El accidente del misil nuclear que en 1980 estuvo a punto de borrar del mapa el Estado de Arkansas

Mucho se está hablando en los últimos días del lanzamiento el pasado 13 de abril sobre la población
Afgana de Achin, por parte de los Estados Unidos, del misil GBU-43
(conocido popularmente como ‘la madre de
todas las bombas’) y el poder de destrucción de la misma.

Pero desde que terminó el
periodo de Guerra Fría a inicios de la década de los ’90 y a excepción de momento
puntuales, como los conflictos existentes con Corea del Norte, en los últimos
años poco se hablaba del poder armamentístico y del peligro de lanzamiento de
bombas nucleares o de las posibles consecuencias en caso de que una explotase.

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Ello ha llevado a repasar
los numerosísimos conflictos diplomáticos y la tensión que existió durante casi
medio siglo entre las dos grandes potencias mundiales (EEUU y URSS) y de los
diferentes casos de ‘accidentes nucleares’ que hubieron y que, en su mayoría de
ocasiones, se ocultó a la población y opinión pública.

Uno de esos casos ocurrió hace
37 años y ha coincidido que recientemente se ha hablado de él a través del
documental titulado ‘Command and Control’,
emitido por la cadena estadounidense PBS (también
se encuentra para ser visionado online
) y en el que se explica el accidente
nuclear que tuvo lugar la noche del 18 al 19 de septiembre de 1980 en la
pequeña población de Damascus,
en el Estado norteamericano de Arkansas.

A media tarde del mencionado
día a uno de los operarios del silo misilístico, situado en las proximidades de
Damascus,  que se encontraba realizando
trabajos de mantenimiento en aquel lugar, donde estaba el misil
balístico Titan II
, se le cayó accidentalmente una llave de tubo (que
pesaba algo más de tres kilos) con tan mala fortuna que en la caída golpeó en
la base del proyectil provocando una perforación en el tanque de combustible,
lo cual provocó una importante fuga.

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El nerviosismo se apoderó de
los soldados encargados de custodiar el misil, quienes consultaron a sus
superiores sobre el protocolo a seguir. Pero lo curioso es que no recibieron instrucciones
válidas ya que no se había contemplado tal posibilidad.

Durante las siguientes horas
el combustible siguió saliendo del proyectil y todo hacía prever que en un
momento u otro el artefacto estallaría. El problema estaba en que si explotaba
podría provocar una detonación nuclear, debido a que la cabeza del misil
contaba con una ojiva de 9 megatones de potencia (en aquel momento el
Titan II era el misil balístico intercontinental más poderoso en el arsenal de
Estados Unidos
) y, por tanto, en caso de explotar borraría del mapa no
solo la población de Damascus sino todo el Estado de Arkansas.

La descoordinación hizo que
finalmente hubiera una explosión, pero por fortuna tan solo del combustible que
se había escapado del proyectil y que no afectó a la cabeza nuclear del misil.

Un hecho que de haberse
producido hubiese dejado a Estados Unidos sin el futuro 42º presidente del
país, Bill Clinton, quien desde hacía un año (1979) era el gobernador del
Estado de Arkansas y que aquel mismo día se encontraba en una convención del
Partido Demócrata que se celebraba en Little
Rock, una población a tan solo 80 kilómetros de Damascus.

Fuentes de consulta e imagen:
pbs
/ democracynow
/ elpais
/ Wikimedia
commons

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