por
varios gatos
allí atrapados y que proferían un maullido cada vez que se apretaba
una tecla, ya que estas aplastaban la cola de los felinos.

Parece ser que, según esos relatos, cada uno de ellos tenía un tono de maullido con una octava diferente
y cuando el pianista (u organista, ya que existen diferentes versiones sobre el
instrumento en cuestión) iba tocando las teclas se producía una melodía a base de los quejidos gatunos.

[Te puede interesar
leer:
Cuando
Charles Dickens hizo un abrecartas con su gato fallecido
]

Existen diversas hipótesis sobre el origen de esta historia y
varios dibujos que ilustraban publicaciones que hablaban sobre ello, una de las
más famosas el libro ‘Musiciana’
(sobre curiosidades bizarras del mundo de la música) escrito por el compositor
y musicólogo francés Jean-Baptiste
Weckerlin
en 1877.

En dicha publicación, Weckerlin relata un hecho acontecido
en el año 1549
y que tenía como protagonistas al rey Felipe II de España cuando
viajó hasta Bruselas para visitar a su padre, el emperador Carlos V, asistiendo
a un espectáculo de correcalles en el que se daban cita los más extraños artistas
y en el que había un ‘órgano de gatos’
(orgue à chats).

Otros autores también han descrito ese tipo de instrumento
musical y es habitual encontrar algunos escritos que lo nombran como ‘katzenklavier’ (piano de gatos en
germano). Y es que parece ser que la primera constancia que existe de ello data
del año 1650 por el religioso y erudito alemán Athanasius Kircher. A pesar de ello, no existe constancia alguna de
que hubiese existido en realidad y la mayoría de expertos e historiadores
señalan que se trata de una historia apócrifa que acabó convirtiéndose, con el
paso de los años (siglos) en una leyenda urbana.

A partir de lo descrito por Athanasius Kircher todos los
relatos posteriores sobre el supuesto piano
de gatos
no dejan de inflar la historia, cambiando las versiones
(dependiendo de la época y autor) y habiendo incluso quien se atrevía a
asegurar que había sido testigo de un concierto
de maullidos
.

Fuente de la imagen: Wikimedia
commons

[Te puede interesar
leer:
Gatito
Acústico, la fracasada operación que avergonzó a la CIA
]