Cuando el virus de la viruela iba a ser el mejor aliado de los británicos durante el inicio de la Revolución americana

En 1776, un año después de iniciarse la Guerra de Independencia de los Estados
Unidos
, tuvo lugar una batalla en las inmediaciones de Quebec en la que el Ejército
Continental
comandando
por el general John Thomas,
tuvo que retirarse a causa de las numerosísimas bajas que hubo entre sus
soldados, debido a que alrededor de cinco mil de sus hombres (aproximadamente
la mitad de los que llevaba) enfermaron
o murieron por culpa de un brote de viruela
.

Poco después, John
Adams
(uno de los Padres Fundadores y segundo presidente de Estados Unidos entre
1797 y 1801) escribía sobre lo acontecido: ‘La
viruela es diez veces más terrible que los británicos, canadienses e indios
juntos. Esta fue la causa de nuestra retirada precipitada de Quebec’
.

Esta enfermedad vírica se convirtió en aquellos años en una de las principales causas de mortandad
entre la población
, debido a que en aquella época el británico Edward Jenner todavía se encontraba desarrollado la vacuna contra la viruela.

Esto provocó que muchas fuesen las ocasiones, durante la Revolución americana (1775-1783), en
las que el virus de la viruela
pegase de lleno entre los miembros del Ejército Continental, causándoles numerosas bajas.

Pero no afectó por igual a todas las unidades o frentes
abiertos, debido a que George Washington
(comandante en jefe del Ejército Continental) supo frenar a tiempo un brote epidémico de la enfermedad entre sus soldados,
organizando el confinamiento de un gran número de ellos con el propósito de que
estos estuviesen aislados del virus (o de quienes lo padecían).

Un cuarto de siglo antes (cuando contaba con 19 años de
edad) George Washington había enfermado de viruela, algo que lo convirtió en
inmune frente al virus para el resto de su vida (aunque le dejó numerosa marcas
en su rostro).

Esto provocó que tuviera ciertos conocimientos respecto a la
enfermedad y que decidiera aplicarlos entre los miembros de sus soldados,
siendo todo un acierto.

Los inicios de la revolución tuvieron lugar en Boston y hasta allí se había dirigido un
numeroso contingente de soldados británicos, a los que se les unió un ejército
de 30.000 mercenarios alemanes (conocidos como ‘Hessianos’), siendo muchos de ellos (tanto ingleses como germanos)
portadores del virus de la viruela, la cual ya habían pasado y con la que infectaron
a los bostonianos, escampándose la enfermedad por toda la ciudad y causando numerosas
bajas (entre la población civil y militar).

Cuando George Washington fue conocedor de ello, ordenó
aislar a todos aquellos soldados que la estaban pareciendo. También hizo lo
mismo con quienes todavía no se habían contagiado y decidió que estos fuesen
sometidos a una ‘variolización’.

Esta consistía en un proceso de inoculación de la viruela mediante una incisión que se hacía en la
piel y poniéndola en contacto con unas pocas esporas del virus, esto provocaba
que se enfermara muy levemente y quedase inmunizado para toda la vida.

Y es que, antes de la invención de la vacuna por parte de
Edward Jenner, la variolización había sido el método utilizado para hacerse
inmune frente a la enfermedad, pero no todos los estamentos y gobernantes de la
época estaban de acuerdo con llevar a cabo dicha práctica (evidentemente por la
falta de conocimientos científicos).

Hubo algunas controversias
y desencuentros
entre miembros del Congreso Continental (gobierno
provisional de los colonos rebeldes) y George Washington, debido a que no
vieron con buenos ojos que infectase a propósito a los soldados para hacerles
enfermar e inmunizarlos.

Pero el plan del comandante
en jefe del Ejército Continental funcionó a la perfección
y así como el virus
de la viruela podría haber sido el mejor aliado de los británicos durante el
inicio de la Revolución americana, tras inmunizar a gran parte de sus soldados
los miembros de las Trece Colonias que luchaban por la independencia lograron
que una epidemia de la enfermedad no hubiese jugado en contra de sus intereses.

Uno de los pocos que no hizo caso a George Washington y no
llevó a cabo los métodos profilácticos frente a la epidemia de viruela fue el general John Thomas (mencionado al inicio de
este post) quien sí vio como aquel virus hizo auténticos estragos durante la
campaña militar en Quebec, no solo entre sus hombres sino en él mismo, debido a
que también contrajo la enfermedad y falleció durante la retirada.

Fuentes de consulta e imagen: The Library of Congress / historyofvaccines
/ nationalgeographic
/ historytoday
/ founders.archives.gov
/ Wikimedia commons

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