El objetor de conciencia que se convirtió en uno de los soldados estadounidenses más condecorados de la IGM

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Hasta la entrada de los Estados Unidos en la Primera Guerra Mundial, en abril de
1917, el conflicto bélico para la mayoría de estadounidenses no iba con ellos,
lo veían como algo lejano y ajeno y muchos eran los que lo llamaban ‘la Guerra Europea’.

Pero la declaración
de guerra del presidente Woodrow Wilson al Imperio Alemán
pilló por
sorpresa a muchos ciudadanos; sobre todo a aquellos Estados en el interior del
país, quienes estaban poco o nada informados de lo que acontecía en el viejo
continente y que las noticias sobre la Gran
Guerra
les llegaban a cuentagotas.

Para su participación en la guerra, EEUU tuvo que reclutar a
cientos de miles de jóvenes, nutriendo el ejército de una gran cantidad de
granjeros que hasta entonces habían vivido ajenos al conflicto.

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De entre esos miles de jóvenes granjeros que fueron obligatoriamente
incorporados a filias destaca la historia de Alvin Cullum York, quien, por motivos de profunda convicción
religiosa, se opuso a ser alistado pues se declaró abiertamente pacifista y
defendía la tesis de que en ningún pasaje de la biblia decía que los hombres debían
participar en guerra alguna.

Ayudado por el pastor de la congregación religiosa a la que pertenecía
(una escisión de la iglesia metodista, considerada como una ‘secta’) Alvin presentó una solicitud al
ejército norteamericano para ser declarado como ‘objetor de conciencia’ y poder librarse de ir al frente, aunque se
ofrecía voluntario para realizar otras tareas dentro del estamento militar que
no le obligase a tener que disparar y matar a otros hombres.

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La solicitud, así como todas las reclamaciones y alegaciones
que presentó, fue denegada (no se reconocía a la congregación religiosa a la
que pertenecía como una iglesia legalmente constituida) por lo que tuvo que
incorporarse a filas y fue destinado a un regimiento de infantería de Camp Gordon (en el Estado de Georgia),
donde realizaría junto al resto de jóvenes reclutados un periodo de practica y
adiestramiento antes de ser enviados al frente en Francia.

El hecho de que hubiese presentado varias reclamaciones para
ser declarado objetor de conciencia provocó que a su llegada a Camp Gordon sus
superiores pusieran un especial interés en él con el fin de observar que no se metiera
en líos con otros reclutas o no les llenase la cabeza a éstos con ideas
pacifistas.

Cabe destacar que a la fama de pacifista religioso de Alvin
York le precedía la de pendenciero y juerguista que había tenido durante muchos
años y en la que tenía trás de si una larga lista de pequeños delitos cometidos
en su población natal de Pall Mall
(Tennessee) años atrás, cuando se dedicaba a beber y armar camorra con su grupo
de amigos. En cierto momento decidió rectificar su comportamiento y acogerse a
la religiosidad que le ofreció la iglesia.

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En el campamento se esperaban encontrar con un pueblerino
analfabeto que no sabría disparar un rifle, pero en realidad Alvin era un experto tirador que
había ganado varios concursos de tiro gracias a su precisión en el momento de apuntar y disparar.

Cuando fue enviado a Francia junto al 328º regimiento de infantería
al que le habían asignado, Alvin York ya iba en calidad de cabo, debido a que
fue fundamental su colaboración a la hora de instruir en el manejo de las armas
al resto de sus compañeros.

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El 8 de octubre de 1918, ya en el frente francés, fue
asignado junto a trece soldados y tres suboficiales más a desplazarse por el norte
de la localidad francesa de Chatel-Chéhéry,
donde se vieron sorprendidos por una ráfaga de disparos provenientes de ametralladoras
alemanas y donde varios de sus compañeros fallecieron, quedando Alvin York como
el de mayor graduación en el grupo y teniendo que ser él quien tomase las decisiones
sobre cómo actuar ante tal situación.

A pesar de que no tenía apenas experiencia militar, le
sirvió de mucho sus conocimientos como cazador, sabiendo moverse por el terreno
sin ser visto ni escuchado por sus enemigos y avanzando él solo hasta el lugar
donde se encontraban las ametralladoras, donde eliminó a un gran número de soldados
alemanes y consiguió que el resto se rindieran.

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Así fue como Alvin York tomó como prisioneros a 132 alemanes
(cuatro de ellos oficiales) y junto a los siete compañeros que seguían con
vida fueron a entregarlos a una base norteamericana para que fueran encerrados
como prisioneros de guerra.

La gesta de York fue vista como una auténtica hazaña por sus
superiores, por lo que poco tardaron en concederle numerosas condecoraciones.

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La IGM terminó y York volvió a Tennessee, donde fue recibido
por sus vecinos como un auténtico héroe, pero no porque hubiese trascendido la
noticia de su heroica acción, sino por la cantidad de medallas que llevaba en
la pechera de su uniforme.

No fue hasta medio año después de su regreso a casa
cuando la prensa conoció el caso de Alvin York y comenzaron los homenajes a
nivel nacional, llevándolo a hacer una gira por varias ciudades y concediéndole
todavía más medallas (superó la cincuentena, convirtiéndose en uno de los
soldados más condecorados de la IGM).

Le propusieron infinidad de negocios en los que participar,
ser la imagen de multitud de productos y marcas e incluso tener su propio
espectáculo con el que recorrer todos los EEUU. Pero Alvin Cullum York tan solo deseaba vivir en su granja,
arar su tierra, contraer matrimonio con su novia y tener descendencia, en su
vida no había espacio para la fama.

Vivió tranquilamente en su granja junto a su familia
durante el resto de su vida; a excepción del periodo de la IIGM en el que EEUU
participó en la guerra y en el que se dedicó a dar conferencias para animar a
los jóvenes a alistarse (él por edad ya no podía ser reclutado).

Así fue como un joven granjero de profundas ideas religiosas
y pacifista convencido se convirtió en uno de los soldados estadounidenses más
condecorados de la Primera Guerra Mundial a pesar de haberse declarado objetor
de conciencia.

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Numerosísimos son los libros que se han escrito sobre su vida,
documentales e incluso una película
protagonizada por Gary Cooper rodada
en plena Segunda Guerra Mundial y que fue todo un éxito en su época (en dicha
cinta se tergiversaban en cierto modo los hechos y vida de Alvin). También son
incontables los edificios, calles, carreteras o escuelas que en EEUU llevan por
nombre Alvin York.

Muchos son los historiadores que aseguran que el acto
heroico protagonizado por York no fue realmente como se contó, trastocando la
realidad para convertirlo en héroe en un momento en el que el país estaba falto
de personajes célebres en los que fijarse y tomar como ejemplo (la típica
explicación propagandística de cómo un joven granjero analfabeto podía llegar a
lo más alto y convertirse en todo un héroe en el conocido como ‘país de las oportunidades’).

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