Una posible reina de la Edad de Piedra nuevo hallazgo arqueológico en las inmediaciones de Londres

Varias son las entradas que os hemos traído a ¡QUÉ HISTORIA! en las que os hemos relatado cómo se ha ido encontrando en los últimos años un gran número de hallazgos arqueológicos de gran valor, ya no solo por el contenido sino por la Historia que se encuentra tras cada uno ellos.

Inglaterra, y todos los aledaños de la ciudad de Londres, es un lugar muy propenso a encontrar cualquier tipo de restos cada vez que se levanta una piedra o se realiza alguna obra de remodelación subterránea.

Los restos del famoso rey Ricardo III del siglo XV, los de una princesa anglosajona del VII o las tumbas encontradas en el centro de Londres y que podrían pertenecer a las víctimas de la peste negra del siglo XIV, son unos pocos ejemplos de importantes hallazgos que os hemos ido explicando en este blog.

El nuevo descubrimiento realizado a tan solo 34 kilómetros de Londres, en las inmediaciones del castillo de Windsor (residencia de la familia real británica) y próximo al famoso y concurrido aeropuerto de Heathrow, se trata de los restos de mujer que, muy posiblemente, habría sido una reina o princesa que habitó en aquella región durante el periodo que va de la Edad de Piedra a la Edad de Bronce (hace unos 4.400 años aproximadamente).

Casualmente, muy cercano a la zona y con una datación de uno o dos siglos de diferencia (arriba o abajo) se encuentra Stonehenge, el monumento megalítico que se ha convertido en todo un icono de las construcciones primitivas de la época.

Los restos encontrados en Windsor pertenecen a una mujer, cuya edad en el momento de su fallecimiento rondaría entre los 35 y los 40 años, y estaba acompañada/adornada con una parafernalia funeraria compuesta por un buen número de elementos realizados en oro, los cuales habían sido colocados como complementos, lo que desvela que se trataba de alguien de alta alcurnia y/o perteneciente a la realeza.

Entre los complementos que la acompañaban, aparte de un collar y un brazalete con piezas de oro y ámbar, también se encontraba un llamativo recipiente realizado en cerámica y que se utilizaba para beber.

Un par de detalles llaman la atención sobre esta vasija, ya que por un lado estaba ubicada entre el pecho y la cadera (cuando la costumbre de la época era ponerla junto a los pies o los hombros). También es llamativo el hecho de haber sido colocarlo como adorno funerario de una mujer, debido a que las evidencias de otros hallazgos indicaban que era algo que solía ser enterrado únicamente junto al cuerpo sin vida de un varón.

Para determinar si los restos de un hallazgo pertenecían a un hombre o una mujer, los arqueólogos se basan en la orientación, ya que los varones eran enterrados con la cabeza ubicada en el Norte y orientada hacia el Este, mientras a las hembras se les colocaba hacia el Sur.

En las próximas semanas el equipo dirigido por el arqueólogo Gareth Chaffey, de la Wessex Archeaology, podrá determinar datos más concretos sobre este hallazgo.

Fuentes: Wessex Archeaology / Yahoo! News