Durante tres años, Isabel de Castilla y Fernando de Aragón estuvieron casados ilegalmente

Hoy en día puedes elegir unirte en matrimonio de varias
maneras: pasando por el altar (ceremonia religiosa), yendo a los juzgados,
ayuntamiento, en un barco o siendo casado por un funcionario habilitado para
tal fin. Cualquiera de estas formas puede expedir el consiguiente certificado
que indica que has sido desposado.

Pero tiempo atrás no era así y si no pasabas
obligatoriamente por el rito religioso correspondiente no podías contraer
matrimonio. Teniendo además todas las formalidades en regla: ser ambos de la
misma confesión y no tener ningún vínculo de consanguinidad. Pero ambas cosas
podían arreglase. La primera haciendo que uno de los contrayentes se hiciera
converso a la doctrina religiosa del otro y para la segunda opción tan solo se podía
hacer posible si se lograba una bula papal (documento firmado por el pontífice)
por el cual autorizaba a dos miembros de una misma familia a contraer matrimonio.

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Cuando en el año 1469 los jóvenes herederos a sus
respectivos tronos, la princesa Isabel
de Castilla
(de 18 años de edad) y su primo el príncipe Fernando de Aragón (de 17 años) quisieron contraer
matrimonio se encontraron con la oposición familiar, además de la rotunda negativa
del entonces papa Paulo II.

Y es que el pontífice ya había firmado unos años atrás otra
bula por la cual autorizaba a Isabel a casarse con otro de sus primos, el rey Alfonso V de
Portugal
. Un matrimonio que ya había arreglado su hermano por parte de
padre, Enrique
IV de Castilla
.

Pero Isabel no quería desposarse con el pretendiente
portugués e hizo lo indecible por unirse en matrimonio con el príncipe aragonés.
Para ello contaron con la inestimable colaboración de dos siniestros personajes
de la época. Por una parte el prelado Alfonso
Carrillo de Acuña
, quien llevaba varias décadas moviéndose en los ambientes
de la Corte Castellana y cuya influencia fue importantísima. La otra pieza
fundamental para hacer posible la unión entre Fernando e Isabel fue Rodrigo de
Borja
(el mismo que en 1492 sería elegido papa bajo el nombre de Alejandro VI y les otorgaría
el título, en 1496, de Reyes Católicos).

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La presencia de Rodrigo de Borja en Roma hizo que éste
pudiera falsificar una bula papal por la cual se autorizaba a Isabel a contraer
matrimonio con su primo Fernando. Eso sí, dicha falsificación no fue expedida con
la firma de Paulo II (papa vigente en aquel momento) sino con el sello papal de
su antecesor, Pio II
que había fallecido cinco años antes.

Acto seguido el documento viajó hasta la Península Ibérica y
a través de Alfonso Carrillo les fue entregada a Isabel y Fernando para que
contrajeran matrimonio en Valladolid el 18 de octubre de
1469 en una ceremonia secreta. Fue así como se forjó un engaño que hizo
unir a las dos coronas y dio el primer paso para convertir a España en un gran
imperio.

El 1 de diciembre de 1472, un año después de
fallecer el papa Paulo II, su sucesor Sixto IV accedió a firmar una
bula papal (esta vez verdadera) por la cual autorizaba la unión matrimonial entre
la princesa Isabel de Castilla y el príncipe Fernando de Aragón y, por tanto,
se convertía en legal tres años después de haberse casado. Este pontífice fue
el mismo que en 1478 dio el visto bueno (mediante otra bula) para la creación
del Tribunal de la Inquisición en Castilla.

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En 1474 Isabel y Fernando se habían
convertido en Reyes de Castilla, tras la muerte de Enrique IV y las consiguientes
disputas por el trono que los enzarzó en la Guerra de Sucesión Castellana hasta 1479, el mismo año que Fernando recibiría los reinos
de Aragón, Valencia, Mallorca, Cerdeña, Sicilia y los condados de Barcelona, el
Rosellón y Cerdaña.

Alfonso Carrillo de Acuña
acabó enemistándose con el matrimonio (por cuestiones de ambición política) y
se posicionó en el bando contrario durante la mencionada Guerra de Sucesión.

Por su parte, Rodrigo
de Borja (o Borgia como es frecuentemente nombrado) se mantuvo fiel a la
pareja (fue él mismo quien llevó en persona la bula papal de Sixto IV que
regularizó el matrimonio en 1472) y recibió numerosos favores para sí mismo y
su controvertida familia. El 19 de diciembre de 1496, cuatro años después de
ser nombrado papa, Alejandro VI extendió la bula conocida como ‘Si convenit’ y por la cual les otorgaba
a Isabel y Fernando el título de ‘Reyes
Católicos’
con el que pasaron a la Historia y son comúnmente conocidos.

Fuente de la imagen:  Wikimedia
commons

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