Días atrás traía a ¡QUÉ HISTORIA! una de las historias más infames de las que me ha tocado escribir y en la que os explicaba el terrible caso que tuvo lugar durante tres décadas del pasado siglo, relatándoos la terrible experiencia que vivieron miles de niños huérfanos en la región del Quebec.
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De nuevo me toca hablaros de otro espeluznante momento histórico que tuvo lugar también en Canadá y cuyos protagonistas fueron miembros de la comunidad aborigen, siendo objeto de una serie de experimentos médicos cuya intención era averiguar el efecto que causaba la desnutrición y carencia de vitamina C en las personas.
Durante la década que abarcó los años 1942 y 1952, cerca de 1.300 indígenas de la tribu Micmac (en su mayoría niños y niñas) sirvieron como conejillos de indias en investigaciones científicas subvencionadas por el gobierno federal de Ottawa y la Cámara de los Comunes.
Un estudiante de historia nutricional canadiense, Ian Mosby, descubrió mientras investigaba para un posdoctorado de la Universidad de Guelph (Ontario), un estudio fechado en 1954 y firmado por los científicos G.F. Ogilvie y L.B. Pett , del Departamento Nacional de Salud y Bienestar el cual titularon “Un estudio a largo plazo de suplemento de Acido Ascórbico”.
Por un lado el experimento empezó en 1942 y se utilizó a 300 pobladores aborígenes que fueron seleccionados en Norway House Cree (Manitoba). El plan era determinar e investigar cuál era el resultado de la deficiencia de vitamina C a través de una desnutrición provocada y artificial. Los efectos secundarios que padecieron fueron múltiples, siendo los más evidentes en problemas odontológicos, en el que se cogieron infecciones bucales y pérdidas de piezas dentarias.
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Cinco años después (1947) se retomó la investigación, esta vez teniendo como objetivo a un millar de niños (también indígenas) que fueron seleccionados de entre media docena de escuelas internado de Shubenacadie (en la península de Nueva Escocia) donde residían y que habían sido creadas años atrás por la administración para así tener agrupada y controlada a la población aborigen de la región.
Estas pequeñas cobayas humanas sufrieron el despiadado comportamiento de los investigadores, quienes no dudados en saltarse las leyes federales sobre adulteración de los alimentos para desnutrir a propósito y de manera programada.
Lo curioso del caso es que durante unos cuantos años coincidió en el tiempo los experimentos llevados a cabo por científicos en los campos de concentración nazis de Europa con estas investigaciones en Canadá y los ojos críticos solo estaban puestos en las investigaciones llevadas a cabo por los alemanes, dejando impune las del otro lado del Océano Atlántico.
Fuente: Yahoo! Blog de noticias / aporrea