Mabel Stark, la primera mujer que trabajó como domadora de tigres en un circo

Hasta hace un siglo, numerosas fueron las mujeres que habían
trabajado en el mundo del circo, realizando todo tipo de espectáculos, pero
hasta la llegada de Mabel Stark no
existe constancia de que ninguna se dedicara a la profesión de domadora de tigres u otros felinos
salvajes (sí consta algunas que lo hicieron con elefantes, caballos, monos o
perros).

Mabel Stark llegó al mundo del circo de un modo casual y sin
tener vinculación alguna con el mismo.

Cierto día de 1911, cuando tenía 23 años de edad, se
encontraba paseando por la inmediaciones de las instalaciones del ‘Al G. Barnes Circus’, en la población
californiana de Culver City, y un extraño rugido llamó su atención, colándose
por un hueco que había en una de las vallas y acercándose hasta la jaula de los
felinos, donde quedó fascinada ante una tigre de bengala llamada ‘King’.

En ese mismo instante decidió que no quería seguir
trabajando como enfermera y se presentó ante el propietario del circo a quien
le pidió un empleo para trabajar de lo que fuese.

Mabel, cuyo verdadero nombre era ‘Mary Ann Haynie’, había nacido, en diciembre de 1889, en una
granja de Princeton (Estado de Kentucky), siendo una adolescente quedó huérfana
de padres, yendo a vivir con una tía suya y poco después tomó la decisión de que
quería vivir otro tipo de vida que no fuese en el mundo rural, entrando a
trabajar como enfermera en un hospital de Louisville. Empleo que dejó poco
después para ir a probar suerte a California. Y fue allí cuando el circo de ‘Al
G. Barnes’ se cruzó en su vida y quedó fascinada por los tigres (más
concretamente por la tigresa ‘King’).

Inicialmente entró a trabajar en el circo como asistente de
otros artistas y poco después como amazona sobre un caballo en uno de los
números, todo ello mientras aprendía el
oficio de domadora de la mano de ‘Al Sands’
.

En 1916 debutaba como
domadora
y un lustro después ya era la estrella del circo, recibiendo admiración
por parte del público y prensa, quienes elogiaban su valentía y trabajo.

Eso sí, a lo largo de los más de 50 años que se dedicó a esa profesión, Mabel Stark recibió
numerosos ataques por parte de los felinos con los que trabajaba siendo más de un millar los puntos de sutura
que le habían llegado a hacer por gran parte de su cuerpo (cara, piernas, tórax,
espalda, cabeza, brazos…), llegando a estar a punto de perder alguna de sus
extremidades (e incluso la vida) en más de una ocasión.

A pesar de todos los percances con los animales, ella jamás
desistió lanzó la toalla y tras recuperare de cada uno de los ataques volvía a
reincorporarse rápidamente a las funciones circenses. Incluso llegó a compartir apartamento con un tigre,
con quien convivía y que sacaba a pasear por la playa
.

Su fama la llevó a cambiar varias veces de circo, trabajando
para los más importantes del planeta y haciendo larguísimas giras
internacionales. Célebres fueron algunos de sus números en los que llegó a
encerrarse en una jaula con hasta dieciséis
tigres
.

Aunque a lo largo de su vida muchos fueron los artículos y
entrevistas que le realizaron en prensa (periódicos, radio y televisión), nunca
obtuvo el mismo reconocimiento que sus compañeros de profesión masculinos.

A inicios de la década de 1960, con 70 años de edad, decidió
que ya había llegado la hora de retirarse del circo, pero no quería dejar de
estar vinculada al mundo de los animales (y más concretamente de los tigres),
por lo que decidió trabajar como asesora (y ayudando a amaestrar animales) en
el zoológico privado llamado ‘Jungleland’
en la población de Thousand Oaks (California), donde ya había actuado como
domadora a lo largo de dos décadas (1940-1950) cuando estaba en lo más alto de
su profesión.

Este inmenso parque temático llevaba abierto desde 1926 y
numerosas fueron las películas de Hollywood que se rodaron allí (entre ellas
algunos títulos de la saga de ‘Tarzán’),
pero para inicios de los años 60 ya había quedado algo obsoleto (sobre todo
porque se habían abierto en California otros más grandes e instalaciones más
modernas).

La crisis y poca afluencia de público hizo que el propietario
de Jungleland tuviese que vender el negocio a principios de 1968 y que el nuevo
dueño decidiera que no quería contar con el trabajo de la septuagenaria Mabel
Stark, rescindiéndole el contrato.

Esto provocó en ella una
profunda depresión
, que se vio acrecentada pocas semanas después de su
despido cuando se enteró que un tigre escapó del recinto y se abatió al animal de
un disparo (sin haber requerido de los servicios de ella que hubiese sido capaz
de retornar al felino al parque sin que nadie sufriera peligro alguno).

El 20 de abril de 1968, Mabel
Stark decidió poner fin a su vida
, tras ingerir un gran número de
somníferos y colocarse una bolsa de plástico en la cabeza. Un trágico y triste
final para una de las mujeres más importantes del mundo del circo y primera que
trabajó profesionalmente como domadora de tigres.

A pesar de la enorme fama que obtuvo a lo largo de su vida,
en el momento de morir la noticia no fue demasiado difundida en prensa, pasando
prácticamente desapercibida en la mayoría de periódicos y medios de
comunicación, entre ellos el ‘The New
York Times’
, el cual no se hizo eco en su día y que, para corregir su error,
medio siglo después (en enero de 2019) publicó el correspondiente obituario en
la sección ‘Overlooked’,
la cual está dedicada a publicar las necrológicas de personas (sobre todo
mujeres o de piel negra) que en su día pasaron por alto.

Fuentes de consulta e imágenes: nytimes
/ The Library of
Congress
/ infinitecat
/ cinemalibrestudio

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