El agente especial confederado que se convirtió en Presidente del Tribunal Supremo

Son muchas las ocasiones en las que, cuando uno lee una novela o visiona una película de ‘agentes especiales’, puede comprobar como la mayoría de los casos se centran en hechos acontecidos durante la Guerra Fría, la Segunda Guerra Mundial y, si nos alejamos un poco más en el tiempo, en la primera gran guerra del siglo XX.

Pero en realidad, esos personajes dotados de habilidades para infiltrarse en terreno enemigo y organizar estudiadas estrategias para ganar una batalla, son tan antiguos como el inicio de las diferentes civilizaciones. Todo aquel que tenía poder y emprendía una guerra mandaba a alguien a enterarse y sabotear los planes del enemigo.

Esta pequeña introducción viene a colación de la historia que os traemos en la entrada de hoy en el blog, la cual se centra en los años en que duró la Guerra Civil estadounidense (1861-1865) y relata unos hechos ocurridos hace un siglo y medio,  en el que se ideo toda una trama de sabotaje por parte del Ejército de los Estados Confederados , para así asestar un duro golpe a los de la Unión.

De todos es conocido el final de la historia, en la que finalmente se impuso el bando unionista a los sudistas, pero uno de sus personajes, lejos de ser apresado y castigado tras la guerra, fue valorado por su gran mérito en la misión que se le asignó (a pesar de pertenecer al bando contrario), ocupando un importante cargo en los recién formados nuevos Estado Unidos. El relato de lo acontecido se desarrolló del siguiente modo…

En 1863, cuando ya se llevaban dos años de intensas batallas y en el que las fuerzas por ambos bandos andaban bastante equilibradas, se pensó en un estudiado y elaborado plan que sería puesto en marcha por el Capitán Thomas Henry Hines, quien recibió el encargo de reunir a un nutrido grupo de simpatizantes confederados que se habían instalado en el noroeste del país, en la zona colindante con la frontera del Canadá.

Una de las primeras misiones encomendadas a Hines fue la de liderar la incursión en Indiana al frente de un grupo de hombres, quienes se hicieron pasar por una unidad del Ejército de la Unión en busca de presos confederados, una vez localizados los iban liberando y reclutando para sus servicios especiales. Para ello se contaba con un generoso presupuesto, el cual cubría todo los gastos de la puesta en marcha y ejecución y cualquier otra eventualidad que se presentase.

Otro de los planes consistía en instalarse y mezclarse con el resto de los habitantes de una población, una vez familiarizados entre éstos comenzaba una  hostil operación contra intereses unionistas, incitando a revelarse a los ciudadanos contra su propio gobierno.

Muchas personas residentes en los Estados del Norte eran fácilmente manipulables con el tema del abolicionismo, ya que aunque un gran número no era favorable a la esclavitud, sí que seguían pensando que las personas de raza negra eran inferiores. Manipulando con las palabras adecuadas se conseguía cambiar de bando y esta habilidad la poseía Thomas H. Hines, quien a pesar de su juventud (tenía 25 años de edad), era un perfecto estratega que demostró una gran capacidad para llevar a cabo con éxito algunos propósitos encargados por los mandos confederados.

Un cartel en Indiana el Hine’s Raid (emboscada de Hines) de 1963 (civilwartalk)Varias fueron las veces en las que los planes de Hines quedaron al descubierto e intentaron apresarlo, pero, nuevamente, su innata habilidad lo libró de ir al presidio en la mayoría de ocasiones. Unas entreteniendo a sus captores con divertidas anécdotas hasta despistarlos y huir o en otra ocasión pudo camuflarse dentro de un colchón. Cruzar el río Ohio a nado fue una gesta que tuvo que realizar para no ser apresado por miembros del ejército unionista.

Pero cabe destacar la vez que fue detenido y encerrado en la Penitenciaría de Ohio, fugándose de allí  inspirándose en el personaje de Jean Valjean, protagonista de la novela ‘Los miserables’ de Víctor Hugo, la cual había leído poco tiempo atrás y le sirvió para diseñar un plan para escaparse a través de un túnel subterráneo que realizó con la ayuda de seis compinches. Para más sorna, dejó una nota dirigida al director de la prisión, en la que explicaba pormenorizadamente cómo y cuándo se había producido la fuga.

A pesar de la viabilidad de la mayoría de planes y el potente grupo de voluntarios que había reclutado, no se pudieron llevar a cabo muchas de las acciones planeadas; entre ellas asaltar varios fuertes en los que se encontraban encerrados presos confederados para liberarlos y así unirlos a la causa saboteadora.

Thomas H. Hines estuvo al servicio del presidente de los Estados Confederados Jefferson …Trazó un plan que podría ser el golpe de efecto que ayudaría a provocar un estado de pánico entre los habitantes de muchas poblaciones de los Estados del Norte y éste era liberar a peligrosos presos y forajidos que camparían a sus anchas.

En un principio el presidente de los Estados Confederados Jefferson Davis apoyó la iniciativa de Thomas H. Hines, desechando posteriormente la idea ante el convencimiento de que el plan podría volverse en contra de los intereses sudistas.

En muchas ocasiones los objetivos trazados por Hines estuvieron a punto de llevar al traste los planes de sus enemigos del norte, pero  finalmente la fortuna se alió con el bando de la Unión.

Tras finalizar la guerra y el posterior magnicidio en el que perdió la vida Abraham Lincoln, Hine fue confundido con  John Wilkes Booth, asesino del presidente norteamericano y con el que tenía un gran parecido físico. Tuvo que huir a Canadá y tras aclarar el malentendido se instaló a vivir en el Condado de Warren (Kentucky), donde, tras sacarse la carrera de derecho, ejerció como Juez, llegando a ocupar el cargo de Presidente del Tribunal Supremo de Kentucky.

Fuentes: damninteresting / wikipedia